SOBRE LA DUALIDAD Y EL PERDÓN
Del Libro de David Hoffmeister "Sosiega la Mente - De Regreso a Dios" (Unwind Your Mind - Back to God) - LIBRO II - Capítulo III
Traducido al castellano por Juan Illan Gómez.
David: No eres un cuerpo y no estás en un cuerpo. Eres una mente. Ésta es una manera extraña de pensar al principio, pero poco a poco empezarás a pensar en ti mismo como una mente, pues eso es lo que eres. Esto va más allá de la idea de reencarnación, de ese entrar y salir de cuerpos. Te lo repito, no eres un cuerpo y ni siquiera estás en un cuerpo: esta realidad se opone completamente a la experiencia en este mundo. Parece que miras con esos ojos y oyes con esos oídos y hueles con esa nariz. Desde el punto de vista de la experiencia, la apariencia de que nuestras experiencias están arraigadas en el cuerpo es imponente, pero el Curso nos dice que esto no es un hecho.
Sobre el tema de la mente el Curso dice: "La mente se extiende hasta sí misma. No se compone de diferentes partes que se extienden hasta otras. No sale afuera". T-18.VI.8. Sobre el cuerpo dice: "El cuerpo es algo externo a ti, y sólo da la impresión de rodearte, de aislarte de los demás y de mantenerte separado de ellos y a ellos de ti". T-18.VI.9. El mundo es como una pantalla de cine. A veces cuando uno ve una película, se siente identificado con los personajes. A eso es a lo que se parece la llamada vida cotidiana de todos los días. Uno está tan identificado con los personajes de la pantalla, que los percibe como uno mismo, como miembros de la familia de uno, como el jefe, etcétera. Éste es un problema perceptual importante. Todas nuestras pesadumbres aparecen cuando nos identificamos con lo que se muestra en la pantalla.
Otra idea fundamental es que la mente no puede atacar. La culpabilidad brota de la creencia en que la mente puede atacar. La mente puede inventar fantasías, como se hace en una película: puede hacer actuar a los personajes y que parezca que se atacan unos a otros verbal o físicamente, pero no es más que una fantasía. La división de la mente es lo que dispara la creencia en el ataque a la pantalla, donde los personajes parecen atacar y ser atacados. Es la manera que tiene la mente de intentar escaparse del problema de creer que se ha separado de Dios.
Esta idea es muy importante: la mente no puede atacar. Pero no es así como pensamos en la vida cotidiana. Hay una creencia en que una persona, o mente, puede manipular a otra mente. Esto toma muchas formas, como la idea de que alguien es seductor, por ejemplo. ¿Oyes lo que eso implica? Hay una interacción en la que uno se vuelve presa, como si fuese manipulado para hacer algo en contra de su voluntad. El Curso dice que eso es imposible. Si fuese posible, ¿dónde quedaría la igualdad? Si una mente pudiese dominar a otra no habría igualdad, y la culpa estaría justificada. Pero puede verse que estas ideas están muy profundamente arraigadas en la mente dividida. Las mentes no pueden atacar. Sólo pueden fabricar cuerpos para que representen las fantasías. Lo que hace salir a las defensas es la percepción del ataque. En cuanto la mente percibe ataque en cualquier forma, no puede evitar responder con defensas. El problema está en que esa percepción de ataque es el error.
Al principio del Libro de Ejercicios Jesús nos dice que todavía no hemos aprendido que atacar y ser atacado son lo mismo. ¡Lo mismo! No es así como parece en este mundo. Parece que hay una gran diferencia entre ser atacado y ser el atacante, pero son cosas idénticas, sólo son formas distintas de lo mismo. Si tienes pensamientos de ataque en la mente, no importa mucho cómo los percibas. No importa a quien le asignes cada papel: el atacante y el atacado son el mismo.
Uno tiene que llegar a darse cuenta de que el ataque es imposible. De lo contrario uno sigue percibiendo ataques y sigue respondiendo y reaccionando de manera defensiva. Esto puede tomar la forma de maniobras mágicas, estructuras de salud lujosas, medicamentos y hospitales..., todas las formas diferentes de blindarse. Si se lleva al nivel nacional, parecerá que son ejércitos y bombas que se utilizan para proteger el país, o el tema de las pistolas, o el crimen. Todo eso está ahí fuera en la pantalla. No hay un problema de criminalidad en el país. No hay un problema de armas. No hay un problema de gasto en defensa, y así sucesivamente. Todo eso está ahí fuera. El problema lo trae de vuelta a mí y a mi mente: a darme cuenta de que todavía creo en el ataque.
