LA LECCIÓN 136 Y EL PROPÓSITO DEL CUERPO
Del Libro de David Hoffmeister "Sosiega la Mente - De Regreso a Dios" (Unwind Your Mind - Back to God) - LIBRO II - Capítulo III
Traducido al castellano por Juan Illan Gómez.
David: ¿Estamos ya? [risas] ¡Justo a medio del pretzel! Vale. Vamos a empezar por el principio de la lección 136.
Lección 136: La enfermedad es una defensa contra la verdad.
Nadie puede sanar a menos que comprenda cuál es el propósito que aparentemente tiene la enfermedad. Pues entonces comprende también que dicho propósito no tiene sentido. Al no tener la enfermedad causa ni ningún propósito válido, es imposible que exista. Una vez que se reconoce esto, la curación es automática. Pues dicho reconocimiento desvanece esta ilusión sin sentido, valiéndose del mismo enfoque que lleva a todas las ilusiones ante la verdad, y simplemente las deja allí para que desaparezcan. Ej-136.1.
Aquí entendemos como enfermedad los síntomas corporales, los disgustos, e incluso todo el reino del conflicto psicológico. También se puede mirar la otra cara de la moneda, el creer que alguien está verdaderamente sano. La ilusión de la salud del cuerpo también se puede llevar ante la verdad, y dejarla "allí para que desaparezca". Nos interesa llegar al punto de comprender que no hay grados de dificultad.
La enfermedad no es un accidente. Al igual que toda defensa, es un mecanismo demente de auto-engaño. Y al igual que todos los demás mecanismos, su propósito es ocultar la realidad, atacarla, alterarla, incapacitarla, distorsionarla, tergiversarla y reducirla a un insignificante montón de partes desarmadas. Ej-136.2.
Eso es lo que todo este mundo es. Sólo un montón de partes desarmadas, a todos los niveles; tanto si se habla del cosmos, como si lo hacemos de la personalidad, la comunidad, la familia, o incluso las cosas microscópicas. Cuando se mira alrededor de una habitación y se ven abrigos, hornos, alfombras, sillas, relojes, microondas y frigoríficos, se están viendo partes desarmadas. Se ve cada cosa como si tuviese existencia propia en sí misma. El microondas destaca por el espacio que lo separa del frigorífico, de la tetera, de la alfombra. Esta enfermedad está en lo más profundo de la mente: las cosas que se supone que son la realidad cotidiana son sólo montones de partes desarmadas. "La meta de todas las defensas es impedir que la verdad sea íntegra. Las partes se ven entonces como si cada una de ellas fuese un todo en sí misma". Ej-136.2.
Estamos redefiniendo lo que es la enfermedad. No se trata solamente de los síntomas corporales, ni de la comunicación disfuncional en una familia. Forma parte de la enfermedad incluso el mirar un paisaje invernal y ver copos de nieve, animales y árboles como cosas separadas. Mientras la mente vea separación por todas partes y crea que cada árbol, copo de nieve, automóvil, carretera y río tienen existencia propia en sí mismos, esa percepción está enferma. La mente quiere aferrarse a su percepción enferma y retorcida. La enfermedad parece servir al propósito de ver la vida como algo que te está ocurriendo, sin que tenga nada que ver con tus intenciones, como si la mente no tuviese alternativa, como si la mente no tuviese papel alguno en la existencia y funcionamiento de la materia.
Participante: Entonces, utilizando ese ejemplo, ¿sólo necesito darme cuenta del propósito que le doy a todo? Si utilizo la percepción del ego, veo un montón de partes desarmadas, y si utilizo el propósito del Espíritu Santo, entonces, ¿cómo es lo que veo?
David: Unificado. Toda la escena, el paisaje completo se vuelve unificado. Se vuelve un telón de fondo que en sí mismo no tiene importancia, porque su brillante propósito se mantiene por delante. La forma se vuelve periférica, uno no se da cuenta de ella. La percepción es selectiva, y cuando uno se acerca y pone el foco en la intención, en el propósito, entonces las cosas concretas no tienen importancia, son irrelevantes desde ese punto.
Participante: Entonces cuando pongo el foco en el calor, o en la enfermedad, o en los síntomas, estoy seleccionando y manteniendo separada una de las partes, intentando ver cómo se ajusta en el todo; y esto no puedo hacerlo mientras la mantenga separada.
