LIDIANDO CON LA CRISIS DE PAREJA
La vida en común no siempre es un río largo y tranquilo. En ocasiones surgen problemas de relación. Infinidad de temas pueden interponerse en la armonía conyugal: los celos, problemas económicos, la rutina, discusiones, malentendidos, una infidelidad, la familia de origen, pérdida del deseo sexual... todas éstas son situaciones que pueden actuar como desencadenante de una ruptura.
En las relaciones largas los problemas son inevitables, pero es posible tratar de reconducir la situación con la ayuda de profesionales cualificados. En el Centro Psicología en Moncloa tienes a tu disposición un equipo humano de confianza, especializado en la resolución de conflictos en el seno de la pareja.
Un psicólogo puede proporcionarnos herramientas para transformar una situación que, a priori, parece irreversible, en una oportunidad para el crecimiento individual y de la propia pareja como entidad.
¿Cuándo acudir a la consulta del Psicólogo?
Cuando nos enfrentamos a una dificultad que no somos capaces de superar por nosotros mismos. Ya sea una crisis relacionada con la falta de comunicación, dificultades sexuales, infidelidad, la llegada de un bebé, la educación de los hijos, un período de desempleo, una enfermedad, un dolor que superar, el vacío dentro de la pareja ante la marcha de los hijos...
El primer objetivo será restablecer el diálogo entre dos personas que han dejado de escucharse y comprenderse. Ayudar a que la palabra fluya de nuevo, a expresar lo que todavía no ha sido expresado: las frustraciones, las dudas, el dolor que se esconde tras la agresividad…
La terapia de pareja nos invita, sin importar cuántos hayan sido los años de convivencia, a mirar al otro con ojos nuevos, a escuchar y comprender sus expectativas íntimas, permitirle expresar sus deseos enterrados.
Muchos terapeutas, además, filman las sesiones para que los protagonistas tomen conciencia de la distorsión que puede haberse producido entre gestos, actitudes y palabras: es posible ir más allá de las apariencias, y, de hecho, es importante hacerlo.
Una mejor comprensión de lo que conduce a una crisis puede ser una poderosa palanca para el cambio. Para ello, es necesario trabajar en dos niveles. En primer lugar, en el del pasado, el de la historia personal del otro, su repercusión en la vida relacional actual y la forma en que las historias de cada uno se han entrelazado para hacer que se encuentren, se amen y, en el momento presente, duden si continuar el viaje juntos. A partir de aquí se comienza a trabajar en el aquí y ahora de su vida en común.
En toda la historia de la humanidad existe un determinismo social y familiar que nos ha convertido en lo que somos, pero también hay una parte de libertad en nosotros que debemos permitirnos vivir.
Se trata de que la pareja pueda tomar decisiones con mayor claridad. El papel del terapeuta no es ni reparar ni separar, sino garantizar que ambos integrantes sean capaces de valorar por sí mismos lo que está en juego y que, al mismo tiempo, les está dificultando la convivencia.
La paradoja de la terapia reside en esto: puede tener éxito y concluir con una separación. Por el contrario, habrá fracasado si uno de los dos componentes de la pareja se niega a jugar el juego de la escucha, ya sea porque sus heridas personales son demasiado dolorosas o porque no desee «salvar» lo que todavía puede ser salvado. Éste es el límite de la terapia: para reinventar la convivencia o para alentar una historia que parece haberse agotado, son necesarios dos...
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