¿QUÉ ES EL PERDÓN CUÁNTICO?
David Hoffmeister
Del Libro de David Hoffmeister "El perdón cuántico: Física, te presento a Jesús".
Los experimentos de la física cuántica han mostrado con claridad que las expectativas del observador determinan el resultado del experimento. Dicho de otra manera: no existe ninguna separación entre el observador y lo observado, ni entre el sujeto y el objeto. El mundo que contemplamos es completamente subjetivo, no existe un mundo objetivo separado de nuestra mente. Lo que observamos es sencillamente una representación en la forma de lo que creemos. No hay dos personas que compartan el mismo mundo porque el mundo es completamente subjetivo. Jesús declara: “No hay ningún mundo aparte de lo que deseas. ¡El mundo no existe!” (E-132) También dice: “Le he dado a todo lo que veo todo el significado que tiene para mí”. (E-2)
Durante siglos la ciencia se ha basado en las premisas de un mundo externo observable y medible, y de un experimentador separado de ese mundo empírico. El principal descubrimiento de la física cuántica, hace ya varias décadas, fue que no existe un mundo externo fuera de la consciencia. Me interesó mucho este descubrimiento, que apoya la interpretación de que no existe ningún mundo fuera de la mente del que lo percibe. Todo está completamente unificado y conectado: la separación no existe. Todo es energía.
Siempre me ha interesado trabajar con Un curso de milagros y las ideas de la física cuántica. Cuando hablamos de entrar en el campo cuántico o del verdadero perdón, ese hermoso estado de ausencia de juicios, estamos hablando de lo mismo. Los místicos, los santos y ahora los físicos cuánticos, hablan de una misma experiencia; y así encuentro muy natural unir estas dos palabras: Perdón Cuántico.
Es la misma experiencia hacia la que apunta Jesús cuando habla de percepción unificada en Un curso de milagros. También la llama “el sueño feliz” y “percepción verdadera”. Me asombra ver cuántos caminos apuntan hacia la misma experiencia, y compartir este mensaje es mi alegría y mi felicidad.
Me crié en el cristianismo, que está asociado con obrar mal, con cierto sentimiento de maldad. Pero he descubierto que, cuando nos abrimos y empezamos a entrar en la experiencia de la paz profunda y la inocencia —aunque apenas sea un vislumbre—, viene con mucha fuerza a la consciencia la idea de no haber hecho nada malo nunca. Nuestra percepción se transforma para permitirnos ver paz. No es el resultado de un esfuerzo, es como un estado de gracia. Ese estado de gracia ha sido siempre nuestra naturaleza y todo lo que tenemos que hacer es aceptarlo. Una vez que lo aceptamos, vemos que nunca hubo ningún problema. Dios nos creó perfectos, en nuestra Fuente siempre hemos sido perfectos. Nos conviene ir más allá de la perspectiva de creer que Dios existe en algún sitio ahí fuera. Nos conviene ver que nuestro hogar está en nuestro corazón y que nunca lo hemos abandonado.
En su película El hombre que susurraba a los caballos (The Horse Whisperer), Robert Redford ayuda a una chica traumatizada y a su caballo a atravesar una experiencia de curación. Ví un documental sobre el hombre que hizo de especialista en esta película. Se llama Buck y ha transcendido una infancia traumática, eligiendo no verse a sí mismo como una víctima.
Muestra su integridad, calma, ternura y compasión en la vida cotidiana con la gente y con los caballos. Tiene la capacidad de montar a caballo casi como si estuviera en el campo cuántico. El caballo fluye con gran belleza como una extensión de su amor. Buck es un precioso testimonio de la humildad profunda y la sencillez. Me encantan las películas que muestran la gracia en movimiento, en las que la inocencia es tangible. Estoy muy agradecido de que nosotros, como Buck, podamos elegir el milagro.
Me gusta pensar que los milagros son muy naturales. Los llamo milagros corrientes. No necesitamos recibir señales ni símbolos extremos. Sólo necesitamos experimentar la consciencia consoladora, pacífica y silenciosa que siempre está dentro de nosotros. Es Lo Que Somos. Me gusta la idea de que somos representaciones vivas del amor, la luz y la alegría. Ese es el fuego que arde en mi corazón. Por eso he viajado tanto alrededor del mundo, y por eso estoy tan cómodo con mis hermanos y hermanas donde quiera que voy, con independencia de lo digan que creen o no creen. Siento una profunda conexión con ellos que parece muy natural. Nuestro Propósito es estar en esa experiencia y extenderla. Siento que nuestras vidas son para eso. Mi vida se ha usado completamente para extender la Presencia del Amor.