David: Correcto. Y hacen falta dos mentes que se pongan de acuerdo para que haya enfermedad. Si una de las mentes no muerde en absoluto el anzuelo de hacer eso que has descrito, tenemos la sanación. Cuando sostengo en la mente la imposibilidad de eso, se ha producido la curación. En cuanto se habla de síntomas, parece que los hermanos se unen a contemplar síntomas, tratamientos y soluciones. Eso no es más que reforzar e intentar compartir lo que no puede compartirse. Eso mantiene la realidad aparente de la ilusión. En lugar de hacer desaparecer las ilusiones, parece una invitación a aferrarse a ellas y hacerlas parecer reales.
Participante: Entonces, cuando toso y alguien me pregunta si habré pillado algo, ¿mi tarea es tener la mente clara sobre no unirme a esa idea?
David: Sí. Al principio, cuando empecé a ir a grupos del Curso, yo iba con mi propósito en mente, y alguien me hacía un cumplido, a lo mejor sobre la ropa que llevaba puesta, o sobre mi corte de pelo. Es importante no sentirse incómodo por no responder a comentarios así. Sonríe y sigue con tu propósito, sin perder un instante, en lugar de irte por las ramas y dirigir la atención a la historia de donde lo compraste, o quién te lo regaló en navidad. Eso es sólo una manera de dirigir la atención a la forma, sea a una bonita camisa o a un buen corte de pelo. No estoy diciendo que la forma siempre tenga que ser así. Podrías conocer a alguien y que ese intercambio verbal sea sólo un paso hacia la unión, pero a menudo esas respuestas son completamente innecesarias.
Participante: Esa es mi oportunidad de estar consciente y agradecido a la persona que me ha traído eso para que lo contemple, y decidir que no quiero quedarme enganchado a eso.
David: Es una buena oportunidad. Y no vas a hacerlo necesariamente con todo el mundo. En una reunión del Curso, sacar eso a relucir podría ser muy apropiado, pero podría no tener ningún sentido meterse en ello cuando estás charlando con el vecino de al lado. Se trata de estar atento. No te interesa atraer una atención indebida a los síntomas, a la ropa, al pelo, ni a ninguna cosa del mundo de las formas.
Participante: ¿Porque todo eso lo único que hace es descomponer el todo en partes?
David: Sí, juzgar o valorar cualquier cosa como mejor o más atractiva, es meterse a ordenar los pensamientos. Lo que hace real el error es el hacer juicios. Mientras haya cortes de pelo mejores y peores, maneras de vestir correctas e incorrectas, se hace real el error; lo que se valora positiva o negativamente ha dejado de ser "nada". Esa es la razón metafísica para no entrar a ese tipo de juicios. Es sólo hacer real el error. Hacer que el mundo sea real en la mente del que lo piensa.
Las defensas no son involuntarias ni se forjan inconscientemente. Son como varitas mágicas secretas que utilizas cuando la verdad parece amenazar lo que prefieres creer. Parecen ser algo inconsciente debido únicamente a la rapidez con que decides emplearlas. En ese segundo, o fracción de segundo en que decides emplearlas, reconoces exactamente lo que te propones hacer, y luego lo das por hecho. Ej-136.3.
Aquí vuelve él a todos los trucos mentales y a lo rápido que se llevan a cabo. Todo forma parte de querer olvidar que yo inventé todo esto, y percibo en cada situación exactamente lo que quiero percibir. La mente agita su varita mágica, se olvida de haberlo hecho, y luego se ve a sí misma en la pantalla como si le estuviesen ocurriendo cosas que ella nunca ha pedido. Me trató injustamente, debería haberme prestado más atención. No debería haberme fruncido el ceño. No tenía que haberme gritado. Una vez que la mente se olvida en la pantalla de que es una mente que cree ser una persona, entonces cree que se me ha hinchado el pié porque una piedra cayó sobre él, o que tengo frío porque me dejé en casa el abrigo. Con cosas tan sencillas como éstas, existe todavía la creencia en que algo fuera de mí, algo de lo que se ve en la pantalla, es lo que me está causando la incomodidad. Cuando hablamos de este tipo de cosas, nos estamos metiendo en esferas más sutiles, pero lo que subyace es la creencia en que algo exterior, separado de mis propios deseos, me está haciendo todo eso.
