¿PUEDE EL EGO ESTAR ALERTA?
Del Libro de David Hoffmeister "Sosiega la Mente - De Regreso a Dios" (Unwind Your Mind - Back to God) - LIBRO II - Capítulo I
Traducido al castellano por Juan Illan Gómez.
Participante: Hay una frase del Texto que dice: "Al decidir contra tu realidad, has decidido mantenerte alerta contra Dios y Su Reino. Y es este estado de alerta lo que hace que tengas miedo de recordarle". T-10.II.6. ¿Qué clase de estar alerta es esta? ¿Puede el ego estar alerta?
David: Esta pregunta es realmente buena. Considerémosla. En el Curso Jesús dice que hay que estar alerta hasta que ya no haga falta estar alerta. Pero el estar alerta de esta frase por la que preguntas, es una clase diferente de estar alerta. La vigilancia es del ego, igual que el ámbito de lo perceptual es del ego, pero puede ser utilizada por el Espíritu Santo para el propósito de la atención. Pero en la cita que mencionas se está expresando algo diferente. Considerémoslo. "Al decidir contra tu realidad, has decidido mantenerte alerta contra Dios y Su Reino". Lo que él quiere decir es que eres capaz de cualquier cosa con tal de negar la realidad de Dios y sostener la tuya: estás en alerta por lo que percibes como tu propia realidad. Decidir forma parte del concepto del yo. Sólo la mente dividida cree en elección/decisión.
Por ejemplo, la creencia en que hay un país llamado América, o Canadá, es un concepto. Soy canadiense, soy americano, soy afroamericano, soy británico, soy australiano; todo eso son conceptos y nos vemos a nosotros mismos defendiéndolos porque creemos que eso es lo que somos. Creemos que tenemos elección sobre qué es lo que queremos ser. Nos mantenemos muy alertas para proteger lo que hemos hecho. ¿Ves qué compleja es esta mente del "yo sé"? ¿Qué es lo que no soy? No soy canadiense. No he nacido en un cuerpo. No soy la percepción. Jesús habla de esto en el Evangelio de Juan. Cuando los judíos le preguntaron cómo podía decir que había visto a Abraham cuando no tenía siquiera cincuenta años, Jesús les dijo: "…antes de que Abraham fuese, Yo Soy". Jesús nos está diciendo eso desde antes de que Abraham fuese, "Yo Soy". No hay nada que venga detrás de "Yo Soy". Yo no soy el nombre "orador". Yo no soy la nacionalidad del país donde nació el cuerpo. El Cristo no es una etiqueta ni forma parte de lo espacio-temporal. Cada vez que te disgustas y crees que sabes algo, significa que quieres tener la razón. Cuando defiendes tu ilusión por encima de la realidad de Dios, estás alerta contra Dios y Su Reino. "Y es este estado de alerta lo que hace que tengas miedo de recordarle". T-10.II.6.
Esa es la clave. Como creemos que realmente nos hemos separado, ahora tenemos miedo de haber hecho algo malo al fingir que sabemos algo superior al conocimiento de Dios, que es el amor inmutable y eterno. Fingiendo que la separación es real, nos da miedo recordar a Dios porque en realidad creemos en lo imposible. Esta clase de vigilancia es la vigilancia del ego, estar alerta para defender las ilusiones. Sólo se puede estar alerta en el ámbito de lo perceptual. Mantente alerta por el Reino, porque la mente se resiste mucho. La mente egoica está alerta por sus ídolos. Mantente alerta para desenmascarar a los ídolos.
Al sereno ser del Reino de Dios, del que eres perfectamente consciente cuando estás en tu sano juicio, se le expulsa sin miramientos de aquella parte de la mente que el ego rige. El ego está desesperado porque se enfrenta a un contrincante literalmente invencible, tanto si estás dormido como si estás despierto. Observa cuánta vigilancia has estado dispuesto a ejercer para proteger a tu ego, y cuán poca para proteger a tu mente recta. ¿Quién, sino un loco, se empeñaría en creer lo que no es cierto, y en defender después esa creencia a expensas de la verdad? T-4.III.10.
