UNA INTERPRETACIÓN NUEVA - PARTE 3
FORMA, CONTENIDO Y RESPONSABILIDAD DE LA VISIÓN
Del Libro de David Hoffmeister "Unwind Your Mind - Back to God" - Capítulo III
Traducido al castellano por Juan Illan Gómez.
David: El Curso dice que te podría sorprender lo diferentes que son las metas que el Curso propugna de las metas que sostienes en tu mente. Este Curso nos da media vuelta y nos lleva adentro, a intentar mantener un propósito constante en la mente, a estabilizar nuestra percepción. Y sucede a menudo que, cuando la gente empieza a trabajar con el Curso, hay una sensación de que el Curso me va a pedir que renuncie a algo valioso, algo que me gusta y de lo que disfruto. Es la creencia en el sacrificio. El sacrificio es una idea muy profundamente arraigada en la mente. En el sentido metafísico, la mente se ha alejado de la Luz y se ha identificado con todas las formas del concepto del yo. Básicamente le tiene miedo a la Luz. Y cuando va hacia la Luz, cree que tiene que renunciar a cosas de verdadero valor, cosas con las que está muy familiarizada, cosas que la atraen mucho, el statu quo. Hay algunas cosas del statu quo que le gustan a la mente y lo ve así: Ay, ay, no me conviene desestabilizar las cosas, no me conviene cambiar el statu quo.
La mente se defiende del Espíritu Santo ordenando los pensamientos. Aunque estos pensamientos son sólo imágenes, es al ordenarlos cuando aparecen los juicios. Una de las maneras comunes de juzgar es condenar a tu hermano. El juzgar se vuelve más sutil con la ordenación de las imágenes y la jerarquización de las ilusiones, y ahí empiezas a meterte en sutilezas sobre preferencias. Es muy importante ver esas sutilezas, porque de esas ordenaciones, de esos conceptos del yo surgen metas, y es entonces cuando aparecen las expectativas, aunque sea en algo tan sencillo como ir conduciendo y ver una plaza de aparcamiento libre. Mientras intentas llegar, otro viene y aparca en ella y tú sientes una pequeña sensación de frustración porque alguien te ha derrotado al conseguir esa plaza. Había una expectativa: ese es mío, me he imaginado aparcado en esa plaza, o lo que sea. Es muy sutil.
Participante: Se me ha ocurrido que el problema es la interpretación. Las cosas ocurren y nosotros las interpretamos. Ha quedado claro para mí que hay una expectativa de que de alguna manera es mi aparcamiento y alguien me lo ha quitado a propósito y me siento víctima suya.
David: Sí, ¿por qué iba a ser ofensivo si no pudiéramos seguirle el rastro hasta llegar a algo que me ofende? ahí está el "me" otra vez. Otra pregunta es: ¿A quién “me” lo ha quitado?
Participante: Me interesaría más la dinámica de reciprocidad: veo un aparcamiento y no tengo ni idea de que otro está intentando conseguirlo, lo consigo yo, ¡y al conductor de detrás de mí se le pone la cara roja y está a punto de explotar! ¿Siento alguna responsabilidad de haber sido insensible a su sentimiento de propiedad?
David: Sí, una vez que lo descomponemos y miramos a sus partes se puede escapar rápido de verdad. Tenemos que volver a la idea del propósito. Bajo la enseñanza del Espíritu Santo no hay ningún perdedor, todos ganan, de hecho la Filiación entera gana con cada decisión que tomamos con el Espíritu Santo. Debajo de lo que dices se hallan estas preguntas: ¿puede algún otro ser causa de mi disgusto? y ¿hay, de cualquier forma y en cualquier grado, responsabilidad implícita por los sentimientos de los demás? Es un asunto muy nuclear, el tomar completa responsabilidad de tu propio estado mental. La única responsabilidad del maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí mismo, o como me gusta decir, "la lección es siempre para mí". Si realmente estoy en paz, si de verdad estoy en un sitio de indefensión, percibiré esto de forma automática como una petición de amor y la respuesta será por completo involuntaria, sea una sonrisa, una palabra amable u otra cosa. No somos responsables de elegir nuestra conducta, somos responsables de alinearnos con el Espíritu Santo. En cuanto lo hacemos, lo que viene es lo más útil para toda la Filiación. Es crucial ver que la culpabilidad viene de la creencia en que puedo disgustar a otro, o de que otro puede disgustarme. Es clave ver que creer que la pantalla es causativa, creer que algo de la pantalla puede causar perjuicios reales, o que algo no ha ido de la manera que más me convenía, me lleva de vuelta al desamparo y la impotencia.
