¿QUÉ SEMILLAS REGAMOS?
Publicado en revista CuerpoMente - Nº 250
La persona a la que quieres alberga todo tipo de semillas: de alegría, de sufrimiento, de ira. Si riegas su ira, en cinco minutos podrás producir ira en ella. Si sabes cómo regar las semillas de su compasión, alegría y comprensión, esas semillas florecerán. Si reconoces las semillas buenas que hay en ella, regarás su confianza en sí misma y ella será la fuente de su propia felicidad, así como de la tuya.
La práctica del riego selectivo tiene cuatro partes:
En primer lugar, dejaremos que las semillas negativas duerman en el almacén de nuestra conciencia sin darles la posibilidad de manifestarse; si se manifiestan a menudo, su raíz se fortalecerá.
Segundo, si se manifiesta una semilla negativa, le ayudaremos a que vuelva a dormirse tan rápido como sea posible.
Podemos reemplazarla con otra imagen mental: ésta es la tercera práctica.
La cuarta consiste en que cuando una imagen mental buena se manifieste, trataremos de mantenerla tanto tiempo como podamos. Es como cuando nos visita un buen amigo: toda la casa está alegre, por eso tratamos de convencerle para que se quede unos días más.
Si se manifiesta en una persona la ira o el miedo, podemos regar en ella una buena semilla, que se manifestará y reemplazará a la otra imagen mental. Con la práctica, podemos organizar nuestra vida de manera que las semillas buenas puedan ser atendidas y regadas varias veces al día.
Para no regar las semillas negativas que hay en nosotros y en los demás, podemos prometernos mutuamente: “querido, sé que hay una semilla de ira en ti. Cada vez que la riego, tú sufres y me haces sufrir a mí. Por eso me comprometo a abstenerme de regarla. También prometo no regar la semilla de ira que hay en mí. Sabes que esa semilla es bastante fuerte. Cada vez que dices o haces algo que la riega, yo también sufro y te hago sufrir. Así pues, que ninguno riegue esas semillas del otro”.
La práctica del riego selectivo permite que crezcan las semillas positivas que hay en nosotros, y da fuerza y vitalidad a la mente. Dejemos que las semillas negativas descansen y dejemos espacio para que el alimento entre. Luego, cuando necesitemos examinar una situación difícil, podremos hacerlo con mayor facilidad, claridad y destreza.
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