¿Quién sino tú decide que existe una amenaza, que es necesario escapar, y erige una serie de defensas para contrarrestar la amenaza que ha juzgado real? Todo esto no puede hacerse de manera inconsciente. Mas una vez que lo has hecho, tu plan requiere que te olvides de que fuiste tú quien lo hizo, de manera que parezca ser algo ajeno a tu propia intención; un acontecimiento que no guarda relación alguna con tu estado mental; un desenlace que produce un efecto real en ti, en vez de uno que tú mismo has causado.
La rapidez con la que te olvidas del papel que desempeñas en la fabricación de tu "realidad" es lo que hace que las defensas no parezcan estar bajo tu control. Mas puedes recordar lo que has olvidado, si estás dispuesto a reconsiderar la decisión que se encuentra doblemente sellada en el olvido. El hecho de que no te acuerdes no es más que laseñal de que esa decisión todavía está en vigor, en cuanto que eso es lo que deseas. No confundas esto con un hecho. Las defensas hacen que los hechos sean irreconocibles. Ése es su propósito, y eso es lo que hacen. Ej-135.4,5.
El siguiente párrafo entra en la idea de que la mente ensambla las piezas de la manera en que quiere verlas. Dicho de otra forma, todo el cosmos ha sido construido por la mente engañada para que sea de la manera en que lo percibe. Incluso en el nivel metafórico de los fragmentos, no hay dos fragmentos que vean el mismo cosmos, porque es un invento fragmentado. En el sentido definitivo, ni siquiera hay esos dos fragmentos. Pero utilizando esa metáfora, no hay dos personas que vean igual el mundo, porque no hay un mundo objetivo. El mundo entero es siempre algo completamente subjetivo, depende del significado que le doy, o de la manera en que lo he construido, lo cual varía muchísimo. Me gusta esta temperatura. Me gusta esta clase de comida. Me gustan este tipo de climas, paisajes y preferencias. Todo el asunto de las preferencias queda expuesto aquí: "Las defensas toman fragmentos de la totalidad, los ensamblan sin tener en cuenta la verdadera relación que existe entre ellos, y, de esta manera, tejen ilusiones de una totalidad que no existe". Ej-135.6.
Pero una vez que la mente sostiene el propósito del Espíritu Santo, todo lo que parece existir tiene un orden divino. Se ve que todas las esferas de la percepción son el resultado de lo que quiere la mente. La mente es causativa y la percepción siempre es tan sólo un efecto. Eso es lo que son todas las relaciones verdaderas –orden divino– lo cual es muy profundo si uno lo piensa. Cada acontecimiento que ha parecido ocurrir en el mundo perceptual está en un orden divino totalmente perfecto, excepto para la mente engañada que lo descompone en partes y ve unas como favorables y otras como desfavorables. Una inundación puede ser favorable para unos y desfavorable para otros. La situación financiera puede ser favorable para unos y desfavorable para otros. Pero realmente todo tiene un orden divino. Ninguna cosa es buena ni mala, es el pensamiento lo que las hace ser malas o buenas. Para mí esa es una idea completamente reconfortante: todas las cosas obran conjuntamente para el bien y nunca ha habido nada que estuviese fuera de su sitio. Todo es siempre exactamente tal como es. [risas] Se opone totalmente a la manera de pensar del mundo, ese pensar que uno tiene que mejorar los padecimientos del mundo, el crimen o el hambre. Todo se ha llevado a cabo. Todo está en perfecto orden.
Miremos otra vez la afirmación de que "Las defensas toman fragmentos de la totalidad, los ensamblan sin tener en cuenta la verdadera relación que existe entre ellos, y, de esta manera, tejen ilusiones de una totalidad que no existe. Este proceso es lo que produce la sensación de amenaza, y no cualquier resultado que pueda derivarse de él". Ej-136.6. Dicho de otra manera: el resultado final es el resultado final, nunca puede haber nada más que ese único resultado final, y cualquier cosa que se vea en la pantalla es sólo eso. El guión ya está escrito, sea lo que sea lo que se ve en la película, eso es el resultado. La amenaza viene de la percepción y de la interpretación del resultado. Lo que trae las pruebas son las categorías que hace la mente.
Cuando se arrancan partes de la totalidad y se consideran como algo separado y como un todo en sí mismas, se convierten en símbolos que representan un ataque contra la totalidad y al, en efecto, lograrlo ésta no se puede volver a ver como la totalidad que es. Sin embargo, has olvidado que dichas partes sólo representan tu decisión de lo que debe ser real, a fin de que ocupe el lugar de lo que sí es real. Ej-136.6.