Participante: Cuando te metes en una situación de conflicto, es fácil que te absorba. En el trabajo, en casa, asuntos de familia, la familia política..., todo el mundo toma partido.
David: La clave es transferir esto a todas esas diferentes circunstancias. Una situación es sólo una situación. Jesús sabe que la mente que está en estado de engaño no cree en eso. Parece ser que ciertas situaciones son más difíciles. Una cosa por ejemplo, es ir a un grupo de Un curso de milagros donde todo el mundo habla de todas estas ideas. Pero luego tengo que ir a lidiar con mi familia política, o con el jefe en el trabajo. Es sólo la profunda creencia subyacente de que hay grados de dificultad en los milagros. El primer principio del Curso es que no hay grados de dificultad en los milagros.
Participante: Cuando tengo un conflicto con alguien, a veces me voy a casa y empiezo a ponerme realmente furioso. Me siento como un niño pequeño. Sólo quiero patalear o pegarle a alguien. Cuando lo pienso, ¡no quiero ser responsable! ¡Quiero echarle la culpa a otro! Es muy difícil para mí mirar eso. Me siento igual que un niño pequeño, sólo quiero tirarme al suelo, patalear, gritar y aullar.
David: Esa ira es un buen tema a considerar. He aquí una afirmación que a veces puede parecer demasiado: "La ira nunca está justificada". T-30.VI.1. Viene bastante al final del texto. No dice que no te vas a poner iracundo. Ni siquiera dice que no deberías ponerte iracundo. Dice que eso nunca está justificado. Si le sigues la pista, digamos hasta la idea de que "Soy responsable de lo que veo", T-21.II.2, podrías ver la falacia de la ira, pero hay una proyección tremenda de la causa del sacrificio y de la culpabilidad. La principal dinámica del ego es la creencia en que te libras de lo que proyectas sobre el mundo, que así es como te libras de ello. La proyección es la manera que tiene el ego de minimizar o reducir la ira, las amenazas y la culpabilidad. ¡Lo que el ego no le dice nunca a la mente es que te quedas con lo que das! Esa es la ley fundamental del Cielo. Así es como el Hijo fue creado. Dios se extendió a sí mismo en su semejanza y sus atributos. Así llegó a ser el Hijo, es la ley fundamental del Cielo. En cuanto se empieza a ver esto, se empieza a ver que no se consigue nada con la proyección. Percibir ataque y responder con ira nunca le trae a uno nada que valga la pena.
Al profundizar en la metafísica uno empieza a generalizar cada vez más este principio. Es lo que hace falta para la transferencia del aprendizaje. El Curso dice que mientras percibas un mundo físico de dualidad, estarás ciego. No es que cuando tengas sanada la percepción vaya a haber ahí un mundo que se pueda ver. "El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios". Ej-pII.3.2. Cuando la mente se quedó dormida, tomó lo que era en verdad visible –la luz y el amor– y lo hizo invisible. E hizo visible lo que no existe. Eso es lo que es este mundo perceptual. En cuanto se fabricó la percepción, el Cielo desapareció. Es muy profundo ver que el mundo es una alucinación perceptual. Este es un sendero diferente de otros que sugieren que puedes llegar a un mundo perfeccionado en cierto sentido. Ha habido religiones que han hablado del paraíso en la tierra, incluso de hacer inmortal al cuerpo, que es otra extensión de la misma idea. El Curso dice que lo que hiciste visible, lo que ves ahora, no tiene existencia alguna, y que cuando puedas llegar a la visión de Cristo ya no estará ahí para verlo. Este párrafo realmente nos da la clave de lo que es el perdón verdadero:
El perdón está siempre justificado. Sus cimientos son sólidos. Tú no perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque real que merece castigo. La salvación no reside en que a uno le pidan responder de una manera antinatural que no concuerda con lo que es real. En lugar de ello, la salvación sólo te pide que respondas adecuadamente a lo que no es real, no percibiendo lo que no ha ocurrido. T-30.VI.2.
