PONER EN PRÁCTICA LAS IDEAS

 

Libera Tu Ser - David Hoffmeister "PONER EN PRÁCTICA LAS IDEAS"



Del Libro de David Hoffmeister "Sosiega la Mente - De Regreso a Dios" (Unwind Your Mind - Back to God) - LIBRO II - Capítulo V
Traducido al castellano por Juan Illan Gómez.

 

David: Si el Curso no es práctico, si no puedes aplicarlo a tu vida, entonces ¿para qué sirve? Si hay preguntas o asuntos en tu vida de los que te resulta cómodo hablar tal como los percibes, podemos seguirles el rastro hasta la mente. Así es como podemos llegar a algunas de las creencias y percepciones erróneas.

Se parece a una psicoterapia espiritual. Básicamente, no vas al terapeuta a decirle: ¡Ay!, no sé qué creer sobre Dios y la naturaleza del universo. Probablemente hay un grupo de problemas bastante concretos con los que empiezas. Lo que el terapeuta llama "los problemas que se presentan", son aquellos por los que el paciente ha de empezar. Todos los que creen en este mundo creen que tienen problemas concretos, estos se pueden utilizar como trampolín para llevarlos de vuelta a la mente. Puede ser una herramienta muy útil.

Participante: Tengo tendencia a empezar por la mañana de manera brillante, sintiéndome bien, leyendo el Curso y sintiéndome conectado con Dios. Tal como están establecidos mi trabajo y mis circunstancias últimamente, no soy capaz de matar una mosca hasta las cinco de la tarde. Practico mucho y me preparo para mis lecciones y recitales. No tengo que ir a una oficina a trabajar. Tengo tiempo para leer y meterme realmente en lo que leo. Pero parece haber un patrón que hace que alrededor de las cinco todo empiece a derrumbarse. Lo dejo todo a un lado, me olvido y corro afuera a una fiesta del ego: empiezo a sentirme mal, o salgo a comprarme un helado o algo así. Para cuando se hace de noche todo es diferente. Es parecido a un alcohólico que quiere dejar de beber pero sigue eligiendo beber. En mi caso, no quisiera que fuese de esta manera, pero, sin embargo, sí quiero. ¿Cómo puedo ir más allá de eso? Tengo momentos de claridad en los que me doy cuenta de que cuando esté listo para soltarlo, lo soltaré. Se habrá acabado. Pero a menudo elijo retener patrones de conducta dolorosos: a veces realmente prefiero quedarme en un estado de dolor. Quiero ir más allá de eso.

David: Describes tus días como si tuviesen dos partes. La parte inicial es de trabajar, estudiar, leer, profundizar en las cosas, a veces sin ver a nadie hasta las cinco. Entonces parece que te sientes saciado, como si tuvieses que fugarte. Una vez más es la misma dicotomía por la cual el ego parte el día en dos: para ti la primera parte es antes de las cinco de la tarde, y la segunda parte es después de las cinco de la tarde. En el mundo del trabajo de lunes a viernes, es corriente tener la sensación de "mi tiempo" y "el tiempo de ellos", cuando llegan las cinco de la tarde es "mi tiempo". No puedo esperar a que llegue el fin de semana. Gracias a Dios que es viernes. Estas son expresiones comunes. Son categorías que el ego utiliza para descomponer las cosas, como si hubiese "mi tiempo" y "el tiempo de ellos", o "tiempo de estudio" y "tiempo de fiesta". Cuanto más dejamos a un lado el hacer juicios y más aceptamos la función del Espíritu Santo, más de Dios es todo el tiempo.

Recuerdo que la última vez dijiste: "¡Dios mío, qué pensamientos pasan por mi mente cuando practico!" Te dabas cuenta de todos esos pensamientos de juicio. Llega a ser un trabajo de veinticuatro horas al día siete días a la semana, por así decirlo, por lo muy activa y muy poderosa que es la mente. Esos pensamientos de juicio son como trenes. Saltas al tren un rato y cuando intentas meditar, eres capaz de saltar fuera, pero antes de que te des cuenta, estás en otro tren, como por ejemplo: Le dije a fulano que iba a hacer eso hoy. Más vale que me mueva porque si no lo hago..., o ¿Por qué tuvo ella que hacer aquello? Saltas a esos trenes y te vas montado en ellos. En tu caso, practicas y estudias hasta que no puedes leer una línea más, y entonces sales a dar alaridos. Todo es sobre la distinción entre forma y contenido. Es cuestión de ponerse en contacto con esos pensamientos y observarlos. Mientras parece que todo esto ocurre en la pantalla, estás aprendiendo a darte cuenta de los pensamientos restrictivos e invertidos que se basan en el miedo, pensamientos como: Debería hacer esto porque si no lo hago, las consecuencias van a ser esto o aquello. La mayoría de los pensamientos de la mente no entrenada tienen detrás el miedo a las consecuencias.

