EL CUARTO TRASTERO
Anna Horno

 

Libera Tu Ser - Reflexiones personales: "EL CUARTO TRASTERO"

 

El cuarto trastero, es ese lugar de nuestro hogar al que nunca prestamos atención, es ese rincón olvidado que permanece cerrado a cal y canto, acumulando polvo, acumulando suciedad, acumulando trastos viejos que ya no tienen ninguna utilidad, pero que seguimos conservando... representan nuestro pasado, toda nuestra existencia.

Ese cuarto trastero, puede estar necesitando una mano de pintura, o que reparemos una fisura, pero no estamos ahí para darnos cuenta. Podría ser que se viniese abajo, y sólo entonces nos percataríamos de su presencia. Podría ser que empezase a desprender un olor tan desagradable, que nos obligase a tomar una determinación…

La parte inconsciente de nuestra mente, es como ese cuarto oscuro... acumulando experiencias no siempre bien asimiladas; acumulando historias tristes, acumulando historias de escasez, historias en las que nosotros fuimos las víctimas y otros los verdugos.

Cada una de esas historias, nos dejó una herida en el corazón, y cada una de estas heridas, encontró su igual en la forma de algún pensamiento. Son pensamientos sobre sucesos del pasado, sin ninguna conexión con el momento presente; muchos de ellos, ni tan siquiera nos pertenecen, son tan sólo el legado de una sociedad enferma, con valores obsoletos. Su aportación en el momento presente es nula, pero decidimos aferrarnos a ellos, quizá porque nos “recuerdan quienes somos”, o quienes nosotros creemos que somos.

Nos sentimos tan identificados con nuestros pensamientos, que no nos atrevemos a soltarlos, aun cuando ello implique que nos quedemos atrapados en un callejón sin salida, o que estemos perdiendo valiosas oportunidades...

Cada vez que abrazamos con Fe un pensamiento (positivo o negativo), lo convertimos en una creencia, y es de este modo, como estamos configurando nuestra realidad inmediata...

Si son pensamientos positivos que nos hacen sentir bien, perfecto, adelante... pero debemos ser muy cuidadosos con los pensamientos que evocan pérdidas, sufrimiento, o cualquier otra forma de ataque contra nosotros mismos.

Lo que estamos experimentando hoy, es el resultado de nuestros pensamientos dominantes de ayer...

A lo largo del día, tanto en nuestras horas de vigilia como de sueño, mantenemos un constante diálogo con nosotros mismos. Este diálogo interno, es la suma de todos nuestros pensamientos, de todas nuestras respuestas (verbales o emocionales) a los estímulos del exterior... sucederá que algunos de estos pensamientos, cuando son negativos, tan sólo aparecerán en momentos muy puntuales, y carecen, por tanto, de relevancia en cuanto a que la escasa frecuencia con que surgen, no los convierte en pensamientos dominantes; sin embargo, parece ser que aproximadamente el noventa por ciento de los pensamientos que circulan libremente por nuestra mente son repetitivos, dan vueltas una y otra vez entorno a los mismos temas, situaciones muy específicas... suelen ser pensamientos sobre los aspectos que más nos preocupan, aquellos temas en los que nos sentimos vulnerables, y para los que, con toda seguridad, tenemos un patrón mental muy concreto y negativo... analizad qué cosas son las que más os preocupan, y cuál la respuesta (pensamiento, afirmación, emoción...) que albergáis... El Universo siempre responde a la naturaleza de esos sentimientos.

Para que resulte más sencillo aceptar este concepto, os propongo un pequeño ejercicio: pensad en un aspecto de vuestra vida en el que os sintáis totalmente realizados, cómodos y satisfechos, y analizad el tipo de pensamiento con el que asociáis ese aspecto... con toda seguridad, se trata de un sentimiento positivo, de confianza total, de convicción absoluta acerca de cómo deben ser las cosas... Si comparáis, ahora, estos pensamientos con los que normalmente abrigáis acerca de los aspectos en los que os encontráis “atascados”, comprenderéis la diferencia... ahí es donde falla vuestra fe, donde os falta confianza en vosotros mismos y en Dios...

No importa cómo hemos llegado a pensar tan negativamente acerca de un campo específico de nuestra experiencia, lo que verdaderamente importa, es reconocer que estamos capacitados para transformarlo, para reconducirlo hacia el camino que le es natural... Cuando vamos en coche y equivocamos la ruta, lo que hacemos es dar marcha atrás, y buscar el camino que nos conducirá a nuestro destino... con nuestros pensamientos, debemos realizar un trabajo similar...

Como al cuarto trastero del que antes os hablaba, es posible que a nuestro inconsciente, le esté haciendo falta una “mano de pintura”, o una reconstrucción total o parcial... nuestra vida se hunde... empieza a oler a podrido... necesitamos hacer algo urgentemente, nuestras fuerzas están al límite, y nuestra capacidad para vivir en plenitud, va mermando lenta y progresivamente...

Es momento de hacer “borrón y cuenta nueva”... siempre hay un camino para llegar desde el punto en el que nos encontramos, al lugar donde queremos estar.

Nuestros pensamientos inarmónicos, no son nuestra verdad, sólo son un “mal sueño”, nuestra pesadilla convertida en realidad para nosotros... ¡¡¡despertemos de ella cuanto antes!!!

Como lo que somos en este momento, es el resultado de lo que hemos estado pensando y afirmando durante años, ha llegado la hora de borrar... borrar... borrar... dejar espacio libre en “el disco duro” (nuestra mente), para que nuevos pensamientos (positivos) puedan ocupar el lugar de los viejos, totalmente destructivos... sustituid vuestros pensamientos negativos en el instante en que aparezcan, sustituidlos inmediatamente por su opuesto, para que a partir de ese nuevo estado de calma, pueda elevarse vuestra vibración.

No es necesario cargar con las emociones negativas; podemos transformarlas en cualquier momento... recordad que nuestra mente, está al servicio de nuestros objetivos, y sentirnos bien, es uno de ellos, así pues, haced uso y abuso de ella...

Es sencillo... pensad en todo lo que os hace sentir bien... o hacedlo, si es posible... pensad en una maravillosa puesta de sol... pensad en un paseo por el bosque... pensad en vuestro animal de compañía, en cuánto os hace reír, y la ternura que os inspira; acariciadlo, abrazadlo... escuchad esa música que transporta vuestra Alma suavemente hacia el cielo... leed unas cuantas páginas de algún libro “especial”... cantad, bailad, practicad el deporte que más os gusta... tened una bonita conversación con alguien a quien apreciéis verdaderamente... contemplad la nieve caer... observar el vuelo de un pájaro... lo que sea, cualquier cosa que inmediatamente cambie vuestra actitud mental.

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