Lo que has hecho es un falso conocimiento y la mente dividida está muy alerta para conservarlo; esto es lo que mantiene la apariencia de un mundo en un estado caótico: creer que sabemos algo. De hecho no podemos saber nada en el ámbito de lo perceptual. La mentalidad recta es la corrección de ese intento de la mentalidad errónea de poner orden en la realidad de uno. No hay que confundir la mentalidad recta con la mente que sabe, el conocimiento de Dios, porque es aplicable sólo a la percepción corregida. Por eso al principio del Libro de Ejercicios, Jesús dice: "...no sabes cuál es el propósito de nada". Ej-25.3. Crees saber para qué es un teléfono, pero sólo "en el nivel más superficial". Tenemos que abrirnos al pensamiento de que: No sé nada porque estoy intentando decidir la realidad por mi cuenta y por esto tengo miedo, porque cada vez que intento crear la realidad por mi cuenta, estoy abusando de la ley del Reino, de la ley del amor. Este intento de decidir la realidad, es la causa de que surja la culpabilidad en la conciencia. Hay una sensación de saber que la mente no se está usando para los propósitos de la creación, sino para fabricar ilusiones. Y esto genera miedo porque creemos que las ilusiones son reales y haríamos lo que fuese por protegerlas. El ego está muy alerta contra Dios y Su Reino.
Para tener clara la idea de estar alerta, primero tenemos que mirar el propósito del Espíritu Santo para la vigilancia y la idea de vigilancia del ego. Parece que hay dos alternativas, dos elecciones. De entre todas las elecciones del mundo, de entre todas las decisiones que es posible tomar, esto lo reduce a dos. En esto hay una gran simplificación. Digamos que esas dos alternativas son las soluciones potenciales de cualquier problema aparente. La primera solución es desenmascarar al ego. La segunda solución es continuar en el estado de conseguir, llegar a ser y buscar cambios en el nivel superficial. La primera solución es desenmascarar y desenmarañar al ego y a sus conspiraciones para salvarse a sí mismo. La otra tiene como resultado seguir buscando una ilusión mejor, buscar la salvación donde no se la puede hallar, continuar con la "carrera de ratas". La primera alternativa necesita un esfuerzo, pero es como desenredar una madeja de hilo que tiene un final. La segunda alternativa también exige esforzarse, pero en este esfuerzo se perpetúan los sufrimientos de todo tipo. Aunque ambas requieran esfuerzo y vigilancia, podemos decir que debido al resultado, sólo una de estas elecciones es una verdadera alternativa. Sólo una conduce al Reino.
Participante: Eso tiene que significar que en realidad no tengo opción a ser lo que quiera ser. Entonces ¿es que en verdad no hay alternativa en absoluto?
David: Si sólo hay una alternativa tiene que ser que no hay alternativa, porque "alternativa" implica dos o más. Si sólo hay una alternativa real que conduce a la Realidad, entonces no hay alternativa. Elegir la mente recta es en realidad, elegir sencillamente que el Espíritu Santo decida por ti. Realmente uno nunca tuvo elección, sino una ilusión de elección. Pero esto es demasiado sencillo para el ego. El ego necesita estar a favor o en contra de algo, o dejaría de "existir". El ego utiliza conceptos, ideas y creencias, se apega a estas ideas y luego cree ser eso: "Soy americano. Soy católico. Soy budista. Soy esto y lo otro, y soy cristiano. Yo sé. Yo sé. Yo sé". Se pierde en un "yo sé" que en realidad es sólo una defensa contra el recuerdo del conocimiento que está disponible en el instante santo. Es en el instante santo donde se refleja el conocimiento y se recuerda el amor. Es donde nos encontramos con el Espíritu Santo, en el momento presente: ahora mismo. El Curso nos dice:
Enseñar a toda la Filiación sin hacer excepciones demuestra que percibes su plenitud y que has aprendido que es una. Ahora tienes que estar alerta para mantener su unicidad en tu mente porque si dejas que te asalte la duda, perderás la conciencia de su plenitud y serás incapaz de enseñarla. La plenitud del Reino no depende de tu percepción, pero tu conciencia de su plenitud sí. Sólo tu conciencia necesita protección, puesto que el estado de ser no puede ser atacado. No obstante, no podrás experimentar una auténtica sensación de que existes mientras sigas teniendo dudas con respecto a lo que eres. Por eso es por lo que es esencial que te mantengas alerta. No permitas que entre en tu mente ninguna duda acerca de tu existencia o, de lo contrario, no podrás saber con certeza lo que eres. La certeza es el regalo que Dios te hace. La verdad no requiere vigilancia, pero las ilusiones sí. T-6.V.C.8.
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