El cuerpo es una forma en la que el miedo se ha hecho concreto, pero un copo de nieve, un árbol, un sofá y una alfombra, son lo mismo. Dicho de otra manera: cuando se les ha arrancado de la totalidad ha tenido lugar una ordenación que tiene como propósito negar su irrealidad. La realidad es abstracción pura. Una vez que la mente cree posible la separación –una vez que cree que la percepción es–, la realidad abstracta se ha negado. Ahora cualquier cosa que la mente percibe como algo separado, como un todo en sí mismo, es, de manera literal, un ataque contra la realidad.
Participante: Eso aún parece un poco abstracto. No estoy seguro de que pueda llevarlo al nivel de la práctica.
David: La mayoría de la gente no creería que es muy práctico observar la mente, aferrarse a esta intención abstracta y mantener la paz como única meta, pero de hecho, eso es lo más práctico que se puede hacer.
Participante: Yo tengo que volver a lo que dice el Curso de creer por completo lo que dice o no creer nada de lo que dice. Yo elijo creer que estoy en el Cielo con Dios, y que ni siquiera tengo que preguntarme si creo que un copo de nieve es una cosa separada. Eso ni siquiera viene a la mente. Prefiero creer que estoy en el Cielo con Dios y que se supone que estoy aquí para ser de utilidad. A eso es a lo que vuelvo.
David: "Estoy en el Cielo con Dios" y "Soy un hijo de Dios" son experiencias elevadas. Importa no intentar saltarse etapas. Cuando nos reunimos en grupos no empezamos por el hecho de que Soy un hijo de Dios. Miramos de verdad a las cosas concretas, tenemos que mirar dónde están los disgustos y las molestias. Este último par de párrafos nos ofrecen la metafísica de lo que está pasando, de cómo la mente engañada inventa las cosas separadas. Lo valioso de esto es ver que me interesa estar muy alerta y tener muy claro que no sigo aceptando la creencia de que puedo atacar a Dios, ni siquiera de maneras sutiles. Si hay cosas sutiles que no sé que son ataques contra Dios -que no las veo como ataques contra Dios-, necesito saber de ellas.
Participante: Y cuando hablo del nivel práctico, lo que quiero decir es que cuando me disgusto pierdo esta lógica. Incluso lo dice aquí, el habernos olvidado de que lo hemos hecho forma parte de hacerlo. Así que para mí volver atrás y seguir este rastro cuando estoy disgustado, necesita verdadera comprensión, porque ya me he olvidado deliberadamente de lo que hice. Es una decisión deliberada que está incorporada al sistema del ego.
David: Sí, son creencias inconscientes. Igual pasa con los papeles que representamos –de madre, esposa, padre, marido–, uno puede estar en una situación y poner el piloto automático de desempeñar un papel. También todos los papeles están arrancados de la totalidad. Si me he acostumbrado a deslizarme en piloto automático, definiéndome a mí mismo como ese papel, volver atrás y hacer esas conexiones requiere estar verdaderamente alerta y consciente. Al principio parece abstracto pero podemos entrenar nuestras mentes a pensar así. Recuerdo los fuegos artificiales hacer un par de veranos en el rio Ohio. Después me preguntaron qué pensaba del espectáculo. Yo dije: "Bueno, estuve haciendo mi observación de la mente durante el espectáculo". Dijeron: "¿Incluso con los fuegos artificiales y todo el espectáculo de explosiones de colores, sonidos y elevaciones?" Recuerdo haber dicho que sinceramente eso es lo que estuve haciendo mientras duraron: mantenerme en mi propósito. No era un esfuerzo. No era como forzarme a mí mismo a hacer una cosa tediosa durante la exhibición de fuegos artificiales. Formaba parte del flujo natural de todo: estar allí manteniéndome en ese propósito, con todo lo que estaba viendo. No era como algo separado. Algunos dicen: ¿Para qué? ¿Dónde está el disfrute de eso? El disfrute del espectáculo no viene de los fuegos artificiales, ni de las canciones que tocaban los grupos, ni del saltador que se lanzaba al rio. Tiene todo que ver con mantener mi intención y sentirme muy fluido. No tiene nada que ver con ninguno de esos otros asuntos. Pero ha hecho falta un esfuerzo para alinear así mi manera de pensar. Ciertamente no es así como he experimentado otras celebraciones del 4 de julio.
