TRATAMIENTO Y BIENESTAR CORPORAL Y EMOCIONAL
Aromaterapia
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La Aromaterapia se basa en el uso de aceites esenciales e hidrolatos para promover la salud personal. Las esencias concentradas se extraen de las plantas, generalmente mediante un proceso llamado de «destilación» en el que calientan los materiales vegetales con agua en un alambique, de modo que se liberen los aceites aromáticos de la planta, se vaporicen y se eleven con el vapor del agua calentada.
El vapor pasa a continuación por un tubo hasta un serpentín de condensación, donde se enfrían y recuperan su estado líquido. El aceite esencial, que es un líquido que se evapora con facilidad (volátil) y posee el olor característico de la planta, flota sobre el agua o, en algunos casos raros, se hunde por debajo de la misma. El agua resultante contiene partes de la planta solubles en agua y micromoléculas de aceite esencial, y se denomina hidrolato. Estos productos de destilación se consideran valiosas sustancias terapéuticas en Aromaterapia.
ARTE Y CIENCIA CURATIVAS
La Aromaterapia combina las ciencias de la química, la botánica y la fisiología en el arte de la mezcla de aceites esenciales, y se cree que activa el equilibrio y la armonía física, emocional y mental. Los efectos curativos de los componentes químicos orgánicos se logran por inhalación o por aplicación directa de aceites esenciales e hidrolatos. Las características centrales de la práctica de la Aromaterapia incluyen:
- La conexión entre la mente y el cuerpo (energía vital)
- Los poderosos efectos de los remedios botánicos sobre la salud humana.
Como parte de la naturaleza, los aceites esenciales son herramientas de un arte curativo y también componentes químicos de una ciencia curativa. Tanto si se aplican como si se inhalan, benefician a todo nuestro ser y promueven nuestra salud y bienestar.
HISTORIA DE LA AROMATERAPIA
El término Aromaterapia lo creó el químico francés René Maurice Gattefossé en Aromatherapie, obra publicada en 1937, aunque las propiedades aromáticas de las plantas ya se conocían y se utilizaban para la salud y el bienestar desde hacía varios siglos. Antes de que se perfeccionaran los métodos de destilación, ya se quemaban hierbas aromáticas como el incienso, se bebían como el té, te usaban externamente en ungüentos y pomadas, externamente en la medicina y para adorno personal.
Egipto cuenta con una historia particularmente rica en el uso de las plantas aromáticas, desde el atuendo cotidiano hasta el proceso de embalsamiento. Los egipcios emplearon habitualmente las resinas de plantas como incienso, mirra y gálbano. Aunque la destilación se inventó hacia el 3000 a.C., los productos más antiguos de este proceso no fueron los aceites esenciales.
Los ungüentos aromáticos se elaboraban empapando las plantas aromáticas en grasa animal lavada, hasta que esa grasa adquiría la fragancia de la planta.
Las plantas fragantes han constituido una parte importante de las historias medicinal y cultural de China, India, el Lejano Oriente, el Oriente Medio, América central y de los nativos americanos del norte. La medicina de griegos y romanos también incorporó el uso de hierbas aromáticas y ambas culturas practicaron el difundido uso de ungüentos perfumados basados en la fragancia de la planta. La ofrenda de incienso y mirra al recién nacido niño Jesús por parte de los Reyes Magos, indica el valor alcanzado por estas sustancias aromáticas en aquella época.
En el año 1000 a.C., un alquimista llamado Avicena mejoró mucho el arte de la destilación y su método se empleó en Europa hasta el invento del serpentín, a principios del siglo XV. Finalmente, hacia 1500, se inició el arte de la destilación de los aceites esenciales que a partir de esa época fueron muy utilizados en toda Europa para la elaboración de perfumes.