Participante: Te oigo decir que no se trata de ser lo bastante listo como para responder de la manera correcta, que sería el enfoque de la psicología. Es, sencillamente, tener claridad en tu propio centro y confiar en la respuesta automática, porque si la respuesta viene de tu propia claridad, puedes confiar en ella. Aún tengo que admitir que no siempre estoy en perfecta paz, es una especie de paz relativa y siempre hay algo que puede rechinar si se dan las circunstancias. Pero reconozco que lo que rechina está en mí y que soy responsable de esa parte.
Supongo que la pregunta que planteo es que ciertamente estaba en una paz relativa, pero aquello no tenía la apariencia de una situación pacífica y por eso planteo la pregunta. Si uno estuviera verdaderamente en paz con las situaciones que nos rodean, ¿puede uno estar verdaderamente en paz y dejar caer una bomba?
David: A lo que estamos llegando es a que no es situacional, la paz no está vinculada de ninguna manera a las apariencias. Jesús es un buen ejemplo de aceptar la Expiación y elegir ver el mundo de manera diferente. Y sin embargo, lo que parece ocurrir en la pantalla parece que sigue –incluida una muchedumbre iracunda de millares que gritan a coro "crucifícalo"–, lo cual podrías considerar como nada pacífico. Él no compartía su percepción. Él no lo percibía como ataque, porque él estaba aferrado a la antorcha de la paz, con independencia de lo que ocurriese en la pantalla. Es un buen ejemplo extremo de la decisión es sólo mía. Debo, sin embargo, tener las cosas muy claras, y cuando volvamos a la responsabilidad, volveremos a aclarar cosas.
Los pensamientos del Espíritu Santo sólo son de dos clases. Lo percibe todo como amor o petición de amor. El Curso dice que estás demasiado aferrado a la forma como para percibir como el Espíritu Santo de manera constante. Te aferras demasiado a la forma y no al contenido cuando tienes definiciones de quién es la gente y lo que significan ciertas conductas. En cuanto empezamos a interpretar conductas, nos alejamos de ¿Cuál es mi propósito, dónde me agarro? Y de ahí viene la reacción.
Participante: Parece que la forma me preocupa más que el contenido.
David: Desde una perspectiva más profunda, la mente negó todos esos pensamientos de ataque y trató de empujarlos fuera de la consciencia. Otra manera de deshacerse de los pensamientos de ataque que el ego recomienda es proyectarlos sobre la pantalla. Si consideras lo que llamaríamos una situación aterradora, la forma se ha convertido en una forma concreta del miedo. Hay algo en mi mente que no puedo aceptar, ni mirarlo ni asumir la responsabilidad de ello. En realidad es sólo un pensamiento que tengo o que he inventado y no quiero mirarlo, así que lo mantengo enterrado en el inconsciente y lo proyecto fuera, y por lo tanto veo algo reprobable en otro, o en alguna situación o cosa. Esa es la dinámica profunda que hay por debajo de lo que estamos hablando.
Participante: Entonces supongo que vuelvo a la parte del principio de la pregunta que era ¿fui yo quien atrajo esto? Puedo aceptar que todo son lecciones que él quiere que aprendamos, pero yo he estado lidiando con la pregunta de cuál es la lección. Hay la sensación de que nada viene a nuestras vidas sin que lo hayamos pedido en cierto nivel. ¿Pidió Jesús ser crucificado? ¿Te oigo decir que en un nivel no y en otro nivel sí?