Eso es profundo. Te pide solamente que respondas de manera apropiada a lo que no es real –que es todo el cosmos– por el procedimiento de no percibir lo que no ha ocurrido.
Recuerda a alguna de esas frases sobre perdonarle a tu hermano lo que no ha hecho. El Curso consigue que empecemos a cuestionar de verdad lo que vemos con los ojos del cuerpo y oímos con los oídos del cuerpo. Empezamos a cuestionar si lo que nos dicen nuestros sentidos merece confianza. Muchos de nosotros hemos tenido la experiencia de creer que conocíamos todos los datos de una situación, para encontrarnos con que realmente no teníamos la más remota idea. Nuestros motivos y deseos propios habían enturbiado a nuestra percepción: estábamos viendo en el escenario algo que en realidad no estaba allí en absoluto. Eso es un buen trampolín.
"Mas se te pide simplemente que consideres el perdón como la respuesta natural ante cualquier aflicción basada en un error que, por ende, no es más que una petición de ayuda. El perdón es la única respuesta cuerda, pues impide que tus derechos sean sacrificados". T-30.VI.2. Visto con la lente del ego el perdón es inseguro. El ego dice que podemos intentar perdonar, o que podemos hacer el consabido numerito de "perdono pero no olvido". Y hay el enfoque arrogante del perdón: Porque he avanzado mucho en mi viaje espiritual y realmente he entrenado mi mente, ahora me voy a dignar perdonarte. Esto es un movimiento mucho más allá de todo eso. Es ver que el perdón es la única respuesta cuerda. Si quieres mantener en la mente la tranquilidad de espíritu, ¡el perdón necesita convertirse en la respuesta natural y habitual a todo! Esto es muy drástico.
El mundo real se alcanza cuando percibes que aquello en lo que el perdón se basa es completamente real y está plenamente justificado. Mientras creas que el perdón es un regalo inmerecido, ello no podrá sino reforzar la culpabilidad que quieres "perdonar". El perdón que no está justificado es un ataque. T-30.VI.3.
Utilizar la palabra "ataque" conjura imágenes. La mente cree que sabe lo que es el ataque, pero hay muchísimas formas sutiles de ataque que no se ven como lo que son. Cuanto más trabaja uno con el Curso, más empieza a ver que cualquier juicio es un ataque, porque niega la integridad y la unidad de la mente. Cada vez que la mente se embarca en juzgar, o descomponer, eso es un ataque. Aquí estamos hablando de ordenación del pensamiento y de la jerarquía de ilusiones. Entra en esferas muy sutiles. Es difícil para la mente captar que preferir la tarta de manzana a la de cereza, es una forma de ataque. Uno piensa: ¡Ataques son los que veo en las noticias todas las noches! Yo sé lo que es atacar. Preferir la tarta de cereza a la de manzana, no tiene nada que ver con atacar. Peo el Curso dice que es un ataque.
Hay toda esa jerarquía de preferencias: preferencias sobre el aspecto de la gente, preferencias sobre comida o preferencias sexuales, preferencias de climas, preferencias visuales, preferencias musicales. Son configuraciones del ego de lo que yo llamo "mi versión de la realidad" que no es la realidad en absoluto. Es sólo "mi" versión de la realidad, la versión del pequeño yo”. Por eso parece haber conflictos, parece haber todas esas versiones de la realidad insignificantes y diferentes, y todas ellas parecen colisionar. ¡Por eso tenemos debates, opiniones y discusiones! La "primera ley del caos", o ley del ego, es que "la verdad es diferente para cada persona". T-23.II.2. "A cada cual lo suyo", ¿cuántas veces has oído ese cliché? O, "todo el mundo tiene derecho a tener su propia opinión".
Veo el perdón como el abandono completo de juzgar en el sentido mundano. Esto no es decir que, como trampolín, el Espíritu Santo no haga juicios ni evaluaciones. Está claro en el Curso que el Espíritu Santo evalúa mientras tú creas estar en un laberinto de dualidad. En la dualidad hay decisiones que tomar: ¿Hago esto? ¿Hago eso? ¿Voy aquí? ¿Voy allí? Entonces el Espíritu Santo evalúa. Le da a la mente lo que es capaz de recibir, y la guía a salir de la creencia de que está en el mundo de la dualidad. Pero, ¿cómo puedo soltar de verdad y escuchar los juicios del Espíritu Santo si quiero aferrarme a mi propia versión de la realidad, a mis preferencias, lo que me gusta y lo que me desagrada y mis opiniones?