En 1576, el alquimista suizo Paracelso, escribió El gran libro de la cirugía, en el que sugirió que el principal papel de la alquimia consistía en desarrollar medicamentos, especialmente quinta essenta (los extractos curativos de las plantas) y firmó que los aceites esenciales formaban la parte más interesante de la planta. Los aceites esenciales se continuaron utilizando en medicina durante los siglos XVI y XVII, especialmente para el tratamiento de la peste bubónica. Muchas personas creían que llevar plantas y aceites esenciales desinfectaba el aire y los protegía contra la peste. No obstante, a finales del siglo XVIII, cuando los químicos comenzaron a aislar y sintetizar en el laboratorio los componentes de los aceites esenciales, disminuyó el uso de estos y de las hierbas.
ORÍGENES DE LA AROMATERAPIA MODERNA
Durante la primera guerra mundial, René Maurice Gattefossé experimentó con el uso de aceites esenciales para el tratamiento de heridas de guerra. En 1910 se había quemado las manos debido a una explosión ocurrida en su laboratorio y, después de rodar por la hierba para apagar las llamas, se le empezaron a formar llagas con gangrena gaseosa. Se aplicó a las quemaduras aceite esencial de espliego sin terpeno, y experimentó una brusca interrupción de la gasificación de los tejidos y una posterior curación rápida de las heridas.
A finales de la década de 1950, Marguerite Maury, esposa de un médico y homeópata francés, trabajaba con aceites esenciales para propósitos medicinales y cosméticos y la Aromaterapia se introdujo en el Reino Unido gracias a las prácticas de masoterapeutas y esteticiennes. Desde entonces se ha desarrollado el uso de los aceites esenciales en otros métodos curativos y la práctica de la Aromaterapia como un método de duración.
Como sucede con casi todas las ciencias, cuanto más se practica, tantos más descubrimientos se realizan y más preguntas se plantean. Recientes desarrollos en Aromaterapia, incluyen numerosas escuelas y cursos de certificación para aromaterapeutas, investigación en el uso de aceites esenciales para diversas enfermedades y la creación de una serie de organizaciones de Aromaterapia que desarrollan normas de educación, certificación y práctica para aromaterapeutas.
PROPIEDADES TERAPÉUTICAS
Alcoholes: como el linalol, son potentes bactericidas, antiinfecciosos, antivíricos, estimulantes, térmicos, buenos tónicos generales y descongestionantes circulatorios. También son componentes suaves, no irritantes.
Fenoles: tienen efectos enérgicos y son antisépticos y bactericidas. Se cree que estimulan los sistemas inmunológico y nervioso, y pueden ser irritantes cutáneos. Un ejemplo es el timol, que se encuentra en el aceite esencial de tomillo.
Aldehídos: como el citral, encontrado en el aceite esencial de limón, suelen ser irritantes cutáneos y se utilizan con discreción. Son antiinflamatorios, antiinfecciosos, tónicos, hipotensores, calmantes del sistema nervioso y reductores de la temperatura.
Cetonas: son bastante potentes y no se encuentran en la mayoría de los aceites esenciales. Los que contienen cetonas se utilizan ocasionalmente muy diluidos, y durante cortos periodos de tiempo por sus propiedades calmantes y sedantes, su capacidad para descomponer las grasas y mucosidades y para estimular la formación de tejido cicatricial. También pueden ser digestivas, analgésicas, estimulantes y expectorantes. El carvone, que se encuentra en el aceite esencial de alcaravea, es un ejemplo de cetona.
Ácidos orgánicos: se encuentran en los aceites esenciales, casi siempre combinados con ésteres, que son el producto de una reacción entre ácidos orgánicos y alcohol. Los ésteres, como el acetato de linalil, se conocen por sus efectos equilibradores y antiinflamatorios, y puesto que se encuentran en aceites esenciales suaves, se utilizan a menudo para el tratamiento de afecciones cutáneas. Son, a la vez, calmantes y vigorizantes y equilibran el sistema nervioso.
Otros componentes: entre ellos se incluyen los éteres, que son antidepresivos, antiespasmódicos y sedantes, y óxidos, que pueden ser mucolíticos pero que hay que usar con precaución porque son irritantes cutáneos. Las lactonas, como las coumarinas, que son sedantes, están presentes en los aceites esenciales que se obtienen por otros medios distintos de la destilación.
