NUTRICIÓN Y DIETA
Terapia Dietética
La nutrición forma parte del concepto de cuerpo sano. «Se es lo que se come» o «Se es lo que se digiere y absorbe», son máximas corrientes en el mundo de la nutrición, relativas a la convicción de que el cuerpo humano está gobernado en casi todos los aspectos por los alimentos que consume y utiliza. Esta convicción se ha difundido hasta el punto de que casi se ha convertido en una revolución. Ahora disponemos de más referencias en la literatura científica que documentan las deficiencias nutritivas y la restauración de los nutrientes en la etiología y tratamiento de las enfermedades, que las relativas al uso de medicamentos de la medicina alopática destinados a tratar las enfermedades.
La historia nos dice que, desde su descubrimiento, se suele tardar un mínimo de 40 años para que los cambios en las convicciones y prácticas de la medicina consigan aceptación general. Ello se debe en parte a la dificultad de cambiar los planes de estudio de las facultades de medicina a la reticencia de los médicos a participar en una revisión activa de los nuevos enfoques, puesto que se sienten cómodos con el uso de sus viejos métodos. No obstante, está surgiendo con fuerza una creciente conciencia entre la población y los nutricionistas, científicos y médicos, de que mantener una dieta «sana» que contenga cantidades adecuadas de todos los nutrientes esenciales que necesitan nuestros cuerpos para moverse con efectividad, ayuda a promover y conservar la buena salud, tanto física como mental, y a prevenir la enfermedad.
NUTRICIÓN Y SALUD COMPLETA
Los que ensalzan los beneficios de tener un conocimiento nutricional son cada vez más numerosos. Esta auténtica revolución que afecta al pensamiento y a la información de las personas, nos impulsa a sentirnos cada vez más capacitados para ejercer el control y asumir más responsabilidad sobre nuestra salud. Por tanto, la nutrición es fundamental, la elección consciente de los alimentos, vitaminas, minerales, aminoácidos, enzimas, productos fitoquímicos y vegetales. Al cuidar la nutrición no sólo prevenimos la enfermedad, sino que evitamos de este modo muchos de los achaques que afectan al hombre. Esto se opone diametralmente a la idea que siempre hemos tenido: cuando algo nos afecta o perturba nuestro bienestar, acudimos al médico, que nos receta medicamentos cuyos efectos sólo él conoce.
MEDICINA ALOPÁTICA Y ALTERNATIVA
Tenemos que definir la medicina según sus diversas aplicaciones. El uso de medicamentos y el empleo de procedimientos quirúrgicos y de radiación como modalidades de tratamiento se ha dado en llamar «medicina alopática». El mundo occidental ha situado esos tratamientos en la principal categoría curativa y ha definido más o menos el término «medicina» como equivalente de medicina alopática. Pero no en todo el mundo se emplea la medicina alopática como arte curativo principal, sino que se aplica una variedad de prácticas que van desde la acupuntura hasta el chamanismo. Un atento examen de los resultados de tales prácticas curativas nos plantea el asombroso hecho de que a veces pueden producir resultados comparables y, en algunas ocasiones, hasta incluso mejores que la medicina alopática en el tratamiento de las enfermedades crónicas degenerativas.
Esos hechos no deberían hacernos olvidar de ningún modo los notables avances logrados en la cirugía, en los que la medicina alopática se ha especializado, alcanzando cotas increíbles. Pero deberíamos darnos cuenta de que el término «medicina» abarca todo un ámbito de prácticas curativas, entre las que también se incluye la nutrición.
Para sentar unas pautas con respecto a la nutrición, distintos grupos han intentado establecer organizaciones dedicadas a crear normas éticas y proporcionar una buena educación al nutricionista profesional. Esto ha permitido fijar guías y parámetros seguidos por la mayoría de asesores nutricionistas.
UNA DIETA SANA
Necesitamos seguir una dieta sana y nuestras necesidades de nutrientes específicos variarán en momentos diferentes de nuestras vidas, como por ejemplo en la infancia, la adolescencia, el embarazo, la menopausia y la vejez. Comer demasiado poco o ingerir de forma inadecuada los nutrientes, puede provocar enfermedades carenciales. Por esto es importante lograr un correcto equilibrio y obtener nutrientes suficientes, pero no excesivos de la comida.
La mayoría de nutricionistas estarían de acuerdo en que una dieta sana debería incluir cantidades adecuadas de proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas, minerales y fibra. Ahora ya se acepta que es prudente reducir nuestra ingesta de grasa, tanto la visible como la invisible. La grasa invisible está presente, por ejemplo, en una amplia gama de alimentos, incluidas las pastas, los pasteles, los helados, los dulces y algunos alimentos procesados.