Con este párrafo siguiente entramos en lo que ocurre en la mente. ¿Por qué la mente elige la enfermedad?
La enfermedad es una decisión. No es algo que te suceda sin tú mismo haberlo pedido, y que te debilita y te hace sufrir. Es una decisión que tú mismo tomas, un plan que trazas, cuando por un instante la verdad alborea en tu mente engañada y todo tu mundo parece dar tumbos y estar a punto de derrumbarse. Ahora enfermas, para que la verdad se marche y deje de ser una amenaza para tus falsos castillos. Ej-136.7.
A menudo la gente le pide al Espíritu Santo que los ayude a ver de manera diferente los síntomas de una enfermedad, y no ocurre nada. Pero la enfermedad es de la mente. No se trata de intentar lidiar con la enfermedad en sí misma en el nivel de los síntomas. Intentar abordarla al nivel de los síntomas es decir que tiene realidad. De verdad que tengo esas migrañas todos los meses. Decir eso y luego buscar un cambio mental concreto, o una creencia concreta, es salir a cazar brujas, cuando en realidad lo que hay que soltar es el mundo entero construido al revés, en el que las cosas externas se ven como causativas. El concepto del yo es el que se aferra a eso. Eso es lo que está enfermo. La enfermedad está en la mente que cree ser un concepto del yo de su propia invención, y que construye la realidad de la manera que quiere que sea. No tiene nada que ver con migrañas, síntomas de la gripe, cáncer, erupciones en la piel ni urticarias.
Participante: Entonces lo que te oigo decir es no esperar a que haya síntomas corporales. Prestar atención a lo que va ocurriendo en la mente. No hay ningún arreglo rápido.
David: Sí, todo el mensaje del Curso es: no esperes. En otras palabras, se te está ofreciendo la salvación en este mismo instante: ¡estate alerta! Observa tu mente. Estate todo lo atento que puedas en este mismo instante. Y el Curso no ofrece cosas concretas, como haz esto si surge eso. Está todo basado en separar los dos sistemas de pensamiento: la mente recta y la mente errada. Ahí es donde tiene lugar la curación. Se lleva la atención lejos del nivel de los síntomas, sean problemas financieros, asuntos de salud, o lo que sea.
¿Por qué crees que la enfermedad puede escudarte de la verdad? Porque demuestra que el cuerpo no está separado de ti y que, por lo tanto, tú no puedes por menos que estar separado de la verdad. Experimentas dolor cuando el cuerpo lo experimenta, y en ese dolor te vuelves uno con él. De esta, manera, tu "verdadera” identidad queda a salvo, y el extraño y perturbador pensamiento de que tal vez seas algo más que un puñado de polvo queda mitigado y silenciado. Pues fíjate, ese polvo puede hacerte sufrir, torcerte las extremidades y pararte el corazón, ordenándote que mueras y dejes de existir. Ej-136.8.
Aquí tenemos la inversión definitiva de la relación entre causa y efecto. La mente engañada quiere estar enferma, quiere experimentar e interpretar la enfermedad como cosa del cuerpo para poder demostrar que está separada de Dios. Es vulnerable. Es culpable. Un dolor de cabeza palpitante, o un dolor agudo en la espalda, etc., son un testimonio sólido. Mientras se experimenta el dolor, se le ve como un testimonio sólido. Es una decisión. Crees que te está sirviendo de alguna manera. En cuanto veas que no sirve, desaparecerá instantáneamente.
Participante: ¿Y para lo único que me sirve es para ayudarme a mantener en pié mi concepto del mundo? Ese podría ser el único propósito al que sirve.
David: Y el Curso nos enseña lo demencial y lo absurdo que es eso:
De esta manera, el cuerpo es más fuerte que la verdad, la cual te pide que vivas, pero no puede imponerse a tu decisión de querer morir. Y así, el cuerpo es más poderoso que la vida eterna, el Cielo más frágil que el infierno y los designios de Dios para la salvación de Su Hijo se ven contrarrestados por una decisión que es más fuerte que Su Voluntad. El Hijo no es más que polvo, el Padre no está completo y el caos se sienta triunfante en Su trono. Ej-136.9.
