MODIFICAR PATRONES DE COMPORTAMIENTO
Terapia Gestalt
Las terapias humanistas reflejan una tendencia significativa del pensamiento del siglo XX. Todas comparten, de una forma u otra, la creencia de que los trastornos psicológicos tienen su origen en un fracaso del individuo a la hora de realizarse en todo su potencial o en una falsa percepción o incapacidad de lograr el crecimiento personal. Todas afirman que la finalidad de la terapia es estimular a los pacientes a reintegrar sus personalidades, a ser más conscientes de sí mismos y de sus mundos, y a hacerse responsables de sus acciones.
Las experiencias pasadas, los motivos inconscientes, los miedos y los deseos son reconocidos sólo en la medida en que afectan a los pensamientos y sentimientos del “aquí y ahora”. El terapeuta no es una figura autoritaria, un profesor, un juez o un intérprete, sino un compañero cordial y comprensivo, cuya relación con el paciente es de respeto mutuo.
LA TERAPIA GESTALT
El término “Gestalt” significa en alemán “el todo”. Uno de los dogmas centrales de la psicología Gestalt es que las personas no percibimos el mundo como una serie de partes inconexas, sino como un mosaico de experiencias, personas y sucesos entrelazados. En la Gestalt, el todo es siempre la suma de las partes.
La psicología Gestalt, que se hizo popular en Europa en la primera mitad del siglo XX, se oponía al enfoque mecanicista que seguía la escuela conductista estadounidense de Watson y Skinner. Los psicólogos de la Gestalt se interesaron sobre todo por la percepción y el pensamiento y no por el condicionamiento estímulo-respuesta, considerando muchos aspectos de la percepción, la memoria y los procesos de aprendizaje como “entidades completas en sí mismas” (“un todo”) que no podían descomponerse en elementos más pequeños. Según esta idea, cuando la persona aprende algo, cambia toda la percepción del entorno. Los psicólogos de la Gestalt fueron los que emitieron ideas como la de la “disposición mental” (una determinada disposición hacia la realización de ciertos procesos mentales antes que hacia otros) e intentaron definir las leyes de la organización perceptiva.
En los Estados Unidos de los años 40, Frederick (“Fritz”) y Laura Perls comenzaron a aplicar los conceptos gestálticos a la psicoterapia, haciendo una síntesis entre la “introspección” europea y los valores norteamericanos para producir una terapia antiintelectual y de confrontación. Unos veinte años después crearon el Esalen Institute en la costa sur de California, el cual, a lo largo de una turbulenta década, se convertiría en el centro posiblemente más prestigioso e innovador en psicoterapia de todo el mundo. Aunque quizás el auge de la Gestalt ha decaído, todavía es ampliamente practicada, mientras que su influencia y las técnicas desarrolladas en su seno, todavía están presentes en la mayoría de las escuelas humanistas.
La teoría Gestalt
La teoría de la personalidad gestáltica es compleja y a menudo difícil de comprender. Básicamente, la Gestalt considera el “yo” como una entidad orgánica que interactúa con el entorno y es a la vez parte de él: el mundo como un todo. El yo sólo puede tener identidad propia diferenciándose a sí mismo del mundo exterior y estableciendo el límite entre el yo y el “no yo”, entre el “yo” y el “tú”. Como todo organismo, el yo existe gracias a los nutrientes que toma de su entorno. El crecimiento personal depende del reconocimiento de lo que es nutritivo y de lo que es nocivo o tóxico, lo que a su vez requiere una toma de conciencia del Gestalt (“el todo”), la imagen completa del medio y de la relación que la persona establece con él.
Mantener los límites
Los problemas surgen cuando el crecimiento personal se distorsiona debido a perturbaciones en la frontera. Si las fronteras o límites se hacen muy rígidos, el individuo se aísla, aliena y difumina, pudiendo volverse demasiado dependiente e incapaz de asumir responsabilidades o de realizar cosas.
