SOBRE NUESTRAS MASCOTAS

 

Libera Tu Ser - Kenneth Wapnick "El soñador del sueño"



Publicado por la Foundation For a Course in Miracles, escrito por Kenneth Wapnick y traducido al castellano por Juan Illan Gómez.

 

Pregunta n° 134: Recientemente, en un seminario, Ken comentó la ilusión de una placa de cristal rompiéndose en un billón de trozos, cada uno de los cuales representa a una persona en nuestro demente sueño de este mundo. ¿Son nuestras mascotas también trozos de esta placa de cristal? ¿Forman parte ellos también de la Filiación?

Respuesta: Si, la Filiación incluye cualquier cosa que tenga forma. Estamos tan acostumbrados a usar nuestra experiencia humana como referencia, que parece extraño pensar en nuestras mascotas –perros, gatos, serpientes, ranas, pájaros, plantas, piedras, etc. – como partes de la Filiación. Tendríamos que dar un paso fuera de nuestra experiencia humana para comprenderlo. Jesús alude a esto hablando de la separación original en el contexto de la fabricación por el Hijo de un sustituto de la verdad: “... tan sólo llevaste a cabo una substitución. Ésta ha optado muchas formas porque fue la sustitución de la verdad por la ilusión; la de la plenitud por la fragmentación. Dicha substitución a su vez ha sido tan desmesurada y subdividida, y dividida de nuevo una y otra vez, que ahora resulta casi imposible percibir que una vez fue una sola y que todavía sigue siendo lo que siempre fue” (T.18.I.4:1,2,3) Y en otro pasaje, Jesús se refiere incluso a: “cuán sagrado es el más diminuto grano de arena, cuando se reconoce que forma parte de la imagen total del Hijo de Dios” (T.28.IV.9:4).

La percepción de diferencias cualitativas es meramente una parte de la estrategia del ego para sostener la ilusión de la separación.

Pregunta n° 340: Me confunde mucho una cosa. Esta idea de que las “mascotas” sean parte de la Filiación de verdad que me confunde. ¿Quieres decir que una mascota, mi perro por ejemplo, tiene un Ser igual que yo y es capaz de aceptar un milagro? Si uno deja este cuerpo y vuelve para aprender sus lecciones de perdón, ¿Podemos volver a aprender como perros o gatos? ¿Es de verdad así?

Respuesta: La respuesta sencilla y directa a tu pregunta es que ni tú ni tu perro aceptáis un milagro. En el nivel de la forma dentro del sueño no ocurre nada. Es en la mente del Hijo dormido donde se acepta el milagro y se aprenden las lecciones. Ni los seres humanos dentro de cuerpos, ni los gatos, ni los perros aprenden lecciones. La mente que se proyecta en la ilusión da forma a todos los aspectos del universo físico, incluidos perros y cuerpos humanos, ninguno de los cuales tiene ninguna capacidad de elegir el milagro: “Te doy las gracias, Padre, sabiendo que tú vendrás a salvar cada diminuta brecha que hay entre los fragmentos separados de Tu santo Hijo. Tu Santidad, absoluta y perfecta, mora en cada uno de ellos. Y están unidos porque lo que mora en uno solo de ellos, mora en todos ellos. Las formas que los diferentes fragmentos parecen adoptar, no significan nada, pues el todo reside en cada uno de ellos. Y cada aspecto del hijo de Dios, es exactamente igual a todos los demás” (T.28.IV.9: 1,2,3,5,6,7). El mundo y todo lo que hay en él toma forma como resultado de que la mente de la Filiación elige creer que la separación de Dios es posible, negando así su verdadera identidad como espíritu. Este pensamiento de la mente se proyecta hacia fuera, dando lugar al mundo de la forma. Sin embargo, uno de los principios metafísicos más importantes de Un Curso de Milagros nos dice: “Las ideas no abandonan su fuente” (T.26.VII.4:7, ver también Lección 132). Por tanto, nada sucede fuera de la mente. Lo que creemos sólido y real es una ilusión: “El mundo es una ilusión” (Lección 155.2:1), que es la razón por la cual los cuerpos humanos, los perros y los gatos no aceptan milagros, ni perdonan, ni aprenden lecciones. No es que tu perro tenga un Ser, es que el yo separado niega su propia realidad como espíritu. Entonces se separa en billones y billones de formas que constituyen el mundo ilusorio, y luego se identifica con ese mundo. “¡El mundo no existe!” (Lección 132.6:2).

El Hijo sigue dormido, soñando con cuerpos humanos, perros, árboles y océanos, y creyendo que el sueño es real. En verdad sólo hay mente y no hay nada más. Parte del sueño consiste en que los cuerpos mueran y regresen con otra forma distinta. Este sueño sigue mientras la mente siga eligiendo creer en la separación. Nada de esto tiene ningún efecto sobre la verdad, sin embargo, y acabará cuando la mente elija perdonar todas las formas de identidad errónea en todos los aspectos del sueño. Entre tanto, nuestra tarea es reconocer todas las maneras con las que buscamos hacer real nuestra identidad errónea a base de no perdonar, para que podamos traerlas al Espíritu Santo y sean corregidas por medio del perdón.


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