LA ÚNICA LIBERTAD

 

Por Anna Horno

Así es, amig@ mí@. Ésta es nuestra única libertad. Podemos continuar sufriendo, sintiéndonos víctimas de las circunstancias, de quienes nos rodean, del mundo… pero ciertamente llega el día en que comenzamos a intuir que nuestra vida no es más que un movimiento en círculos, una carrera repleta de «obstáculos» que no conduce a ninguna parte, donde las mismas situaciones, con distintos paisajes y personajes, se repiten una y otra vez en un ciclo sin fin. Y es que nos parecerá eterno a menos que aprendamos cómo y decidamos salir de él.

Probablemente habrás observado que todo el mundo tiene «problemas». A quien no le falta dinero, le falta salud, o Amor, o tiene demasiados conflictos, o un poco de todo al mismo tiempo. ¿Nunca te has preguntado por qué? Parece que la felicidad se nos resiste, al menos en el lugar donde la hemos estado buscando. Quizá convendría orientar nuestra búsqueda en otra dirección. Tal vez ese sea el único error que el ser humano comete, ¿no te parece?

Hemos aprendido que la felicidad está ahí fuera, que es algo a perseguir y por lo que debemos luchar. El ego nos ha enseñado que es preciso actuar, que para cada problema existe una solución diferente, y que si no somos felices es porque hay algo, ahí fuera en el mundo, esperando nuestra conquista o su “feliz” resolución. Y de este modo, dedicamos nuestras vidas a una búsqueda imposible, una búsqueda que no nos garantiza nada, excepto sufrimiento y una profunda insatisfacción. Pero aun así, el ego sigue empujando, y nosotros permitiéndole que inunde nuestra mente con pensamientos y deseos fútiles, y alimentando con ello la ilusión de que todavía queda algo por alcanzar, y que será entonces cuando lograremos la tan ansiada felicidad…

Párate amig@, plantéate qué estás haciendo. Valora dónde te ha conducido tu búsqueda, pregúntate si no debe haber un modo mejor de experimentar tu vida; aquiétate, y permite a tu corazón darte la respuesta. Yo te aseguro que sí lo hay. Y no necesariamente porque tus circunstancias externas vayan a cambiar, sino porque el modo en que ahora percibes, puede ser completamente transformado por el Dios que mora en tu interior.

No temas abandonar lo cómodo y conocido, una experiencia maravillosa te espera; una experiencia que no le es extraña a tu mente, pero que por el momento has decidido olvidar. El Cielo puede ser tu realidad aquí en la tierra, y sólo se necesita tu pequeña dosis de buena voluntad. Existe un modo de transitar por el mundo, sabiendo que no le perteneces al mundo ni puede éste ejercer efecto alguno sobre tu verdadera identidad…

Nuestro Padre te da ya la bienvenida, con los brazos extendidos e infinita alegría en Su corazón. No demores el reencuentro, no tiene sentido hacerlo.

Un Curso de Milagros es una excepcional herramienta espiritual, una escalera directa al Cielo. Mi experiencia es que día tras día, el sueño de este mundo se torna menos aceptable en mi mente, al tiempo que la paz, la alegría y el Amor, se revelan como una constante que me permite apreciar y agradecer todo cuanto acontece en mi vida. No siempre fue así, pero el pasado, pasado está.

A través del Curso, «el Curso de Jesús», como a mí me gusta llamarlo, he podido experimentar una plenitud y una confianza extraordinarias, y es verdaderamente extraordinario, puesto que no son de este mundo. Las experiencias maravillosas siempre proceden de Dios, y que seamos partícipes de ellas, depende únicamente del guía con quien decidimos vivirlas.

No me cansaré de recordarme, mientras te recuerdo, la importancia de examinar nuestra mente, pues todo sucede allí. Toda la atención debe ser dirigida hacia ella. Todo el esfuerzo, debe orientarse en esa dirección; en ella, en tu mente, debe estar puesta tu voluntad y tus deseos de cambio. No afuera, sino dentro de ti. No en el mundo, sino en tus pensamientos. Que cada una de tus experiencias te conduzca a un estado de paz o de máxima alteración, depende de una simple elección, una que debes hacer con el corazón.

Es mi deseo que tu compromiso con la verdad sea auténtico; confío que te permitas ser guiado por la infinita sabiduría que en todo momento te acompaña, esa presencia divina, que constantemente te invita a recordar quién eres y dónde te encuentras…