David: Era el poder de una demostración de su enseñanza. Hay una frase del Curso que dice que todo lo que parece que pido lo recibo tal como lo he pedido. Miremos la idea metafísica de responsabilidad. Sólo somos responsables de aceptar la Expiación. La única cosa de la que somos responsables es de elegir estar en nuestra mente recta, de elegir al Espíritu Santo. Cuando la idea de la responsabilidad se lleva al nivel de la forma te enzarzas en la culpabilidad. Toma ideas como la ley de atracción y el cáncer. Se puede ver que vamos a confundir los niveles e inmediatamente se puede ver entrar a la culpabilidad. Yo atraje este cáncer a mi vida. [David hace sonidos de golpes]. Estoy haciendo el Curso mal, debería ser mejor, debería ser capaz de curarme a mí mismo. Esto es entender mal la expresión soy responsable. He aquí la verdad: Soy responsable de elegir la mente recta, pero una vez que subo los pensamientos del nivel corporal –el cáncer– al nivel de la mente, he enganchado la idea de responsabilidad de mí mismo con esa forma que estoy juzgando, esa cosa terrible y espantosa, y el resultado automático es culpabilidad. Esto es llevar a la mente a que vea que la única manera de que la corrección tenga lugar es cambiar los pensamientos. Ninguna cantidad de cambios de conducta va a ser de utilidad, da igual con cuantas versiones del sólo con que seas capaz de salir: sólo con que hubiera hecho esto de manera diferente, sólo con que hubiera ido a hacerme una mamografía, o me hubiera comido un montón de betacaroteno. Pero decimos: espera un poco, no voy a mirar el nivel del comportamiento. Tengo elección y me interesa percibir esta situación de manera diferente, necesito enlazar mi mente con un sistema de pensamiento diferente, con un nivel de pensamiento que me pueda ofrecer una manera diferente de percibir esto. Me conviene elegir la mentalidad recta, necesito elegir la salida.
Participante: Se me ocurrió un pensamiento mientras hacía un curso de Science of Mind el año pasado, era sobre la importancia de aclarar exactamente lo que estás intentando. Oí decir que si estoy tratando de aprender a tener paciencia, probablemente voy a conseguir que lleguen a mi vida un montón de cosas que me enseñen paciencia. Si puedo ir más allá de eso, al nivel de la aceptación –a aceptar que la paciencia ya es mía y por derecho divina–, podría ir más allá de algunas de estas lecciones. Y pensé que no estaba seguro de si estaba pensando lo suficiente en que necesito más paciencia. Es bastante cierto que me llegan las oportunidades de desarrollar paciencia y eso estaría un paso más atrás de la aceptación del hecho de que la paciencia es, en efecto, mía.
David: Podemos hablar de la ley del karma. Esta única ley básica ha tomado muchas expresiones verbales y formas distintas: dar es lo mismo que recibir, o cosecharás lo que siembres. Si la mente siempre consigue exactamente lo que quiere –cosecha de lo que siembra–, entonces la pregunta es: ¿sabe lo que quiere la mente engañada? La definición de mente engañada, o mente dividida, es la mente que tiene dos sistemas de pensamiento: tiene los sistemas de pensamiento del ego y del Espíritu Santo. ¿Sabe lo que quiere? Quiero el Espíritu Santo, quiero el ego, quiero el Espíritu Santo; no, quiero el ego. Si la mente está confundida, si está divida, no sabe lo que quiere. Pero consigue exactamente lo que quiere, ¡así que lo que consigue es confusión! ¿Lo ves? ¿Ves cómo funciona esto? Por eso es tan importante aprender a elegir el sistema de pensamiento del Espíritu Santo.
Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios. Si la intención no es pura, si uno no tiene una mente con pensamientos puro –los pensamientos que sólo proceden de Dios–, uno va a seguir trayendo al mundo testimonios que den fe de la confusión y el conflicto. Por eso es tan importante aclararse sobre estos dos sistemas de pensamiento y dejar irse al del ego. De lo contrario sólo vas a traer continuamente testimonios de pequeñez y fragilidad y de que eres capaz de que te perjudique la menor cosa que salga mal. Eso es el sistema de pensamiento del ego y mientras uno se aferre a ese sistema de pensamiento, eso es lo que va a pasar.