Participante: ¿Quién administra las consecuencias? Somos nosotros. No hay nadie ahí para pegarte, te pegas a ti mismo.

David: Puede parecer que hay otras personas. Por ejemplo, si hablas por teléfono con tu madre todos los días y hoy decides que tienes otra cosa que quieres hacer, puede parecer que tu madre tiene una reacción. ¿Por qué no me llamaste? Parece que la gente nos está haciendo cosas y que están teniendo lugar acontecimientos que están más allá de nuestro control. La mente que se encuentra en el estado de engaño dice: Yo soy inocente. No merecía ser tratado como me trató esa persona, cuando de hecho la mente engañada cree que se ha separado de Dios, tiene culpabilidad. Cree que de hecho ha conseguido lo imposible. Cree que fue capaz de usurpar la capacidad de Dios y desgajarse del Reino de los Cielos, abandonar el Jardín del Edén. Realmente está convencida de esto. Es un pensamiento aterrador, un pensamiento realmente culpable. El Curso dice que no es verdad. El Espíritu Santo le recuerda suavemente a la mente que todo está bien: Tu Padre te ama. Nunca podrías conseguir una cosa tan tonta como usurpar la capacidad de tu Padre ni asumir el papel Creador de Dios.

Es una tontería pero la mente está convencida de que la separación ha ocurrido. Proyecta ese pensamiento en la pantalla, que es el mundo, y aporta pruebas que refuerzan la creencia en que es culpable. Cree ser culpable y aporta pruebas. Luego se convence de su culpabilidad por medio de su interpretación de lo que parece ocurrir en la pantalla. Parece que hay gente mala y fuerzas del mal, cuando es sólo la mente aportando pruebas de la creencia en su propia culpabilidad. La buena noticia es que cuando uno empieza a ir más allá de la locura de las creencias falsas y suelta la culpabilidad, la mente sana. La mente sanada aporta pruebas que demuestran que la culpabilidad no es real. Empiezas a verlo todo como un encuentro santo. Esa es la buena noticia. Recuerda que todo se reduce a la interpretación: eso es lo único que cambia.

Participante: Tengo un ejemplo de eso. Durante mi primer año de maestra había un niño pequeño en mi clase que me irritaba muchísimo. Mi supervisora me aconsejó ponerlo en la primera fila y darle una palmada en la espalda, o tocarle el pelo, o tomar su mano, o hacer cualquier tipo de contacto cada vez que pasase cerca de él, para que supiese que yo estaba aprendiendo a cuidar de él. Así lo hice y él empezó a cambiar. Pero, ¿supones que de verdad fue el quien empezó a cambiar? Aún era el mismo chiquillo y se comportaba, estoy segura, exactamente de la misma manera. Pero yo cambié mi forma de pensar en él. Al final del curso fue el único niño con el que lloré al despedirnos. El Curso dice que cambiar de conducta no ayuda porque el problema está en la mente. Y sin embargo a veces parece que cierta nueva conducta tiene efecto sobre la mente. ¿O no?

David: Nunca es así, eso formaría parte del pensamiento invertido. Lo que dice el Curso es que cuando cambias de ideas y estás dispuesto a ver de manera diferente, tu interpretación de la situación es diferente. Los comportamientos cambian automáticamente a causa del cambio de interpretación. Esto no significa que tengamos el poder de cambiar la conducta de otras personas.

En sentido metafórico, tú y todos tus hermanos tenéis mentes iguales, igualmente poderosas. Ningún hermano tiene una mente más poderosa ni menos poderosa que ningún otro. En ese sentido no puedes influir de manera positiva ni negativa en la mente de tu hermano.

He indicado ya que no puedes pedirme que te libere del miedo. Yo sé que no existe, pero tú no. Si me interpusiese entre tus pensamientos y sus resultados, estaría interfiriendo en la ley básica de causa y efecto: la ley más fundamental que existe. De nada te serviría el que yo menospreciase el poder de tu pensamiento. T-2.VII.1.

Tus pensamientos son causativos y los pensamientos que eliges determinan tu estado mental. Aquí él dice que tu mente es tan poderosa como la suya, y que él no puede juguetear con esa ley básica de causa y efecto. No puede quitarte el miedo, pero puede ayudarte guiándote, mostrándote tus percepciones erróneas, y ayudarte a borrarlas de tu mente: esto reducirá el miedo. Con el Espíritu Santo te ayuda a discernir entre lo verdadero y lo falso, para que seas capaz de reconocer lo falso como falso y soltarlo.

Con certeza ésta es una interpretación diferente de ver a Jesús como una deidad de nivel superior. Él es un hermano mayor que siempre es igual que nosotros, excepto en el tiempo. Parece que está más alto en el eje vertical de elevarse a Dios y dejar el ego a un lado, pero el eje vertical está en el tiempo y el tiempo es una ilusión. El tiempo forma parte del sistema del ego, de manera que de hecho somos completamente iguales.

