ENGANCHADOS A LAS REDES SOCIALES

 

Libera Tu Ser - Artículos Ciencia/Belleza/Salud/Medioambiente: "ENGANCHADOS A LAS REDES SOCIALES"


Publicado en revista Dietética y Salud - Nº 167

 

Enganchados a las redes sociales: una adicción que se puede superar.

Ya no imaginamos nuestra vida sin Internet. La Red de redes llegó a nuestras vidas para quedarse y ha transformado el día a día de buena parte de la humanidad. Leemos, nos relacionamos, nos informamos, nos entretenemos, estudiamos y nos comunicamos a través de la Red. Pero ¿qué ocurre cuando nuestra vida virtual pasa por delante de nuestra vida real, cuando no podemos soportar estar desconectados?

Internet y, en los últimos años, la aparición de redes sociales como Facebook, Twitter o Tuenti han modificado la forma en que muchas personas se relacionan con sus amigos, conocidos, compañeros de trabajo… Estas plataformas también han supuesto que los ciudadanos de a pie tuvieran voz propia y pudieran opinar, informar o denunciar la realidad que estaban viviendo y que sus palabras llegaran a miles de personas, algo que de otra manera sería imposible. Podríamos decir que las redes sociales en sí no son un problema, pero sí pueden llegar a serlo cuando nuestra afición por ellas o por las tecnologías de la información o Internet pasa a ser una adicción que no somos capaces de controlar. “Mientras una persona cualquiera acude a las redes sociales para comunicarse, para entretenerse o porque le resulta útil para su trabajo, la persona adicta lo hace para evadirse de su malestar”, nos dice nuestra asesora, la psicóloga Roser Carré Ibáñez.

POR QUÉ NOS ENGANCHAN

En uno de los episodios de la serie de televisión Redes, el científico y comunicador Eduard Punset, director del programa, explicaba que lo que nos engancha de las redes sociales es “establecer lazos, crear vínculos, entrar a formar parte de la manada, buscar reconocimiento”. Según Punset, las redes sociales son necesarias para nuestra supervivencia: “Son requisito indispensable para aprender a gestionar las emociones, algo que pasa por contar con el resto de la manada. La inteligencia debe ser social o no será inteligencia, y hasta tal punto es esto cierto que el reconocimiento social de lo que uno dice y hace, es un buen indicador de la salud del individuo”. Para Punset, “las tecnologías digitales nos ponen en bandeja ampliar nuestros horizontes sociales, conectar con el mundo y, lentamente, contribuir a vencer algunos monstruos que nos acechan como el de la soledad o el de la depresión”.

EL PERFIL DEL ADICTO

¿Cuándo todas esas bondades de las que habla Eduard Punset pueden girarse en nuestra contra? Los expertos suelen comparar la adicción a Internet con la que puede provocar el juego, ya que, a diferencia de la dependencia del alcohol, el tabaco u otro tipo de drogas, no está relacionada con el abuso de productos tóxicos. Sin embargo, “no es necesario que exista una sustancia química para que podamos hablar de toxicidad y de dependencia, basta con que la persona dedique un tiempo desmesurado a una actividad para que pueda llegar a convertirse en una adicción”, advierte la psicóloga Roser Carré.

Los expertos también señalan que no se podría hablar de un perfil concreto de persona adicta a las redes sociales, sino de personas propensas a padecer adicciones, como por ejemplo, “personas impulsivas, que buscan sensaciones nuevas, con baja autoestima, con dificultad para hacer frente a los problemas e intolerancia a todo aquello que no sea placentero, tanto a nivel físico (dolor, fatiga, insomnio, etc.), como a nivel psicológico (disgustos, preocupaciones, responsabilidades, aburrimiento, etc.)”, escribe el psicólogo de la Universidad del País Vasco Enrique Echeburúa en un artículo publicado en la revista Adicciones.