El verdadero Amor quiere llegar de maneras con las que la gente pueda conectar. La gente no tiene verdadero interés por las teorías y las teologías, lo que quiere son experiencias. Quiere señales y símbolos sencillos, como un apretón de manos, un abrazo o una tierna mirada a los ojos del otro. Aunque estas expresiones de ternura vengan a través de lo que parece la naturaleza humana, en realidad es nuestra divinidad que resplandece.
La física cuántica nos muestra que todo lo que percibimos sólo es, en realidad, nuestro estado mental. El cuerpo, con el que tanto nos identificamos, funciona como un barómetro. Refleja nuestro estado mental de manera inequívoca. Siempre que parecemos experimentar malestar o enfermedad, podemos verlo como un regalo que nos permite ver el malestar que nos causan los pensamientos que estamos teniendo. Podemos ir adentro, soltar esos pensamientos y descubrir que no tenemos ninguna razón real para estar enfermos. Somos inocentes: la felicidad, la paz y la alegría son nuestra herencia natural. Y podemos agradecer que el cuerpo dé testimonio de nuestro estado mental de una manera tan clara. Este biofeedback es útil para llegar al estado de Verdadero Perdón Cuántico, porque nos permite ser muy sinceros con nosotros mismos sobre cómo nos sentimos. No tenemos que quedarnos atascados en la idea de que hay alguna causa externa. Podemos empezar a tomar plena responsabilidad de nuestro estado mental.
Se han hecho muchas películas que también le recuerdan a la mente que es ella la que se lo ha inventado todo: El show de Truman (The Truman Show), Atrapado en el tiempo/El día de la marmota (Groundhog Day), Dark City, Lucy, y Solaris. Después de ver alguna de estas espectaculares películas metafísicas, a menudo alguien pregunta: “¿quién hizo el guión?, ¿Era un estudiante del Curso? Los hermanos Wachowsky, guionista y director de The Matrix,¿eran estudiantes del Curso?” No, en realidad. Pero utilizaron mucha metafísica de la buena para hacer su película. Ahí fuera no hay ningún guionista, ni director, ni productor ni actor. Las películas cuánticas son una representación simbólica del deseo de despertar que tiene la mente. Podemos verlas como catalizadores de una transformación mental cuántica.
Los científicos que descubrieron el átomo con sus protones, neutrones y electrones creyeron haber descubierto cosas macizas. El cuerpo y el mundo parecen macizos, pero la física cuántica nos ha enseñado que no hay partículas macizas. Las partículas sólo son potenciales y el mundo no es más que pensamientos y creencias. Lidiamos con un mundo de ideas. Podemos creer que tenemos pensamientos y que los pensamientos se manifiestan, pero incluso la manifestación del pensamiento forma parte de la dualidad. No hay ninguna diferencia entre los pensamientos y los ”pensamientos manifestados”.
En relación con la física cuántica, descubrí que las lecciones del Libro de ejercicios de Un curso de milagros cierran la brecha. Enseñan que los pensamientos que creemos pensar y el mundo que creemos ver son lo mismo. Las creencias que sostenemos y el mundo que creemos es exterior a la mente en realidad son lo mismo. De manera literal, todo nos lo hacemos a nosotros mismos. La buena noticia es que, cuando perdonamos, no perdonamos lo que parece que nos han hecho, perdonamos lo que nunca ha ocurrido. La separación es una alucinación, no es la realidad: no es la Verdad. Cuando nos damos cuenta de esto, es un instante asombroso de Perdón Cuántico.
Me interesa mucho el Perdón Cuántico. Los pioneros de la física cuántica transcendieron y anularon la física newtoniana y el método científico. Los físicos cuánticos trabajaron con lo más pequeño y se dieron cuenta de que nada de lo que creían saber era cierto. El mundo es una cuestión de potencialidades. En la superposición cuántica, por ejemplo, las cosas aparecen donde creemos que van a aparecer, y esto es interesante porque es un descubrimiento científico que no tiene porqué quedarse en el laboratorio. En realidad tiene mucho que ver con lo que somos. ¡Es el portal a la experiencia de ser uno con la fuente!
Estamos en el umbral de esta experiencia. En una escena de Solaris, uno de los personajes ha tenido temibles pensamientos de separación, y su compañera le dice: “ya no tenemos que pensar así”. Nos estamos alejando de historias, percepciones lineales y resentimientos, moviéndonos hacia una manera de pensar completamente nueva, en la que estamos sanos y completos y somos inocentes. Es emocionante de verdad saber que ahora mismo estamos en la cúspide de eso. No es algo por lo que tenemos que esperar. La Verdad está aquí mismo, ahora mismo, diciendo pacientemente: “aquí estoy”. El despertar es, en efecto, un viaje glorioso de milagros y descubrimientos, y me siento muy honrado de participar por completo en él.
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