Participante: En el caso de nuestra amiga, cuando su jefa básicamente le ordenó cambiar de conducta, ¿estaba en realidad ordenándole cambiar de ideas? Y cuando llevó a cabo el cambio de conducta, ¿es posible que la parte de su mente que reconoce al amor reconociese el cambio de conducta como representativo del cambio en su mente?

David: "Donde se requieren cambios es en las mentes de los maestros de Dios". M-9.1. Cuando uno tiene disposición al cambio mental puede parecer que lo externo es el impulso o lo que empuja. Tomemos, por ejemplo, a alguien que tiene demasiado miedo a dejar un trabajo, aunque realmente quiere dejarlo. Sigue así, y sigue, y sigue hasta que al final lo despiden. Podría parecer que ser despedido de ese trabajo fue el impulso a cambiar, pero es sólo una interpretación. Siempre vuelve a la mente, todo tiene que ver con la disposición a abrirse al Espíritu Santo. Todo lo que ocurre viene de una decisión de la mente, pero la mente se olvida rápidamente de la decisión, y puede parecer que lo que se representa fuera es lo que provoca el cambio. Pero siempre vuelve a nuestra propia responsabilidad.

Participante: ¿No te parece que la gente que quiere asumir plenamente sus responsabilidades, pero aún cree en la ilusión, empieza a sentirse aún más culpable porque sabe que es responsable?

David: Sí, eso es la confusión de niveles. Creo que el asunto más frecuente con el que me encuentro en mis viajes es la enfermedad. Aquí estas tú, utilizando una herramienta que dice que todo es una decisión de tu mente. Empiezas a ver que no hay ningún Dios externo que te castigue ni te elimine con el SIDA, el cáncer, etcétera. Ves cada vez más que el modelo médico en realidad no hace nada. El Curso dice que no hay nada fuera en el mundo que esté trayendo nada de esto. Eso es un cambio radical.

Si todo es una decisión y yo tengo la capacidad de tomar esas decisiones, entonces cuando viene la enfermedad el ego está muy feliz viendo a la mente darse un paseo por la culpabilidad: Estoy malo, ¡ay, Dios mío! Me estoy poniendo malo a mí mismo. Pero en realidad eso es confusión de niveles porque aún es una identificación del "yo" errónea. Me estoy poniendo malo a mí mismo, donde mí mismo significa el cuerpo, la idea insignificante de mí mismo. La mente aún cree que es una personita, ahí está la equivocación. Somos infinitos, somos grandeza, somos Espíritu, somos luz abstracta. La gente que ha tenido experiencias cercanas a la muerte habla de una luz blanca brillante de amor incondicional; en cierto sentido, el Curso dice que esa es tu verdadera identidad. El Cristo es Espíritu Creado a imagen del Padre. El Padre es Espíritu, el Hijo es Espíritu. El padre es infinito, el Hijo es infinito. Pero con la enfermedad hay tendencia a pensar: ¡Yo soy responsable! Si se junta el principio de la propia responsabilidad con el mira lo que estoy haciendo, lo que se obtiene es culpabilidad. Todavía es una percepción errónea de quién creo que soy, es una identificación errónea.

El modelo médico nos dice que hay operaciones, píldoras, etcétera, que son necesarias para la salud pero el Curso le llama "magia" a todo eso. De lo que realmente se trata es de observar nuestros pensamientos y de soltar el sistema de pensamientos del ego. Naturalmente en el sistema del ego hay montones de cosas externas que son "mágicas", pero el Curso no es anti-magia. No es que las píldoras, la cirugía y todas estas cosas sean malas. Básicamente, si estás demasiado atemorizado para abrirte al Espíritu Santo y tener un cambio mental, o milagro, tal vez necesitas una mezcla de magia y milagros. A veces la mente puede estar en un estado de tanto miedo que está demasiado cerrada al Espíritu Santo. Se puede tener una mezcla de magia y milagros. Se sale adelante y se sigue mejorando. La mente se irá entrenando mejor, y llegará el momento en que al abrirse al cambio mental los síntomas y el dolor desaparezcan. Ahí es donde entra el entrenamiento mental.

Yo he experimentado milagros en los que ha habido un cambio instantáneo en mi mente y los síntomas han abandonado mi cuerpo en el mismo instante. Para mí esos son testimonios personales muy poderosos de que el Curso no engaña. Por ejemplo, se piensa que hacen falta 24 o 48 horas para superar una gripe. Pero se puede tener un cambio tan poderoso que todos los síntomas –la náusea, la diarrea, todo– desaparece en un instante. Eso te muestra el poder de la mente.

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