También debemos incluir en nuestra dieta los cereales no refinados de grano entero, que son fuentes valiosas de fibra, ayudan a prevenir el estreñimiento y nos protegen de los problemas intestinales corrientes.
Asimismo, se cree que una reducción de sal es beneficiosa, y aunque podemos sazonar la comida, debemos tratar de no comer demasiados alimentos procesados y enlatados, que a menudo contienen grandes cantidades de sal. La mayoría de la gente consume por lo menos un 50% más de comida de la que necesita su cuerpo, y en algunos casos se han relacionado los índices altos de sal con la hipertensión. Pero hay que recordar que una pequeña cantidad de sodio es esencial para nuestra salud y bienestar.
Todos necesitamos comer varias raciones diarias de fruta fresca y verduras. Son buenas fuentes de vitaminas y minerales y tienen un papel importante en el mantenimiento de la salud y en la prevención de la enfermedad. Como se muestra en la pirámide, las frutas y verduras deberían dominar en la dieta y no quedar relegadas como componentes secundarios de la misma.
LA DIETA DEBERÍA BASARSE EN LA PIRÁMIDE DIETÉTICA
Ingesta diaria de distintos grupos de alimentos
La ilustración muestra el equilibrio que debe existir entre los nutrientes necesarios, que pueden variar según los gustos individuales. Lamentablemente, la mayoría de nutricionistas no animan o imponen cambios dietéticos radicales, sino que más bien se concentran en eliminar el azúcar y la harina refinada de los alimentos, de los que contienen aceites parcial o completamente hidrogenados, de la margarina y de cualquier alimento tan refinado y con tantos aditivos que hasta sea cuestionable considerarlo como «alimento». Resulta curioso observar cómo incluso la introducción de pequeños cambios en el tipo de alimento consumido, puede aumentar nuestra sensación de bienestar.
Reducir el consumo de grasa
Reducir el alto consumo de grasa es otra advertencia que te hará el nutricionista. Puesto que la grasa incrementa la sensación de saciedad que nos provocan los alimentos, una dieta con alto contenido en grasa reducirá a menudo las cantidades de cereales, verduras y frutas que se consumen. En lugar de ser el componente principal de la dieta, estos tres grupos se ven relegados entonces a una ingesta menor, lo que tiene como resultado una dieta que conduce a problemas de salud. Las grasas deberían constituir aproximadamente del 20 al 25% de la dieta, y ser algo más elevadas en los climas fríos, y menos en los climas templados o tropicales.
Visita a un asesor nutricional
Existen asesores nutricionales especializados que o bien han asistido a formación universitaria o han recibido su educación a través de un programa de estudio de centros privados controlados, obteniendo un certificado de sus conocimientos y siendo considerados por tanto, como profesionales en su campo. También hay otros profesionales menos cualificados que han optado por la nutrición debido a una experiencia personal y que ahora desean compartir con los demás. El no profesional no suele tener la información adecuada para diferenciar entre problemas nutricionales y los que debería tratar un profesional más cualificado en las artes curativas. Así pues, el primer consejo a tener en cuenta es que hay que comprobar que la persona a la que se va a consultar, tenga la formación nutricional adecuada como para merecer nuestra plena confianza.
DIETAS VEGETARIANAS
Muchas personas adoptan una dieta vegetariana y dejan de comer carne y pescado, y hasta los productos lácteos, como en el caso de los vegetarianos puros. Si se tiene cuidado de diseñar una dieta nutricionalmente equilibrada, con adecuadas proteínas, es posible que ésta sea plenamente satisfactoria y mantengamos una buena salud. Los lactovegetarianos que consumen productos lácteos y huevos, no tienen problemas nutricionales. Los vegetarianos puros, sin embargo, que limitan su ingesta a las verduras, tienen que asegurarse de consumir toda una serie de alimentos, tales como cereales de grano entero, judías y legumbres, frutos secos, fruta, verduras de hoja, etc.
La deficiencia de hierro puede ser un problema, ya que el contenido de hierro de las verduras no se absorbe tan bien como el de la carne, por lo que existe un mayor riesgo de contraer anemia. El aporte de vitamina B-12, que se encuentra sobre todo en los alimentos animales, también puede ser deficiente en los vegetarianos, que deben tratar de obtener estos nutrientes esenciales.