Los problemas también pueden aparecer como resultado de una falta de toma de conciencia del entorno como “un todo”. Normalmente, el entorno es percibido como un trasfondo sobre el cual, de tanto en tanto, se destacan ciertos acontecimientos y experiencias para ocupar el primer plano. Una vez resuelto el problema del primer plano, tales acontecimientos y experiencias se funden de nuevo con el trasfondo hasta que vuelve a destacarse un nuevo tema. Si el problema del primer plano no se trata de forma satisfactoria, no se integrará con el trasfondo (entorno) y continuará ocupando el primer plano en detrimento de otros temas que requerirían atención. De este modo, si los temas que destacan en el primer plano pasan demasiado rápido al trasfondo, quedan sin resolver, y si lo hacen con exagerada lentitud, se acumulan en dicho primer plano.
Aquí y ahora
En una persona sana, la “Gestalt” varía constantemente como resultado del cambio de los acontecimientos externos y de las necesidades internas. Por consiguiente, lo que importa es el “aquí y ahora”, y no el pasado o el futuro. Tanto el pasado como el futuro afectan a nuestras percepciones, pero deben formar parte de la percepción de nuestra situación actual, vivir en el pasado o en el futuro es una distorsión de la Gestalt. De manera similar, lo importante es lo que queremos en ese momento y cómo estamos intentando conseguirlo, y no nuestra interpretación o racionalización de los hechos. El hecho de permitir que nuestro comportamiento sea determinado por el “debería”, es un intento de ajustarnos a una determinada imagen en lugar de percibirnos a nosotros mismos como somos en realidad.
Finalmente, por sus fundamentos existencialistas, la psicología Gestalt propone que todos somos libres de elegir y que necesitamos aprender a vivir nuestras vidas según nuestras propias necesidades en lugar de luchar por cumplir los deseos y esperanzas de los demás.
VISITA A UN TERAPEUTA GESTALT
En la terapia Gestalt, el paciente y el terapeuta están en un mismo nivel. La función del terapeuta es facilitar y representar el diálogo entre el “yo” y el “tú”, ayudando a que el paciente defina los límites de su individualidad y explore la forma de responder a las interacciones con los otros o con el mundo en general. El terapeuta no asume la responsabilidad ni dirige al paciente, ya que ello sería contraproducente al incapacitar o impedir que el paciente adquiera su responsabilidad como individuo. Es tarea del paciente decidir qué áreas de su personalidad necesita explorar o “trabajar”. Gran parte de la terapia puede consistir en el diálogo, en el cual destacan la observación y la conciencia del lenguaje corporal. Pero también existen muchas otras técnicas orientadas a eliminar las cuestiones no resueltas del primer plano y a aumentar la toma de conciencia.
Quizás una de las aportaciones más conocidas de la Gestalt es la técnica de la “silla vacía”. El terapeuta anima al paciente a imaginar que en la silla vacía está sentada la persona o cuestión con la que tiene un conflicto no resuelto y luego a entablar con ella una conversación, como si la persona o cuestión estuvieran presentes. Después se le anima a que cambie de lugar y ocupe el lugar de la silla vacía, con el fin de poder representar los dos lados del conflicto. En este ejercicio pueden liberarse emociones profundas e insospechadas.
Otra técnica empleada por los terapeutas gestálticos consiste en alentar al paciente para que golpee sillas o sofás con palos acolchados, el objetivo es que éste pueda experimentar emociones de rabia o frustración.
Una técnica que también utiliza la Gestalt es la llamada “terapia maratón”, en la que los participantes realizan la terapia en grupo durante dos días y dos noches seguidos sin dormir. Otra opción menos extrema de la Gestalt consiste en “grupos de encuentro” que tienen como objetivo profundizar en la conciencia de uno mismo a través de la interacción emocional y física con otros miembros del grupo, siempre bajo la supervisión del terapeuta.