TERAPIAS PARA EL DESARROLLO PERSONAL
Kabbalah
La Cábala nos explica que no tenemos otra opción más que entender que todos somos UNO, que mientras no dejemos atrás la postura egoista entrando en la “Ley del Amor al Próximo”, no podremos sacar a la humanidad de la crisis global.
Cada quién debe encontrar su armonía y equilibrio con la ley universal del amor, y sobre todo del perdón, que nos lleva a mirar por encima de intereses personales. Mirar este mundo como un breve paso para evolucionar y ascender a nuestro estado natural como almas. La naturaleza nos exige la conexión entre todos los seres para que la humanidad pueda avanzar…
La Kabbalah no tiene nada que ver con: religión, misticismo, magia, adivinación, autoayuda, sanación, filosofía, parapsicología, telepatía, clarividencia, superstición, interpretación de sueños, yoga, bendiciones, judaísmo, cristianismo, budismo, medicina holística, New Age, aromaterapia, hipnosis, transmutación, astrología, espiritismo ni experiencias extracorpóreas.
La Kabbalah nos enseña cuál es el propósito de la existencia, nos ayuda a conectarnos con los niveles superiores o espirituales que nada tienen que ver con los mundos inferiores o con este nivel llamado Malhjut, nuestro mundo. Vivimos en una existencia en la que no sabemos nada de la “realidad infinita”; vivimos en un mundo de percepción limitada de la realidad, basados en nuestros cinco sentido. Si deseamos conocer el propósito de nuestra existencia, debemos comprender que estos cinco sentidos sólo nos muestran una realidad limitada, que no nos permite ver en totalidad la LUZ del Creador, la Luz infinita e ilimitada. La Kabbalah enseña que existe un sexto sentido para poder ascender a los niveles superiores.
Sugerencias de los Maestros:
1. Prepararnos para los cambios que ya están sucediendo
2. Eliminar patrones que rigen nuestros medios de expresión, de conducta, de acción
3. Aprender a escuchar y conocer la sabiduría de nuestro cuerpo, para poder reconocernos unos a otros y evolucionar.
4. Romper con las limitaciones ideológicas y sociales para acabar con las barreras de color, raza, religión, etc.
5. Activar nuestro cuerpo de luz
6. Movernos en el Amor
7. Abandonar las falsas creencias
8. Entregarnos al altruismo
¿QUÉ ES LA CÁBALA (KABBALAH) Y DÓNDE NACE?
Es una sabiduría ancestral, de hace aproximadamente 5000 años. En la antigua Babilonia le es dada directamente de la fuente de Sabiduría a un ser llamado Abraham, reconocido hasta hoy como el primer Cabalista de la humanidad, quien transmitió de forma oral lo que el Creador le había revelado.
Toda la sabiduría de la Kabbalah se basa en el libro del Zohar, libro de profecías y revelaciones, escrito por el rabino Shimon Bar Yochai. El idioma original es el arameo, que es el inverso del hebreo. El arameo era la lengua hablada por Jesús de Nazaret.
La Cábala no tiene nada que ver con ninguna religión, es una ciencia de sabiduría universal, a la cual podemos acceder quienes, guiados por un impulso que procede del alma, de alguna forma nos topamos con ella de acuerdo a la evolución espiritual de cada uno. Existe muchísimas similitudes entre sus principios con los de otras enseñanzas, pero a diferencia de éstas, en la práctica de la Cábala no es preciso que seamos judíos, católicos, protestantes, budistas, ni nada.
El método de estudio apunta a despertar en nosotros el deseo de comprender los mundos superiores. Aumenta nuestra voluntad de conocer nuestras raíces y de conectarnos con ellas. Entonces seremos capaces de mejorar y de autorealizarnos.
La sabiduría de la Kabbalah intenta abrir los candados que tenemos en este mundo físico para poder ascender al mundo espiritual. Es para todas las personas sedientas de conocimiento verdadero, para los “hambrientos” de las cosas espirituales, para todos aquellos que la insatisfacción por este mundo es tan grande, que lo que desean es conectarse a los planos superiores y encontrarse con la sabiduría universal, y, sobre todo, para aquellos cuya verdadera intención es unirse al Creador.
La Kabbalah desarrolla en nosotros un deseo de alcanzar un nivel más elevado de existencia. Sólo la Luz es capaz de elevar a la persona. La Kabbalah nos ayuda a corregir nuestra actitud interna. Nuestro mundo y el mundo espiritual son paralelos, cada persona tiene su propio camino y sus propias reencarnaciones, pero existe un factor que nos une a todos: la meta colectiva de la creación.
EL PODER DEL ZOHAR
El libro del Zohar se pierde entre los misterios y laberintos del tiempo, de la historia. Los datos más certeros dicen que fue escrito en el siglo IV en Israel, en una cueva enclavada en las montañas, donde se dice que se reunieron varios cabalistas huyendo de las persecuciones. Se cree que recibieron ahí la sabiduría a través de revelaciones.