Participante: Durante un tiempo tuve confundidas las ideas de "bueno" y “verdad” y las de "malo" y “falso”. Inmediatamente evaluaba las cosas para ver si eran buenas o malas (verdaderas o falsas). Hace poco se me ocurrió que "malo" no tiene nada que ver con “falso”, y "bueno" no tiene nada que ver con la “verdad”. Tengo dificultad para ver qué es lo falso en este mundo, excepto cuando me doy cuenta de que todo lo que veo es falso y todo lo que hago es falso. ¿Puedes hablar de lo bueno y lo malo, de esta dualidad entre el bien y el mal?David: Podemos hablar de bueno/malo, bello/feo, se podría expresar como deseable/indeseable o placentero/doloroso. Hay un montón de maneras diferentes de entrar a esto. Se nota que hay dualidad en todas ellas: hay los dos extremos de una escala. En el estado de engaño uno no sabe distinguir entre placer y dolor. La mente engañada "trata de enseñarse a sí misma que sus dolores y placeres son dos cosas diferentes, y que es posible distinguir entre ellos". T-27.VIII.1. En la lección 12 Jesús te dice que mires a tu alrededor y hagas una lista de lo que crees ver "usando cualquier término descriptivo que se te ocurra". Dice:
Si se te ocurren términos que parecen ser positivos en vez de negativos, inclúyelos también. Podrías pensar, por ejemplo, en "un mundo bueno" o en "un mundo agradable". Si se te ocurren términos de esa índole úsalos junto con los demás. Es posible que aún no entiendas por qué esos adjetivos "buenos" forman parte de estos ejercicios, pero recuerda que un "mundo bueno" implica uno "malo”, y uno "agradable" implica uno "desagradable". Ej-12.3.
Parece haber consenso general en que hay un montón de cosas maravillosas, bellas y buenas en este mundo, y también en que hay ciertas cosas que son malas o negativas. Tal vez la creencia sea que si puedo perdonar sólo la negatividad entonces me quedaré nada más que con lo bueno. Lo bueno, si utilizamos esta palabra en su sentido definitivo, está detrás del velo de la dualidad. Uno se queda con nada más que la verdad cuando deja de juzgar ambos extremos del espectro "bueno-malo", y deja a un lado todo juicio. No es por medio de perdonar lo negativo, ni de intentar dejar de hacer juicios negativos: de lo que se trata es de abandonar la creencia en que uno sabe siquiera lo que es bueno o malo.
¿Ves a dónde va esto? Estamos transcendiendo la moralidad y la ética, todas las disciplinas que se preocupan de lo que es bueno. Esto señala hacia un sitio muy elevado, porque la inmensa mayoría de las religiones y filosofías han generado un montón de reglas sobre lo bueno y lo malo sin disimulo. Hay que tener mucho cuidado con cómo se define y se construye eso. En cuanto estableces categorías vuelves a hacer real el error. En cuanto tengas bueno y malo, estarás negando que todo es una ilusión. Si yo creo que ciertas conductas son buenas y que otras son malas, ¿cómo puede ser que todo sea igualmente irreal? ¿Son algunas ilusiones mejores y otras peores? Cuando digo "hacerlo real" me refiero a otorgarle realidad al mundo proyectado. Aquí tenemos la razón metafísica de porqué necesitamos parar de creer que sabemos lo que es bueno y lo que es malo: porque al hacerlo le otorgamos realidad al mundo proyectado.
Participante: Alguna gente cree que hay que lidiar con lo negativo, eliminarlo. Conozco a gente que no quiere hablar de las noticias, y menos mirarlas. No quieren leer nada negativo. Creen que si no lo miran, va a desaparecer. No, sólo se va a proyectar fuera aún más. Tenemos que mirar esas cosas. Si no lo hacemos, estamos negando que es nuestra mente quien lo ha proyectado ahí fuera. Es mi manera de pensar la que hizo eso y puesto que lo estoy viendo ahí fuera, aún me estoy aferrando a esos pensamientos. Lo veo en las noticias. Si sencillamente me aferro a esta bella y encantadora naturaleza, y al brillo del sol, y a las gloriosas ilusiones, nunca me voy a despertar. Me voy a quedar en este sueño.
