TU REALIDAD INMORTAL
GARY R. RENARD

 

Libera Tu Ser - David Hoffmeister "TU REALIDAD INMORTAL"

 

Del capítulo 5: El «héroe» del sueño

[…] Tenía muchas ganas de que llegara la siguiente visita de Arten y Pursah, esperada para finales de agosto. Como siempre, cuando aparecieron, no perdieron el tiempo para empezar.

ARTEN: Nos dijiste que querías hablar de la película La pasión de Cristo. Muchas veces, en las películas a Jesús, o J, como seguiremos llamándole…

GARY: Podrías llamarle «J perro».
ARTEN: Muchas veces se ha presentado un retrato de J como una figura sufriente, llena de angustia. Él no era así en absoluto. Era una figura pacífica con una sonrisa amable. Sus ojos eran claros y amorosos. No había miedo en él, porque sabía que no había nada que temer. Nada que el mundo pudiera hacer le podía afectar. Él no era un cuerpo. Él no se creía especial. Él no era la pasión, sino un símbolo de compasión.
PURSAH: Tú viste la película. ¿Qué te pareció?

GARY: Bueno, llegué allí y la cola de gente daba la vuelta a la manzana. Todos estaban muy animados. Era como la segunda venida o algo así. La segunda venida de qué… no lo averigüé hasta que estuve dentro. Fue una película sangrienta y horrible. Estar allí sentado era como una tortura, además de ser aburrido. Mostraron cómo desgarraban el cuerpo de J. Incluso al principio de la película, J actúa como el típico hombre temeroso. Está enfadado. Pisa a una serpiente y la mata, porque supuestamente es Satán, y allí no hay nada que sugiera el tipo de hombre que Arten acaba de describir.

¿Y sabéis qué? Al principio de la película, Judas se presenta ante J en el jardín y le besa, y hacen que J pronuncie esa famosa frase de la Biblia: «¿Traicionas al Hijo del Hombre con un beso?». Recordé inmediatamente esa sección del Curso llamada «El Mensaje de la Crucifixión», donde J enseña cuál es el verdadero mensaje, a diferencia de lo que la religión organizada inventó después, y en un momento dado dice: (voy a leerlo para que no haya ninguna distorsión) «Yo no puedo haber dicho: ‘¿Traicionas al Hijo del Hombre con un beso?’ a no ser que hubiese creído en la traición. El mensaje de la crucifixión fue precisamente que yo no creía en la traición. El ‘castigo’ que se dijo infligí a Judas fue un error similar. Judas era mi hermano y un Hijo de Dios, tan miembro de la Filiación como yo. ¿Cómo iba a condenarlo cuando estaba listo para probar que condenar es imposible».

A lo largo de la película, se hace que el cuerpo de J sea muy especial. Se presupone que tiene que ser sacrificado para expiar los pecados de la gente. Pero la cita que me disteis de Isaías demuestra que esa idea ya era tan vieja como las montañas, y que la religión que vino después simplemente la superpuso sobre el mensaje de J. No se piensa en ningún momento en que toda esta premisa nos presenta a un Dios que es como la humanidad: en otras palabras, que está loco. La película, como la religión de la que trata, glorifica el sufrimiento y el sacrificio. Y la gente llevó a sus hijos de 9 y 10 años a ver aquella cosa, y cuando salían del cine, podías ver la mirada de sus ojos, como si estuvieran diciendo a los niños: « ¿Ves? ¿Ves lo que Jesús hizo por ti? ¿Ves cómo se sacrificó y murió por ti, pequeño bastardo culpable? Ahora, ¿qué vas a hacer tú por él? Vas a ser cristiano, ¿correcto?»