En el aprendizaje de la Kabbalah es indispensable la lectura del libro del Zohar. Leer la Torá nos ayuda a comprender cómo llegó el alma a esta encarnación. Al profundizar en el libro de la Creación, podemos interpretar o comprender de forma correcta y así darnos cuenta de todo lo que somos y del propósito de la existencia. La Torá describe cómo llegó el alma a esta encarnación y la forma en la que puede evolucionar por la escalera de ascensión hacia su creador, a través de los 125 peldaños de la espiral de la evolución. Y en este camino, el amor es la base para elevarnos. Un espíritu entregado al amor que no juzga a sus semejantes; un amor que sobrepase la barrera del entendimiento y nos lleve a liberarnos de todo lo falso.
Cuando actuamos puramente desde la Consciencia Amorosa para hacer el bien a los demás, los únicos límites de la Obra del Padre dentro del mundo, son los límites que la mente del hombre pone en aquella Obra. Tales cambios en la materia, sólo pueden suceder cuando la consciencia humana se encuentra en perfecta armonía y unida a la Consciencia Universal del Padre.
EL ÁRBOL DE LA VIDA
El Árbol de la Vida y sus diez sefirots o sephirots (energía individual representada por una esfera). La palabra sephirots es usada en plural al referirse a todas las tríadas del árbol y la palabra sefirah es utilizada en singular cuando se habla de cada una de las esperas que componen el árbol. Como con cualquier enseñanza, hay que dedicar tiempo y energía para interpretarla y entenderla.
A medida que vivimos nuestra vida normal, sin saberlo estamos constantemente usando estos atributos. Los sephirots, que en otras enseñanzas están representadas por los chakras, están conectadas en todos los órganos del cuerpo físico, y cada una tiene los rayos de colores y están involucradas con los sonidos vocales sagrados.
Si cada atributo de un sefirot se expresa en Verdad y en claridad prístina, como cuando los chakras se dice que están funcionando sin bloqueos, en completo potencial, entonces el hombre llega a ser la manifestación del Adán Kadmón (co-creador con Dios), la expresión del Maestro interno o Presencia del Yo Soy.
Si el impulso de la voluntad se integra de forma equilibrada entre los dos pilares:
1. Derecha: columna activa, integrada por Netjaz, Jessed y Jojmá.
2. Izquierda: columna pasiva, integrada por Hod, Guevurá y Biná.
Estanco balanceado entre los dos pilares Adán Kadmón está centrado en el elemento aire, el pilar central o columna del equilibrio, integrada por: Majut, Yesod, Tiferet, “Daat” y Keter. Así es como se nutre con los rayos de luz del Creador para morar en el estado de la línea límite entre dos realidades, el ahora el futuro potencial, lo físico y lo espiritual. No hay más necesidad de acaparar alimento ni conocimiento porque trasciende todas las barreras.
Entendiendo que el crecimiento espiritual incluye nuestra estancia necesaria en este mundo para poder ascender y evolucionar en la espiral de reencarnaciones, y sin perder de vista nuestra meta final de unión con el Creador, podemos entonces trabajar de adentro hacia afuera, dando prioridad a nuestra verdadera intención y naturaleza de encontrar dentro, trabajar dentro e ir hacia afuera. Del centro a la periferia. Corrigiendo desde el fondo de nuestro ser el egoísmo, y entrando a la ley de otorgamiento, ley universal que debe regir nuestra vida y nuestra evolución: Amar a tu Prójimo como a ti mismo.
El Árbol de la Vida es el modelo de creación del Universo y del hombre. Para poder entenderlo tenemos que conocer todos los procesos involucrados en el desarrollo del universo. Es una representación que indudablemente si podemos ser capaces de entender, nos ayudará a comprender mejor el funcionamiento integral de los individuos, ya que constituye la esencia misma de cómo estamos formados y cómo está formado el Universo.
Existen 5 mundos: Assiya (nuestro mundo); Yetzirá (mundo emocional, psíquico); Briah o Beriá (campo mental elevado, campo electromagnético); Atzilut (mundo espiritual) y Ein Sof o Adam Kadmon, mundo de las emanaciones, mundo del infinito, unión con el Creador.
Cada uno posee diferentes atributos en cada esfera o sefirot. Estos atributos nos enseñan la forma de equilibrar nuestra vida transitando por el pilar central.
Toda la creación es un juego, como está escrito. El Creador formó el universo y la persona en él, para que la persona se desarrollara y alcanzara la semejanza con el Creador, a través de la conexión correcta entre la persona y el Universo. Este desarrollo se llama “juego” porque desarrollándome, crezco y me elevo a un escalón más elevado del desarrollo, y no simplemente acumulo conocimientos. Ahora nosotros debemos elevarnos al primer escalón espiritual. No lo vemos. Es como un juego: no sabes qué pasa, el final del juego es desconocido.
El mismo proceso sucede en el desarrollo de las plantas y los animales. Todo
se desarrolla en forma de juego. Lo mismo ocurre con los niños, que juegan todo el tiempo. Debido a estos juegos, se hacen más inteligentes, comienzan a hablar y a comprender. Ellos no estudian idiomas ni ciencias; ellos absorben el mundo circundante a través del deseo de comprenderlo.
Así somos nosotros respecto al mundo espiritual. Solamente necesitamos el deseo de sentirlo, y después de la sensación tenemos que comprenderlo y percibirlo adentro… “De repente el mundo espiritual se manifiesta adentro y lo siento. Ya que representamos la vasija de la sensación, el deseo. La comprensión y la razón llegan después del deseo” (extracto de la lección nocturna sobre el libro del Zohar, correspondiente al 21 de abril de 2010).