David: Se trata de observar los pensamientos, y observar los pensamientos, ¡y observar los pensamientos! Sólo tomar nota de los pensamientos ya es útil. Y se puede llegar al punto de tener cada vez más claridad mental. Se puede llegar al punto en el que puede que no veas las noticias. Puede que no sea a eso a lo que seas guiado, puede que no sea lo más útil para el conjunto de la Filiación. Pero siempre se tratade observar los pensamientos -durante una película, viendo las noticias, cuando estamos con la familia política, en el trabajo- sea lo que sea lo que estemos haciendo. Realmente es un trabajo de jornada completa observar la mente de uno sin parar.
Participante: ¡No me había dado cuenta de que era mi mente lo que tenía que observar!
David: Ese es el primer paso. Para empezar tienes que observar esos pensamientos y luego tienes que permanecer consciente.
Participante: Es mi sueño, y cuando me identifico con él y empiezo a discutir con alguien, o me siento atacado, me he olvidado de que escribí el guión, ¡y me vuelvo un actor de la función! Espero que al final sabré dar el paso atrás: ¡Espera un instante! ¡Esto no tiene la menor realidad! Yo le estoy dando toda la realidad que tiene. Me lo he tragado. Me he identificado con ello. Creo que es real. Y es real cuando creo que es real.
David: La palabra clave es "identificado". Jesús dice en el Manual para el maestro, hablando del verdadero significado del sacrificio: "[...] la auto-condenación es una decisión acerca de nuestra identidad y nadie duda de lo que cree ser. Podrá dudar de todo, pero nunca de eso". M-13.3. Sea lo que sea aquello con lo que te identifiques, estarás por ello con todo tu ser. Todos nuestros mecanismos de defensa surgen de la identificación con el mundo espacio-temporal de formas y cuerpos, todas las emociones vienen de identificarse con la ilusión. Conforme empiezas a entrenar la mente, aprendes a ver que no hay diferencia entre la furia y una pequeña punzada de frustración. Empiezas a ver las sutilezas. Cuando le seguimos el rastro a las emociones siempre nos encontramos la identificación con la personalidad.
Participante: El concepto del cuerpo.
David: Ahí es donde entran las defensas. El Curso menciona el sendero del ascetismo: "Muchos han elegido renunciar al mundo cuando todavía creían que era real" Ej.155.4. Y en la frase siguiente se menciona algo más familiar en nuestra era moderna de tecnología y ventajas: "Otros no han elegido otra cosa que el mundo, y su sensación de pérdida ha sido aún mayor". El mundo es como un campo de juegos hecho de ventajas y comodidades, con la mentalidad de que "puedo hacer lo que quiera". Puede resultar muy sosegado. Puede parecer que me va muy bien, que me va mejor que a las generaciones anteriores. Mira todo el progreso, las ventajas y las comodidades. ¿Ventajas para quién? ¿Comodidades para quién? ¡Para el cuerpo! El cuerpo es el centro de atracción principal de todo este "progreso".
Llega el punto en que uno empieza a pensar: Espera un instante, yo quiero tener la mente libre, y si mi mente está identificada y apegada al cuerpo, ¿cómo voy a tener la mente libre y el cuerpo libre? "¿Deseas la libertad del cuerpo o la de la mente? Pues no puedes tener ambas". T-22.VI.1. Te interesa llegar a la verdad estable -la que sencillamente es–, que está más allá de lo bueno y de lo malo. Todo lo que percibimos en este mundo se puede utilizar como un símbolo. Los conceptos se pueden utilizar como trampolines. Cuanto más aplicas el Curso, más ves las cosas del mundo como meramente simbólicas. Cuanto más te abstienes de hacer juicios, más puedes permitir que la mente se abra y se expanda. El perdón es un concepto. Es el concepto/metáfora más grande y de mayor alcance que hay, porque deshace a todos los demás conceptos/metáforas.
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