LAS PREFERENCIAS COMO ORDENACIÓN DEL PENSAMIENTO

 

Libera Tu Ser - David Hoffmeister "LAS PREFERENCIAS COMO ORDENACIÓN DEL PENSAMIENTO"



Del Libro de David Hoffmeister "Sosiega la Mente - De Regreso a Dios" (Unwind Your Mind - Back to God) - LIBRO II - Capítulo III
Traducido al castellano por Juan Illan Gómez.

 

Participante: ¿Es un juicio, o una preferencia, que me guste jugar al tenis en lugar de al golf?

David: Sí lo es. Está en la superficie, como elegir entre una sudadera azul y una sudadera verde. Lo que gusta y lo que no gusta está en la superficie. Cualquier cosa que sea ordenar los pensamientos, incluso las preferencias, es un juicio y la única forma en que se puede ver esto es por la manera en que uno se siente. Deja que te ponga un ejemplo: Digamos que vas a un restaurante conocido donde tienes un plato favorito que siempre tomas. Entras casi salivando mientras esperas a que venga la camarera, sólo que esta vez cuando le dices a la camarera "yo voy a tomar lo de siempre", ella se disculpa y te dice que no les queda de ese plato, y tu sientes una pequeña punzada de decepción.

Utilizo este ejemplo porque seguro que parece una experiencia corriente: estoy disgustado porque no tienen mi plato favorito. Recuerda que si lo pasas todo a través de las enseñanzas del Curso, el disgusto no está ahí porque no tienen tu plato favorito.  El disgusto viene porque en la mente has elegido al ego, o porque has permitido que una expectativa ocupe el lugar de la tranquilidad de espíritu. Parece bastante leve, pero no hay disgustos pequeños. O sientes una profunda sensación de paz, o no la sientes. No sientes paz cuando hay una ligera irritación, o furia, por tomar un ejemplo del otro extremo. Todo trastorna. Se puede ver, en la manera en que se despliega el Curso, que la mente necesita tiempo para captar esto. Jesús enseña una vez tras otra que no hay ninguna diferencia entre los disgustos: todos proceden de hacer juicios o de tener expectativas. Tiene que haber un juicio o una expectativa: de verdad que espero comer esa tarta de arándanos. El disgusto viene de mi interpretación de lo que está pasando.

Participante: Estás entregando la paz a cambio de eso. Creo que cada vez que quiero algo con alguna clase de carga, eso está indicando que tengo una preferencia, y que esa es la medida en que voy a poner eso entre mi tranquilidad de espíritu y yo. Esto no es decir que no haya que jugar al tenis o que no haya que jugar al golf. Si la intención de uno es permanecer en paz, si algo surge y se interpone...

David: Aún podrías permanecer en paz. El Curso quiere que nos preguntemos "¿Para qué es?". Jesús quiere que entrenemos nuestras mentes para pensar en cualquier cosa como un encuentro santo. Recuerdo el viejo espíritu competitivo de ganar a toda costa al tenis, pero aquí se trata de darle al mundo un propósito nuevo. Al ir a ese partido de tenis o de golf, al ir de compras o a la lavandería, darle a todo un propósito diferente; permitir que el propósito del Espíritu Santo sea el propósito al que se aferra la mente por encima de todo. Cuando viajo por el país manteniendo la intención de que todo sea un encuentro santo, es muy grande la alegría. Cuando miras las cosas de esta manera, todo se ilumina. Acabas metido en conversaciones en los supermercados, en las áreas de servicio de la carretera, en las reuniones del Curso, ¡en todas partes! Hay un propósito diferente que la mente ha puesto como prioridad, aunque sigas haciendo cosas. A menudo he utilizado ejemplos con el tenis, así que en mis viajes, en ocasiones aparece alguien que me dice "tengo una raqueta, vamos a jugar", ¡y allá vamos! Y mientras le damos a la pelota de tenis, estamos hablando de las cosas. Esto se aleja de la competición.

Esa es otra cosa de la que me he dado cuenta al profundizar en esto. El deseo de ganar es sencillamente el ego, es mi propio concepto del yo que intenta subirme a un sitio más alto. Conforme eres capaz de ver eso, poco a poco pierdes el interés en este tipo de cosas. No es que hagas de ello una cosa mala, sencillamente pierdes el interés. Esas cosas se convierten en un telón de fondo. Las fiestas de cumpleaños, las celebraciones, los fuegos artificiales, lo que sea; yo lo miro todo como un telón de fondo para ver el propósito del Espíritu Santo. Esto lo aleja de ser un asunto relacionado con la forma. A menudo la gente que está en un sendero espiritual cree que tiene que empezar a abandonar cosas, y lo siente como un sacrificio, pero eso es básicamente una confusión de niveles. La mente está tan condicionada a pensar en términos de forma que, cuando empieza a leer esto y lo otro sobre caminos mundanos o materialistas, vienen ideas de sacrificio, ideas de abandonar cosas. ¡Sí! ¡Tienes que abandonar la manera de pensar del ego! Si abandonas la manera de pensar del ego, vas a abandonar las percepciones del ego y las interpretaciones del ego, ¡y la conducta va a deducirse automáticamente! El lugar a enfocar no es el comportamiento. Cuando las percepciones cambian, la forma sigue a ese cambio. Se trata de mirar a la percepción. Es una buena noticia.

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