Participante: Entonces, otra manera de ver que tengo el pensamiento confuso sería decir que estoy experimentando la confusión cuando lo que me conviene es experimentar la paz, y así esto es una invitación a la paz, quiero elegir la paz. ¿Es un recordatorio de eso?
David: Anoche entramos en detalles sobre pensamientos invertidos y pensamientos rectos. Definimos los pensamientos invertidos como aquellos en los que causa y efecto están divididos e invertidos en sus papeles: hay algo en la pantalla, hay algo en el mundo que tiene el poder de dar y quitar la paz. Se ve que ambos extremos se reducen a una codependencia. Si hay algo en el mundo que puede proporcionarme paz, entonces yo dependo de ello, y voy a intentar conseguirlo. Si hay determinada persona, determinado sitio, determinada profesión, si hay cierta apariencia física... serás codependiente de cualquier cosa que creas que puede traerte felicidad y paz. A la inversa, si existen zonas de crimen, si hay zonas con mal clima, zonas donde la economía es terrible, que has identificado como cosas que te pueden quitar la paz, entonces también eres codependiente de ellas, porque vas a tener que buscar las zonas sin crimen, con mejor economía o con mejor clima. Se puede ver que te puedes embarcar en una caza interminable para intentar apaciguar al ego y conseguir tranquilidad de espíritu. Si esto lo apartas de verdad de que haya algo externo que puede darte paz, entonces vuelve a: ¿qué hay en mi mente que puede traerme paz y felicidad? Tu función y tu felicidad son una. Mientras me aferre a mi función, la felicidad estará en mi conciencia.
Participante: Entonces la reciprocidad sería verdadera: no hay nada que pueda quitarme la paz y entonces eso que comentaste ¿fui yo quien lo atrajo? o ¿lo creé yo? bueno, pues sí, con certeza lo hice con mi interpretación, con la manera de mirarlo que elegí.
David: Es la interpretación lo que nos trastorna. La pregunta de si lo atrajiste implica que la mente aún se percibe a sí misma en un mundo lineal donde le suceden acontecimientos lineales. El guión está escrito, ya se ha representado. Hemos hablado del sentimiento de resistencia a de que el guión esté escrito, porque se podría pensar que suena a predeterminación o destino. ¿Dónde están mis alternativas, dónde está mi libre albedrío? El guión está escrito pero tú sí tienes elección: puedes elegir cómo contemplas el guión. ¿Con qué lente lo vas a mirar, a qué guía vas a escuchar? Esto nos lleva de vuelta al Contenido o Propósito. El ego tiene a la muerte como propósito, quiere traer testigos que demuestren que la enfermedad, el dolor, la muerte y la destrucción son lo que tú eres, que eres insignificante y que eres pequeño. El Espíritu Santo le ha dado al mundo el propósito de la sanación. Es un propósito completamente diferente –pero hace falta mucha práctica y de entrenamiento mental para mantener en la mente ese propósito completamente diferente, que es la sanación.
La mente que se engaña a sí misma cree que este mundo es real. Cree que es una persona real y que hay acontecimientos reales que le ocurren. Realmente he perdido mi empleo. Realmente no tengo bastante dinero para pagar el alquiler. Así es como se siente. No lo ve verdaderamente como un sueño. Cuando nos vamos a la cama por la noche y soñamos, ¿reaccionamos ante los sueños? Hay carreras y a veces miedo y montones de emociones que parecen suceder en esos sueños. ¿Por qué? Porque la mente cree que está en el sueño. Si de verdad sueltas el hacer juicios, empezarás a ver cada vez más que eres el soñador del sueño, tú eres la causa del sueño. Si estoy en el sueño no parece que yo sea la causa del sueño, y no tengo control sobre él, pero si doy un paso atrás y me doy cuenta de que soy el soñador del sueño, entonces puedo aceptar otro propósito para el sueño. Vale, le voy a cambiar el propósito ¡el ego fuera y que entre el Espíritu Santo! El Curso llama a eso el sueño feliz. Nada ha cambiado en la pantalla, siguen pasando las mismas cosas, lo que el mundo describe como guerras, y así sucesivamente, pero el propósito que yo le doy al mundo ha cambiado.