DIETAS DEFICIENTES
El concepto de deficiencia en la dieta se describió recientemente con la debida perspectiva en un artículo publicado en Estados Unidos, titulado La dieta se queda corta. En una investigación sobre dietas, se descubrió que:
- El 50% de la gente ingiere menos de la cantidad diaria recomendada (CDR) de calcio.
- El 80-90% ingiere menos de la CDR de vitamina E.
- El 25% ingiere menos de la CDR de vitamina C.
- El 25% ingiere menos de la CDR de ácido fólico.
- El 25-50% ingiere menos de la CDR de vitamina A, etc.
Éste fue el resultado de una encuesta masiva realizada al azar entre ciudadanos estadounidenses. Considerada como la nación más rica del mundo, que posiblemente cuente con el mejor suministro de una gran variedad de alimentos, estos resultados deberían ser una advertencia para todos los que creen en el mito de que los alimentos pueden cubrir todas nuestras necesidades.
A menudo se concede una mayor importancia a los alimentos por su aspecto, antes que por su contenido nutricional, hasta el punto de que, con frecuencia ni siquiera se tiene en cuenta.
Es evidente que los suplementos son importantes para personas que siguen una dieta deficiente en nutrientes específicos.
Para complicar el problema, parece que no sólo tenemos dietas deficientes en nutrientes, sino que también deberíamos reconsiderar las cantidades diarias recomendadas. Muchos investigadores cuestionan esas cantidades y afirman que, por ejemplo, la vitamina E puede ayudar a prevenir los ataques cardíacos, pero jamás si se toma en las cantidades diarias sugeridas. Esto nos conduce a pensar que la ingesta recomendada de nutrientes ha sido establecida pensando más en evitar indicios claros de deficiencia, que en lo que necesitamos realmente para una nutrición óptima.
Lo que está claro es que para disfrutar de una buena salud, debe seguirse una dieta sana y nutricionalmente equilibrada, que contenga cantidades adecuadas de proteínas, hidratos de carbono, grasas y todas las vitaminas y minerales esenciales. Reducir el consumo de alimentos poco saludables, azúcar, sal y grasas, y aumentar el consumo de cereales de grano entero, frutas y verduras, conducirá a seguir un régimen dietético mucho más saludable.
¿SON PELIGROSOS LOS SUPLEMENTOS ALIMENTARIOS?
Cada vez hay más personas preocupadas, a menudo sin razón, por los suplementos alimentarios. En general, estos han demostrado que son seguros en las repetidas pruebas realizadas en todo el mundo, aunque parece evidente que resulta difícil establecer unas cantidades diarias recomendadas; pero todos los nutricionistas están de acuerdo en que se puede consumir cualquier nutriente específico que se considere «seguro».
De todos los nutrientes, hay algunos que requieren que tomemos precauciones, como las vitaminas solubles en grasas (A y D), que se pueden acumular en el cuerpo, en contraposición con las vitaminas solubles en agua (como, por ejemplo, el grupo de las B y la vitamina C), que no se acumulan en el cuerpo. Por ello, el consumo excesivo de estas últimas vitaminas, lo excreta fácilmente el organismo.
Vitamina A
No debe tomarse en altas dosis, sobre todo durante el primer trimestre del embarazo, ya que posee propiedades antiangiogénicas, capaces de provocar defectos congénitos. Aunque una deficiencia de vitamina A durante el embarazo, también podría provocar, bajo ciertas circunstancias, otros defectos y problemas similares.
Vitamina D
Un consumo excesivo de vitamina D (10.000 unidades diarias) puede causas hipercalcemia en los tejidos blandos, lo que provocaría arteriosclerosis. La vitamina D es tóxica si se toma en exceso. No obstante, necesitamos un suministro adecuado para el mantenimiento de unos huesos sanos. Algunas investigaciones han llegado a la conclusión de que la vitamina D ayuda en la prevención de diversas formas de cáncer.
La moderación es lo mejor
Es evidente que la moderación es una buena práctica en la vida, incluso cuando hablamos de suplementos. No se ha demostrado que el uso ocasional de altas dosis de los mismos sea nocivo y puede tener un efecto milagroso en algunas personas, siempre y cuando se utilicen bajo la supervisión de un nutricionista que pueda detectar la aparición de cualquier efecto indeseable.
Las vitaminas y minerales se clasifican como micronutrientes porque sólo se necesitan pequeñas cantidades en nuestra dieta diaria, en contraposición con los macronutrientes, como las proteínas e hidratos de carbono. Las vitaminas y minerales se miden en unidades como microgramos y miligramos.