¿PUEDEN COEXISTIR CIRUGÍA ESTÉTICA Y ESPIRITUALIDAD?

Libera Tu Ser - Artículos Ciencia/Belleza/Salud/Medioambiente: "¿Pueden Coexistir Cirugía Estética y Espiritualidad?"

 

En pleno siglo XXI, la cirugía estética sigue siendo un tema controvertido que suma partidarios y opositores a partes iguales. Personalmente, la actitud de rechazo me resulta poco coherente, o tal vez falta de análisis…

¿Acaso no practicamos yoga, entre otras razones para fortalecer los músculos o aumentar la flexibilidad de nuestros cuerpos? ¿No cuidamos nuestra alimentación con el objetivo de conservar un buen estado de salud? Si somos, en mayor o menor medida, consumidores habituales de productos cosméticos para corregir imperfecciones o suavizar los efectos del paso del tiempo en nuestra piel y cabello, ¿por qué entonces levantamos una barrera en torno a la cirugía estética?

Son diversas las motivaciones que a lo largo de la vida pueden conducir a una persona a someterse a este tipo de intervenciones. Las clínicas de cirugía estética están capacitadas para aportar soluciones estéticas y reparadoras a lo que para muchas personas representa un problema, o un obstáculo en su experiencia cotidiana, incluso en el ámbito profesional.

En muchos sentidos, quienes optan por someterse a una cirugía estética, lo hacen con la esperanza de mejorar su autoconfianza y autoestima. Está demostrado que, independientemente de lo que piense el entorno, no tener confianza en la apariencia personal, puede resultar mentalmente paralizante, impactando negativamente en la calidad de vida y la capacidad de disfrute de la persona.

Así pues, ¿qué nos impide mejorar nuestro aspecto físico si ese es nuestro deseo? La cirugía por motivos estéticos ni nos desvía, ni nos incapacita para la práctica espiritual, en todo caso, serán nuestras rígidas estructuras mentales y creencias limitantes las que lo hagan. No hay necesidad de sentirnos culpables, superficiales o presas de la vanidad… sólo el ego juzga y condena. El espíritu permanece inmutable, en paz, inclusivo.

¿Qué hay de malo en una operación de nariz, por ejemplo, si no nos sentimos cómodos con su aspecto? De una forma u otra, todos tratamos de mejorar la apariencia de nuestros cuerpos; todos invertimos una pequeña (o no tan pequeña) dosis de esfuerzo y recursos para mostrarnos y mantenernos jóvenes, atractivos y saludables el mayor tiempo posible, lo cual no nos hace ni más ni menos espirituales.

Cirugía estética y espiritualidad no tienen por qué ser mutuamente excluyentes, creo que lo importante aquí es tomar conciencia de nuestras carencias, de nuestras inseguridades, de nuestra falta de amor hacia nosotros mismos. Toda circunstancia puede ser utilizada en beneficio de nuestro viaje de exploración personal, y el ámbito del cuerpo y nuestra identificación con éste, es un excelente punto de partida.

Las preguntas a plantearnos cuando nos enfrentamos al dilema de cirugía, ¿sí o no?, deberían ser las siguientes: “¿Para qué la quiero?”, “¿Espero que mi vida o mis circunstancias cambien como resultado?”. Si estás feliz y te aceptas tal y como eres y el procedimiento estético no tiene más propósito que retocar/mejorar algunas pequeñas cosas, entonces es más que probable que estés muy satisfecho/a con los resultados. Pero si en este momento sientes una profunda insatisfacción con tu imagen corporal, o si pasar por el quirófano se ha convertido en una adicción, probablemente la cirugía no sea el camino, sino una forma de evitación de esos «rincones oscuros» en tu mente, a los que tarde o temprano tendrás que mirar de frente y sanar.

Eres un ser espiritual, con cirugía estética y sin ella. Si crees que puedes mejorar la imagen y la percepción que tienes de ti mismo/a, adelante, no permitas que los prejuicios, ya sean propios o ajenos, decidan lo que es mejor para ti. Más adelante llegará el momento de abordar tus inseguridades, temores y creencias subyacentes desde un ángulo distinto, reconociendo que percepción y proyección vienen de adentro, al igual que la belleza. Tal vez cuando ese día llegue, encuentres en la Meditación una nueva forma de «transformación», que opera en lo invisible, pero que se extiende hasta lo físico, lo corporal, y ejerce una profunda influencia sobre todos los aspectos de nuestro bienestar. Mientras tanto, cada paso que das, por condenable o banal que resulte a ojos de los demás, es un paso que te acerca al inevitable regreso a tu esencia inmaterial.

El propósito central de toda disciplina espiritual es despertar al Amor, es permitirnos sentir la felicidad, la armonía y la plenitud en nuestros corazones. Sentir que nuestro cuerpo es bello, puede ayudar a construir esa felicidad. Primero de fuera hacia adentro, más tarde, desde el interior, extendiéndose hasta el infinito y brillando eternamente...

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