Nota: los componentes químicos de los aceites esenciales poseen una potente capacidad curativa, tanto si se inhalan directamente en el sistema límbico, como si se aplican terapéuticamente. Normalmente los aromaterapeutas poseen un documentado conocimiento de la composición química de los aceites esenciales y de sus efectos curativos o tóxicos.
EL TRABAJO DEL AROMATERAPEUTA
La sinergia es una mezcla de aceites esenciales en la que el todo es más grande que la suma de sus partes. Los aceites esenciales no son como recetas en las que una pastilla determinada se considera mejor para tratar una enfermedad concreta. El aromaterapeuta experimentado trabaja con el paciente para elegir un aceite individual o para desarrollar una mezcla de aceites adecuada para su perfil global. En este sentido, el aromaterapeuta es considerado un artista, así como también un científico. Los aceites esenciales elegidos funcionan bien juntos y se cree que tratan la afección al mismo tiempo que las causas que la provocan.
Al tratar el dolor muscular, por ejemplo, el aromaterapeuta puede crear una mezcla de aceites esenciales diseñada para aliviar la tensión del músculo, pero también puede actuar mental y emocionalmente sobre el paciente, para aliviar el estrés o la presión mental que fueron la causa de la tensión muscular.
El conocimiento, conciencia y habilidades de escucha exigidas para crear sinergias, son bastante complejas. La creación de mezclas en las que el equilibrio de los aceites esenciales que forman la sinergia sea terapéutico y armónicamente agradable, es un arte que sólo se domina por medio del estudio, la práctica continua y la experiencia personal.
ACEITES PORTADORES
Son aceites de origen vegetal, que se pueden utilizar individualmente o en conjunción con otros para diluir aceites esenciales (recordemos que no son solubles en agua) y elaborar preparados cosméticos o aceites para masaje aromaterapéutico. Algunos de estos aceites portadores o vehiculares son: aceite de almendra de albaricoque, aceite de aguacate, aceite de pepita de uva, aceite de jojoba, aceite de soja, aceite de girasol, aceite de almendras dulces, aceite de germen de trigo, aceite de rosa mosqueta, aceite de onagra, etc…
USO DE HIDROLATOS
Con una gota de aceite esencial quizá sería suficiente para realizar un tratamiento, pero el hidrolato se puede utilizar extensamente y con seguridad, sin temor alguno a la sobredosis. Los hidrolatos son una forma de Hidroterapia que se puede aplicar a niños, bebés, enfermos o personas débiles sin temor a provocar ninguna irritación cutánea.
Los aceites esenciales poseen principios activos para la salud, pero son extremadamente concentrados y enérgicos. No obstante, los hidrolatos están casi totalmente libres de componentes irritantes y algunos son tan suaves que se emplean en los ojos, como tratamientos para alergias o como antisépticos. Entre ellos encontramos el hidrolato de manzanilla, de rosa damascena, de menta piperita, de nerolí, etc.
Generalmente son refrescantes y se utilizan como compresas antiinflamatorias para la piel irritada o sensible. Hay algunos, como el de milenrama o hamamelis, que se emplean también como antisépticos. A otros se les considera como tónicos suaves, como la verbena o el agua de melisa.
ACEITES ESENCIALES EN LA VIDA DIARIA
La Aromaterapia tiene multitud de aplicaciones para la salud y el bienestar, así como para intensificar las experiencias sensuales de la vida. Mientras que muchas modalidades curativas tienen algo de mal sabor, olor fuerte o requieren tomar algún remedio desagradable, la Aromaterapia es un arte curativo que se incorpora placenteramente a la vida diaria, tanto si se usa para prevenir la enfermedad como para ayudar a combatirla.
Se pueden mezclar y rociar en la casa, el coche y la oficina, para difundir algunos aromas agradables puros.
También se pueden incorporar a los agentes limpiadores para disminuir las bacterias nocivas. Los hidrolatos son también muy versátiles y se utilizan tanto para el cuidado del cuerpo como para tratar los síntomas de la menopausia, aliviar el estrés y en algunos preparados culinarios.