TERAPIAS PARA EL DESARROLLO PERSONAL
Biorritmos
No existe duda alguna de que el cuerpo humano está regido por una serie de ritmos naturales y ciclos biológicos, como el ciclo reproductivo de las mujeres o el ritmo circadiano (de las palabras latinas “circa” y “die”, “alrededor de un día”), el cual produce cambios químicos en el cerebro en respuesta a la luz y si es alterado puede dar lugar a trastornos. La teoría de los biorritmos afirma que existen otros ciclos que también interaccionan inexorablemente a lo largo de la vida del individuo desde el momento de su nacimiento, implicando a sus respectivas capacidades físicas, emocionales, intelectuales, estéticas y espirituales. Los adeptos a la teoría de los biorritmos creen que estudiando el estado de cada uno de estos ciclos se pueden evitar ciertos problemas latentes y también encontrar una explicación para los cambios de ánimo.
La teoría de los biorritmos no es nada antigua, de hecho, tan sólo tiene un siglo de antigüedad y se originó en Europa. Curiosamente, son dos médicos los que reclaman su descubrimiento. Wilhelm Fleiss y Hermann Swoboda, quienes llegaron a ella trabajando de manera independiente.
Los números mágicos
Fleiss era un numerólogo, alguien que cree en las propiedades mágicas de los números y estudia su influencia en la vida, y amigo y corresponsal asiduo de Sigmund Freud. Mientras Fleiss trabajaba en Berlín, a finales del siglo XIX, observó que, independientemente del número que escogiera, podía crear una ecuación que resultara el número escogido, siempre y cuando incluyera en la ecuación el número 23 o 28 o ambos a la vez.
A raíz de este hallazgo, Fleiss creyó que el 23 y el 28 debían sin duda poseer propiedades mágicas, pero desgraciadamente se equivocaba. En su libro El ritmo de la vida, bases para una biología exacta, influido por su correspondencia con Freud y publicado en 1906, demostraba que ambas cifras tenían una relevancia considerable en diversos fenómenos físicos y biológicos. Fleiss argumentaba que estos números debían tener alguna repercusión en el funcionamiento de la mente y del cuerpo humano y supuso que existían dos ritmos vitales, uno de 23 y otro de 28 días. Entonces, al observar que los 28 días se ajustaban al ciclo menstrual femenino, denominó a éste el período “femenino” y al de 23 días, el período “masculino”.
Sincronicidad
Por la mima época, el doctor Hermann Swoboda, de la Universidad de Viena (Austria), llegaba a similares conclusiones que Fleiss: un ejemplo de lo que Jung llamará “sincronicidad”. Swoboda analizaba el estado de ánimo de sus pacientes, sus sueños y la aparición de enfermedades y acabó descubriendo que existían dos ciclos distintos de 23 y 28 días respectivamente. Sin embargo, Swoboda llamó al ciclo de 23 días “físico” y al de 28 días “emocional”. En la actualidad se utiliza la terminología de Swoboda y no la de Fleiss.
Tres ciclos
Durante los años veinte, Alfred Teltscher, un profesor de ingeniería de Innsbruck (Austria), desarrolló los trabajos de Fleiss y Swoboda. Tras examinar los deberes de sus estudiantes, detectó que sus capacidades intelectuales fluctuaban con un período de 33 días al que bautizó como “ciclo intelectual”.
Llegados a este punto y durante los años posteriores, la teoría de los biorritmos quedó limitada a tres ciclos, el físico, de 23 días, el emocional, de 28 días y el intelectual, de 33 días. Y como tal, esta teoría fue promocionada en la década de 1970 por dos autores, Bernard Gittleson y George S. Thommen. La teoría de los biorritmos se difundió rápidamente, sobre todo en Japón, donde el profesor K. Tatai, jefe de la sección de Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Tokio, combinó los tres ciclos en la carta de biorritmos que hoy conocemos. Actualmente, los biorritmos pueden calcularse utilizando un programa informático.
El paso siguiente
En fechas recientes el interés por los biorritmos ha experimentado un resurgimiento con la ampliación e incorporación de otros ciclos a la teoría de los biorritmos. Este fenómeno se debe en parte al aumento del uso de ordenadores personales y a Internet, ya que es relativamente sencillo conseguir un registro gráfico de los biorritmos de cada persona con los programas existentes. Todos ellos asumen que los biorritmos parten de cero en el momento del nacimiento. (En la teoría de los tres ciclos, esto significa que tras 58 y 66 días los tres ciclos vuelven a coincidir en el cero, lo que para los seguidores de esta concepción de los biorritmos, constituye un “renacimiento”). En el gráfico de los biorritmos, cada ciclo asciende desde cero hasta un punto máximo, y seguidamente desciende cruzando la línea del cero (en un punto de inflexión) y situándose por debajo de ella; cada ciclo corta la línea del cero en distintos puntos. El punto donde cada ciclo intersecciona con la línea del cero representa un día “crítico”, un día en el cual existe una probabilidad mayor de que se produzca un accidente o un evento negativo en la vida del individuo; esta probabilidad aumenta si son varios los ciclos que cruzan la línea el mismo día.
