PRÁCTICA SIN DISTRACCIONES MUNDANAS
Kenneth Wapnick
Publicado por la Foundation For a Course in Miracles, traducido al castellano por Juan Illan Gómez.
EXTRAÍDO DE: "Las 72 Preguntas más Frecuentes sobre UCDM" - Pregunta nº 70
¿Se practica mejor Un Curso de Milagros en el aislamiento, sin distracciones mundanas?
Considerando seriamente esta pregunta, habría que reconocer que no tiene sentido. Dentro de nuestros sueños individuales siempre estamos solos, pues no hay ningún mundo fuera de nuestras mentes. Intentar separarnos del mundo, apartarnos de él, es sencillamente caer en la trampa del ego de "hacer real el error", que ya hemos discutido. Otra vez habríamos visto el problema fuera de la mente –en este caso el mundo ajetreado y molesto de la separación y la multiplicidad– y lo habríamos hecho real, asegurándonos así de que nunca sea deshecho. En verdad, sin embargo, el problema son las ajetreadas y molestas ideas de separación y multiplicidad que tenemos en nuestras mentes. Intentar cambiar el mundo exterior para resolver los problemas del nuestro mundo interior, es una buena definición de trabajo de lo que el Curso llama magia. Y así, los estudiantes que creen que sólo pueden estudiar y aprender Un Curso de Milagros yéndose del aula de sus vidas, casi con certeza están siguiendo la guía de sus egos, que se encargan de que nunca aprendan sus lecciones de perdón, sin darse cuenta de que se han separado de ellas.
Aunque siempre hay excepciones, creemos que es razonable decir que casi todos los estudiantes de Un Curso de Milagros deberían practicar sus principios justo en el sitio donde están. Por eso incluyó Jesús en el Manual para el Maestro la pregunta: "¿Se requieren cambios en las condiciones de vida de los maestros de Dios?". Su respuesta explica que para la mayoría de los estudiantes "Es bastante improbable que en la formación del nuevo maestro de Dios, los primeros pasos a dar no sean cambios de actitud" (M-9.1:4). Y los que son guiados a cambiar sus situaciones "casi de inmediato", son "generalmente casos especiales" (M-9.1:6). Naturalmente, muchos estudiantes de Un Curso de Milagros creen estar en esa categoría especial. Las vidas de la mayoría de la gente son dolorosas, y están llenas de circunstancias, relaciones y condiciones corporales muy traumáticas. Es difícil, por tanto, que eviten la tentación de reinterpretar el Curso, o de "oír" al Espíritu Santo "decirles" que dejen sus trabajos y/o familias, y sencillamente estén con Él para aprender y enseñar el Curso a los demás. Siempre es práctico acordarse de que no puede haber "distracciones mundanas" salvo que primero uno quisiera estar distraído y, por tanto, tuviera la necesidad de que sea así. Como, en el contexto del mal, dice Jesús en el texto: “Recuerda que el testigo del mundo del mal sólo puede hablar en favor de aquello que vio la necesidad del mal en el mundo” (T-27.VII.6:2).
El mundo, como el cuerpo, en sí mismo y por sí mismo es neutro. Sencillamente hace lo que le pedimos que haga.
Nos gusta recordar a menudo a los estudiantes los orígenes de Un Curso de Milagros. No comenzó en un desierto, ni en la cima de una montaña sagrada, ni Helen era una monja de clausura que se había "enterrado viva por Dios". Jesús le dictó su Curso a Helen en medio de una relación profesional muy tormentosa con Bill, en la que ambos estaban muy ocupados con sus agitados trabajos en uno de los centros médicos más grandes del mundo, más prestigiosos y más basados en el ego, en el corazón de una ciudad que está entre las más importantes y ajetreadas del mundo. "El entrenamiento es siempre altamente individualizado" (M-9.1:5), pero creemos que la misma historia de Un Curso de Milagros ofrece un sólido testimonio y un ejemplo de cómo sus estudiantes deberían aplicar su poquito de buena voluntad a aprender en medio de sus vidas cotidianas normales.
TE GUSTARÁ VISITAR...