LA DINÁMICA DEL MIEDO

Publicado por la Foundation For a Course in Miracles, escrito por Kenneth Wapnick y traducido al castellano por Juan Illan Gómez.

 

Pregunta n° 331: Krishnamurti, en uno de sus libros, dice que todo miedo llega a su fin en el instante en que toda autoridad psicológica, incluida la nuestra propia, llega a su fin en la mente. ¿Cómo puede haber miedo sin autoridad? También menciona que todo miedo llega a su fin en el instante en que te das cuenta de que eres su autor. Dice que esto no requiere ni de un día. Tal vez sólo de diez minutos para verlo con claridad. ¿Puedes comentar las ideas citadas? Finalmente, si no hay ningún pensamiento de ser especial, ¿Por qué tenemos que abandonarlos? ¿No refuerza eso el ego haciéndolos reales?

Respuesta: Krishnamurti y Un Curso de Milagros no están diciendo cosas muy distintas. Simplemente, el Curso añade una mitología del ego para ilustrar los orígenes de la «dinámica» del miedo. Con la creencia en la separación, el Curso dice que hemos fabricado la idea de una autoridad superior juzgadora separada – el dios del ego, que en realidad no es más que una proyección de nuestro propio deseo, muy real en nuestras mentes, de secuestrar a Dios la autoridad/autoría de nuestro Origen (T.3.VI.7,8). Y seguimos reñidos con esta autoridad mientras buscamos mantener nuestra propia existencia individual y así ver a esta autoridad controladora como separada de nosotros. El miedo es entonces inevitable, pues el ser ilusorio y fragmentado que creemos ser tiene que parecer muy vulnerable si negamos nuestro papel en el primer secuestro de la autoridad para nosotros mismos. Para apaciguar la culpabilidad, proyectamos la responsabilidad del ataque fuera de nosotros.

La única Autoridad real es el completamente benévolo Dios del Amor, en quien encontramos nuestro ser más allá de cualquier concepto de separación o individualidad. Y el miedo es imposible en este estado perfecto de Unicidad en el que no puede haber nada que temer aparte del Ser. Y así, en cualquier momento en que nos liberamos de nuestra creencia en intereses separados y autoridades en conflicto –la nuestra y la de cualquier otro– y vemos nuestro propio papel en la fabricación del conflicto en primer lugar, todo miedo tiene sencillamente que desvanecerse. Esto no requiere de tiempo, pues nada necesita cambiar excepto nuestro propio pensamiento. Sólo nuestra resistencia al amor, que es como mantenemos nuestro ser separado, hace que la liberación del miedo parezca difícil y hace verosímil que requiera mucho tiempo.

En cuanto a las ideas de ser especial, tienes razón: no son reales y no son el problema. Es nuestro deseo de y creencia en ser especiales, y no las ideas en sí mismas, de lo que hay que liberarse, pero no a base de pelear y resistirse. Sólo se nos pide que miremos a lo que hemos hecho real en nuestras mentes y reconozcamos las consecuencias sobre nuestra paz mental de esa elección ilusoria. Cuando ya no queramos ser especiales ni lo que trae el serlo, las ideas sencillamente se disiparán “en la nada de donde provino” (M.13.1:2)