ARTEN: Sí, y ahí tienes el origen de una religión muy exitosa. Porque si quieres que la gente haga algo en este mundo, incluyendo a los niños impresionables, haz que se sientan culpables. Podrías hacerles creer en Santa Claus hasta los 30 años si encontraras el modo de usar la culpabilidad y nadie les dijera otra cosa. Y en este caso, nadie les está diciendo que las cosas son de otra manera. Y todo ello hace que el cuerpo sea muy real, y que su destrucción sea importante.
GARY: Pero si la mente que está libre de culpa no puede sufrir, como dice el Curso, entonces no habría importado lo que hicieron con J. Él no habría reaccionado a lo que le hacían ni habría sentido todo ese dolor que se muestra en la película.
PURSAH: Sí, y eso es muy importante. Ésa es otra idea definitiva del Curso. La mente que está libre de culpa no puede sufrir. Anula completamente la idea de glorificar el sacrificio. Porque, como hemos dicho antes, el dolor no es un proceso físico, sino un proceso mental, y si sanaras toda la culpabilidad inconsciente de tu mente, no podrías sentir ningún dolor. Eso cambia el mensaje de la crucifixión, dejando atrás la idea de adorar el sufrimiento y el sacrificio, y haciendo que sea la demostración de que, si estuvieras curado, sería imposible que sintieras dolor o sufrieras. Pero el sufrimiento, como el que la gente cree que J padeció, es la marca distintiva de la religión con la que él no tuvo nada que ver, aunque fue fundada en su nombre.
GARY: Ellos tienen una cruci-fijación.
ARTEN: Sí, pero el verdadero mensaje de J es lo opuesto a hacer del cuerpo algo real. De hecho, si quieres ser como J, has de experimentar que el cuerpo no tiene ningún significado. En lugar de creer en el cuerpo, deberías llegar al punto de no poder creértelo.
GARY: Yo aún no puedo creer que los Sox vendieran a Nomar.
ARTEN: Un prerrequisito para no creer en el cuerpo es entender el sueño  y el lugar que el cuerpo ocupa en él. Voy a darte un par de citas del Curso, y después quiero que leas algo. En primer lugar hemos dicho que la falsa creencia en el sufrimiento del cuerpo, una idea que tal como entiendes ahora está causada por la culpabilidad inconsciente, no podía tener nada que ver con J. Con relación a esto, escucha lo que dice en la sección del Curso llamada «El Puente al Mundo Real»:

«Alégrate de haber escapado de la parodia de  salvación que el ego te ofrecía, y no mires atrás a la farsa que hacía de tus relaciones. Ahora nadie tiene que sufrir, pues has llegado demasiado lejos como para sucumbir a la ilusión de que la culpabilidad es algo bello y santo. Sólo los que son completamente dementes podrían contemplar la muerte y el sufrimiento, la enfermedad y la desesperanza, y considerarlos bellos y santos.»

El Espíritu Santo hará un excelente intercambio contigo, si lo aceptas, como dice J en la sección «Los Obstáculos a la Paz»:

«Tu pequeño papel consiste únicamente en entregarle al Espíritu Santo la idea del sacrificio en su totalidad y aceptar la paz que Él te ofrece a cambio sin imponer ningún límite que impida su extensión, lo cual limitaría tu conciencia de ella.»

Y continúa diciendo en la misma sección: «¿Por qué razón es el cuerpo tan importante para ti? Aquello de lo que se compone ciertamente  no es valioso. Y es igualmente cierto que tú no puedes sentir nada. Te transmite las sensaciones que tú deseas. Pues el cuerpo, al igual que cualquier otro medio de comunicación, recibe y transmite los mensajes que se le dan. Pero éstos le son completamente indiferentes. Todos los sentimientos con los que se revisten dichos mensajes los proporcionan el emisor y el receptor. Tanto el ego como el Espíritu Santo reconocen esto, y ambos reconocen también que aquí el emisor y el receptor son uno y lo mismo. El Espíritu Santo te dice esto con alegría. El ego te lo oculta, pues no quiere que seas consciente de ello. ¿Quién transmitiría mensajes de odio y de ataque si entendiese que se los está enviando a sí mismo? ¿Quién se acusaría, se declararía culpable y se condenaría a sí mismo?»

GARY: Creo que tener esa convicción, que estás haciéndotelo a ti mismo, es importante, porque cuando lo recuerdas, no quieres hacerte daño a ti mismo, y cuanto más te lo crees, más probable es que lo recuerdes en las situaciones cotidianas.
ARTEN: Exactamente. Y en cuando empiezas a cuestionar tus antiguas creencias, pueden ocurrir algunas cosas interesantes, como has escuchado de algunos lectores del libro…

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