IKEBAMA
Arte Floral Japonés

 

Libera Tu Ser - Artículos Ciencia/Belleza/Salud/Medioambiente: "IKEBAMA: Arte Floral Japonés"


Publicado en revista Dietética y Salud - Nº 167

 

Arte floral japonés: serenidad, paz interior y relajación son algunos de los beneficios que proporciona practicar el Ikebana, un arte milenario a través del cual se puede alcanzar un estado de meditación contemplativa.

Ikebana es la palabra que se utiliza para denominar el antiguo arte japonés del arreglo floral, aunque también es conocido como kado o “camino de las flores”.

El origen del ikebana se halla en el kugue, un acto religioso que se practicaba en el país nipón hace más de 1.500 años y que consistía en hacer ofrendas florales a Buda y a los antepasados como vía de comunicación con ellos. Entre los siglos XIV y XVI, el kugue evolucionó y perdió su sentido religioso para convertirse en un arte que pasó a llamarse tatebana y que inicialmente quedó restringido a nobles y samuráis, quienes elaboraban conjuntos florales con ramas y otros elementos naturales.

Al iniciarse el periodo Edo, en el siglo XVII, hubo una nueva evolución y nació el ikebana como lo conocemos hoy en día, que se difundió rápidamente a toda la población debido a la profunda devoción que los japoneses manifiestan por la naturaleza. En el siglo XIX, el ikebana traspasó las fronteras niponas y se extendió a distintos continentes, influyendo y dejándose influir por el arte y la cultura de otros países. Actualmente existen varias escuelas y es fácil encontrar asociaciones que ofertan cursos para aprender esta práctica.

Los beneficios del ikebana para la persona que lo practica son muchos:

• Anima, ya que la contemplación de las flores influye positivamente en el estado de ánimo, al ser elementos naturales que nos transmiten su energía vital.

• Mejora la concentración, la paciencia, la serenidad interior y el desarrollo de habilidades manuales.

• Ayuda a relajar la mente y mejorar la visualización y la imaginación.

• Es una forma de expresar las emociones y sentimientos internos.

EL APRENDIZAJE Y LA PRÁCTICA DEL IKEBANA

No es tan sólo crear centros florales bonitos, sino que está considerado como un Do, es decir un camino de autorrealización basado en el autoconocimiento y la meditación, en el que los practicantes deben poseer ciertas cualidades y aptitudes como la paciencia, la concentración o la paz interior, características que se desarrollan al trabajar con un material tan delicado como lo son las flores.

A estos beneficios se suma el hecho de que la simple contemplación de estas creaciones ya ejerce un efecto terapéutico y, de hecho, en Japón no se utilizan como objetos decorativos, sino que se sitúan en lugares apropiados y sobre una especie de altar llamado tokonoma.

CADA ARREGLO FLORAL ES ÚNICO

E irrepetible, pero debe cumplir con ciertas normas:

• No contener elementos que se asocien con la comida, como por ejemplo espigas de trigo.

• Debe constar de una rama central y más alta que apunte al cielo y, a los lados de este núcleo, deben agruparse tallos a derecha e izquierda. En la base ha de existir un conjunto de ramas más bajas que le den sostén.

La elección de los elementos (flores, ramas, piedras…) dependerá del destino que se le quiera dar al diseño, y del gusto y emociones de la persona que lo crea.

EL IKEBANA SE LLEVA A CABO EN UN AMBIENTE AGRADABLE

Vistiendo ropa cómoda y en total silencio. Para aprenderlo, es aconsejable asociarse a alguna de las escuelas que existen y dejarse guiar por un maestro cualificado. En Japón hay miles de escuelas, algunas locales y otras más importantes con representación en España, como son la de Ikenobo y Ohara.

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