Participante: ¿Es el mismo guión? Quiero decir, ¿el guión no lo cambiamos?
David: Correcto.
Participante: Es sólo la manera de mirar las cosas, ¿es todo lo demás lo mismo?
David: Sí. Ese parece ser un concepto muy elevado, porque, espera un poco, parece que soy una persona, puedo elegir si levanto el brazo o lo bajo, eso es cambiar el guión, y ésta es la clase de cosas que hacen difícil dar marcha atrás, porque la mente cree que los cuerpos son autónomos y la conducta es autónoma. Puedo decidir si voy de Seattle a Coney Island y luego a Cincinnati o no. No, el guión está escrito. El guión está sencillamente representándose solo y la conducta no es autónoma. Lo que haces sale de lo que piensas. Tienes capacidad de elección sobre qué es lo que piensas –y esa es la única elección que tienes. La conducta se deduce automáticamente del sistema de pensamiento con el que eliges pensar.
Participante: ¡Este es mi tema favorito! Has dicho que puedo elegir cómo interpretar lo que ocurre y que si elijo escuchar al Espíritu Santo, puedo elegir actuar en la dirección del Espíritu Santo. Pero aún estoy eligiendo, ¿correcto? O si lo que quiero es tener la razón, puedo elegir actuar con el ego y a lo mejor hacerle burla a este tío, ¿puedo tener la razón y comportarme de manera detestable y estar aun decidiendo? Me encantaría salir de aquí con estas cosas claras.
David: "Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que piensas. La verdad es que eres responsable de lo que piensas porque es solamente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión". T-2.VI.2. Cierto es que en este mundo parece convincente la idea de que somos personitas individuales y únicas que tienen libertad de elegir. Y no sólo eso, hay otras personas individuales y únicas en el planeta que también pueden elegir, y cuando toman una decisión, ¿refleja la mía? No. Pero la mente ha negado que esto sea como una ilusión óptica, que esto es una pantalla que ha proyectado ahí fuera. De todo lo que se trata aquí es de la división sujeto/objeto. Hay todos esos objetos, como un puzle con centenares de piececitas. Elijo una y digo este soy yo. De todo el puzle escojo sólo una piececita. Ahora hay un yo aparte de todas las otras piezas. Hay fragmentación porque ahora tengo a esta pieza como yo y esta otra pieza la voy a poner por ahí porque no me gusta. Éstas son las que me gustan, me rodearé a mí mismo de ellas. Se puede ver que aún hay un sentido de otredad, hay yo y hay los demás. En esto consiste la ilusión óptica de este mundo, es esa división que crees que hay entre tu hermano y tú. En eso consisten los fragmentos –en cuerpos. Soy una persona, lo cual incluye un cuerpo y esta es otra persona, y una vez que percibo esta división, parece que estoy batallando continuamente contra todos esos otros fragmentos y necesito mi sitio, necesito autonomía, no quiero volverme demasiado codependiente; todo ese tirar de la cuerda entra en juego.
Participante: Si reconozco mi unicidad con la Filiación, entonces es cuando acabo confundido. Es cuando siento que debería sacar el coche del aparcamiento y dejárselo al otro porque está más disgustado que yo con la cosa de aparcar. Entonces me pongo irritado y es la locura. Sé que eso todavía es lidiar con la forma, y sé que soy responsable de mi paz interior, pero falta una pieza...
Participante: Eso es elegir conducta. Elegir pensamiento determinaría la conducta. Puedo elegir pensamientos pacíficos y mi conducta surgirá de eso. Eso es lo que quiero. Me alineo con el Espíritu Santo o con el ego. Elegir entre distintas ilusiones, no es una elección real.
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