El auge de los biorritmos propició el descubrimiento de más ciclos. Un ciclo “intuitivo”, de 38 días de duración, que controla nuestra cautela y nuestra capacidad de previsión, un ciclo “estético”, de 43 días, que controla nuestro interés por las cosas bellas o armoniosas, y un ciclo “espiritual”, de 53 días, que determina nuestro equilibrio interior y nuestro estado de relajación. Además, algunos adeptos creen que con la combinación de los tres ciclos básicos, se pueden obtener más ciclos: el ciclo de la “maestría”, que se obtiene combinando los ciclos emocional y físico, y el ciclo de la “sabiduría”, que es la combinación de los ciclos intelectual y emocional.
Los biorritmos en la actualidad
El atractivo de la teoría de los biorritmos es claro: los biorritmos proporcionan un método para prever el futuro de las personas sobre una base científica. Cada vez son más las empresas y organismos estatales que los utilizan, por ejemplo en Estados Unidos, Alemania y, sobre todo, en Japón. A principios de la década de 1960, el Instituto de Salud Pública de Tokio publicó un estudio donde se mostraba que los conductores de autobús y de taxis tenían más accidentes en sus días “críticos”.
Sin embargo, las conclusiones fueron desestimadas en un estudio sobre dicha investigación, realizado en 1979 por el British Transport and Road Research Laboratory, en el cual no se encontró una correlación estadísticamente significativa entre ambas variables. Posteriormente, una compañía de taxis decidió advertir de los días “críticos” a sus conductores y los accidentes de la empresa se redujeron en un 50%. Obviamente, este efecto podría ser debido a un incremento de las medidas de precaución por parte de los taxistas en sus días “críticos” en previsión de posibles accidentes.
LA INTERPRETACIÓN DE LOS BIORRITMOS
Conocer los biorritmos no puede prevenir los accidentes, pero sus defensores afirman que puede ayudar a evitar situaciones potencialmente difíciles. Tu gráfico de biorritmos no sólo te indicará cuáles son tus aspectos positivos y tus debilidades potenciales en un momento dado, sino que además puede ayudarte a planificar tu agenda para que sólo emprendas las tareas importantes y te enfrentes a las situaciones problemáticas en los días más propicios. Por ejemplo, sería más coherente redactar un importante documento de negocios en un día en el que los ciclos emocional e intelectual se encuentran altos. Según este tipo de razonamiento, sería asimismo desaconsejable participar en una carrera el día en que el ciclo físico se encuentre bajo.
El gráfico de los biorritmos
El eje horizontal de un gráfico de biorritmos corresponde a los días del mes, y la línea trazada en el punto cero es la “línea de cautela” o “línea crítica”. El eje vertical se representa por encima y por debajo de la línea de cautela y en él se pueden calcular los puntos máximos y mínimos de cada ciclo. Las curvas de los distintos ciclos son ondas que se cruzan unas con otras porque la duración de cada ciclo es diferente.
Los máximos y mínimos de cada ciclo no indican necesariamente que se trate de estados opuestos, sino más bien de estados complementarios. Es decir, la intensidad de un ciclo es máxima en su punto más alto, pero no tiene por qué ser negativa en su punto más bajo. Sin embargo, cuando dos o tres de los ciclos coinciden en su punto más alto, un máximo “doble” o “triple”, respectivamente, tanto el estado anímico como la seguridad en uno mismo y las actuaciones son favorables y viceversa, un mínimo “doble” o “triple mínimo”, indican una actuación desfavorable, estrés y ánimo deprimido.
El ciclo emocional
- Elevado: las emociones se sienten de forma intensa, abierto a nuestras experiencias, creativo, positivo, motivado e interesado.
- Bajo: plano y bajo, negativo, falto de ideas y de creatividad, las emociones no le interesan ni tampoco los encuentros emocionales.
El ciclo físico
- Elevado: lleno de energía física, activo, vigoroso y entusiasta, reflejos rápidos y resistencia a pequeñas infecciones.
- Bajo: aletargado, perezoso, deseos de reposo y de cargar baterías; reflejos lentos, disminución de la inmunidad frente a pequeñas infecciones.
El ciclo intelectual
- Elevado: buena capacidad para resolver problemas, aumenta la racionalidad, mente alerta y despierta; creativo.
- Bajo: más intuitivo que racional, mentalmente embotado y lento.
VISITA AL EXPERTO
Los biorritmos son sobre todo una herramienta de autoayuda, aunque algunos naturópatas los utilizan como parte de sus consultas. A veces el “experto” es una empresa de venta por correo, la cual calculará los biorritmos de la persona en función de su día y hora aproximada de nacimiento.
Si tienes acceso a un ordenador personal, encontrarás muchos programas que, a un precio asequible, te permitirán elaborar el gráfico de tus biorritmos. Estos programas los puedes utilizar para conseguir tanto tu propio gráfico de biorritmos como el de otros miembros de tu familia, y si además puedes acceder a Internet, podrás encontrar fácilmente páginas web donde confeccionar tu gráfico de biorritmos sin coste alguno; simplemente teclea la palabra “biorritmo” en el buscador.