Está expuesto de una manera muy gráfica. Lo repito otra vez, se necesita seguirle el rastro y verlo tal como es. Sentir un poquito de frío o de calor, un picor, ansiedad, o un tic nervioso; todo eso es sencillamente una decisión, una defensa contra el Cielo, incluso las cosas más sutiles. No digas, en sentido personal: Ay, Dios mío, pero si aún me pica, o tengo calor, o frío, en lugar de eso, utilízalo para prestar atención a todo lo alerta que tienes que estar. Tu observación de la mente tiene que estar totalmente libre de este pensar invertido, para permitir que la luz brille sobre todos los pensamientos falsos de tu mente.
Tal es el plan que has elaborado para tu propia defensa. Y crees que el Cielo se estremece ante ataques tan irracionales como éstos, en los que Dios queda cegado por tus ilusiones, la verdad transformada en mentiras y todo el universo hecho esclavo de las leyes que tus defensas quieren imponerle. Mas ¿quién podría creer en ilusiones salvo el que las inventa? ¿Quién más podría verlas y reaccionar ante ellas como si fuesen la verdad?
Dios no sabe nada de tus planes para cambiar Su Voluntad. El universo permanece indiferente a las leyes con las que has creído gobernarlo. Y el Cielo no se ha inclinado ante el infierno, ni la vida ante la muerte. Lo único que puedes hacer es elegir pensar que mueres o que sufres enfermedades, o que de alguna manera tergiversas la verdad. Lo que ha sido creado no guarda relación alguna con eso. Las defensas son planes para derrotar lo que no puede ser atacado. Lo que es inalterable no puede cambiar.Y lo que es absolutamente impecable no puede pecar. Ej-136.10,11.
Consideremos las sutilezas de esto. Donde quiera que haya interés en el cuerpo, preocupación sobre de dónde voy a conseguir algo de comer, o dónde voy a dormir, o cómo voy a hacer todo lo que tengo que hacer, siempre está relacionado con el cuerpo, y la mente está defendiendo el concepto del yo. ¡Qué alivio ver que eso no es necesario! Creer que uno puede, sencillamente, aferrarse a su propósito y que todo encaje y fluya en una armonía absolutamente perfecta, se opone a todo lo de este mundo, pero es lo que nos están enseñando las lecciones. Si esto se practica de manera absoluta, entonces la mente se desapega tanto de hacer cualquier juicio que, literalmente, suelta todas las preferencias y todos los pensamientos de juicio. "La curación destellará a través de tu mente abierta a medida que la paz y la verdad se alcen para ocupar el lugar de la contienda y de las imaginaciones vanas". Ej-136.16. La mente que cree en las contiendas y las imaginaciones vanas, es una mente tenebrosa: eso es lo que está enfermo. La curación, o la luz, destellará a través de una mente abierta.
No quedará ni un solo rincón tenebroso que la enfermedad pueda ocultar y defender contra la luz de la verdad. No quedarán en tu mente figuras sombrías procedentes de tus sueños ni sus absurdos y oscuros anhelos, cuyos propósitos dobles se persiguen descabelladamente. La mente sanará de todo deseo enfermizo que jamás haya tratado que el cuerpo obedeciera. Ej-136.16.
En el párrafo siguiente, él utiliza una metáfora: "Ahora el cuerpo está sano porque la fuente dela enfermedad está dispuesta a recibir alivio". Eso obviamente tiene que ser una metáfora, porque nos ha dicho muchas veces que el cuerpo no puede estar enfermo. Aquí hay un asumir el concepto de que un cuerpo puede estar enfermo. En cierto sentido está diciendo que cuando la mente haya sanado, esa salud se reflejará en el cuerpo. No habrá ningún sufrimiento implicado en ello. Esto es volver a la creencia ilusoria en que hay partes separadas que se ven como "todos". Esta creencia es muy profunda. Los cuerpos, y cada cosa separada del mundo que tiene un propósito inventado, son ilusiones de un todo. Esto va incluso más allá de la metáfora de que un cuerpo sea curado.
Y reconocerás que practicaste bien por lo siguiente: el cuerpo no sentirá nada en absoluto. Si has tenido éxito, no habrá sensación alguna de enfermedad o de bienestar, de dolor o de placer. La mente no responderá en absoluto a lo que el cuerpo haga. Ej-136.17.
TE GUSTARÁ VISITAR...