Y la psicóloga Roser Carré añade: “Algunos problemas de personalidad pueden favorecer conductas adictivas como, por ejemplo, una incapacidad para afrontar los retos cotidianos, trastornos de autoestima, timidez inhibidora, rechazo de la imagen corporal… Además, de estados depresivos, fobias sociales y otros trastornos”.

¿Y QUÉ PASA CON LOS MÁS JÓVENES?

Pues lo cierto es que la situación no es muy tranquilizadora. Según un estudio reciente financiado por la Comisión Europea y realizado por universidades de 7 países, los adolescentes españoles de 14-17 años son, de entre los jóvenes europeos, los que más riesgo corren de desarrollar conductas adictivas y son los que más usan diariamente y de forma abusiva las redes sociales. El estudio señala que un 21,3% de los jóvenes españoles, sin que se les pueda considerar adictos, sí presentan comportamientos preocupantes, ya que su dependencia de la Red hace que dejen de hacer actividades que antes les gustaban, que no salgan con sus amigos o que descuiden su descanso y su higiene personal, entre otras cosas.

¿ES POSIBLE DESENGANCHARSE?

Por fortuna la respuesta es sí. El psicólogo Enrique Echeburúa explica: “El objetivo terapéutico debe centrase en el reaprendizaje del control de la conducta”. Esto pasaría en una primera fase por una abstinencia total y después por una exposición gradual y controlada. La persona adicta podría conectarse a Internet bajo control de otra persona, y más adelante sola, por espacio de 1 hora, por ejemplo, y para realizar ciertas tareas previamente establecidas: responder el correo, visitar ciertas páginas web… Poco a poco, la persona deja de sentirse ansiosa y aprende a confiar más en su capacidad de control. Cuando esta etapa está afianzada, es importante prevenir las recaídas. “Y, por supuesto, es conveniente tratar el problema de fondo que en cada caso puede haber llevado a esa persona a padecer la adicción”, puntualiza la psicóloga Roser Carré.

EL CIBERACOSO EN LA RED

La adicción a Internet no es la única fuente de preocupación para padres y educadores, lo es también la vulnerabilidad que, especialmente los más jóvenes, tienen ante pederastas y acosadores cibernéticos, algunos procedentes del ámbito escolar, lo que se conoce como ciberacoso. Y es que no siempre tenemos en cuenta que cada uno de nuestros “pasos virtuales” deja una huella digital difícil de borrar, por no decir imposible.

La aparición de las redes sociales ha provocado la paradoja de que padres que ven con malos ojos que sus hijos sean fotografiados, por ejemplo, en la escuela permitan en cambio que estos publiquen en Facebook fotografías, vídeos, experiencias, pensamientos y datos personales que les exponen a los ciberacosadores y pederastas que, por desgracia, navegan por las redes sociales.

NORMAS BÁSICAS DE PREVENCIÓN

Ante esta realidad, el periodista y escritor Jordi Romañach recuerda, especialmente a los padres, los consejos que deben tener en cuenta para prevenir situaciones de riesgo para los más jóvenes:

• Que el ordenador de los menores esté a la vista de los adultos.

• Que los más jóvenes no rebelen su corta edad ni a qué sexo pertenecen cuando navegan por Internet.

• Que los padres hagan pedagogía de Internet, expliquen a sus hijos los peligros de la Red, les adviertan que no deben hablar con personas desconocidas, aunque aseguren que se trata de menores, les recuerden que no están obligados a hacerse amigos de nadie que no deseen y que deben comunicar de inmediato cualquier situación de coacción.

• Desactivar la webcam y explicar a niños y adolescentes que es mejor no usarlas y, en caso de hacerse, que nunca accedan a quitarse la ropa o a mostrar sus partes íntimas ante el ordenador. Internet también nos proporciona aplicaciones de control parental, una de las más aplaudidas es Qustodio (www.qustodio.com/es) que permite saber qué páginas visitan los hijos y los amigos que tienen en las redes sociales, limitar el tiempo que pasan conectados, etc. Se descarga gratis.

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