EL AMOR
Anna Horno

 

Qué poco sabemos del verdadero amor en este mundo de ensueño…

¿Cómo es posible que existan y concedamos creencia y nuestra aprobación a tantas ridículas canciones, historias hablando de miedo y sufrimiento, y confundiéndolo con un sentimiento de amor?

¿Qué tiene que ver el amor con el miedo?, y ¿qué con el dolor?... eso no es amor, es solamente ego, ocultando viejos odios y resentimientos no resueltos tras la máscara del falso amor, del amor condicionado, del amor de las expectativas, de los pactos y las concesiones, como si de un intercambio comercial se tratase.

Cuando verdaderamente el amor se haya instalado en nuestro corazón, no habrá espacio para nada que no sea puro amor. El amor es omniabarcante, es eterno e inmutable. Nada tiene que ver con las circunstancias que parecen acontecer en el mundo de ahí fuera, sino con un profundo estado de dicha, paz y plenitud, y el deseo de extenderlo.

El amor no es un hecho que pueda ser descrito con palabras; el amor es una experiencia de sanación y transformación, donde ya no es posible ver más de la vieja culpa, de la pesada carga de los resentimientos, ni de los miedos por un futuro incierto. En contacto con el amor, nos impregnamos de eternidad, de invulnerabilidad…

No tenemos ni idea del verdadero significado del amor, y es, en esta situación de absoluta ignorancia, que confundimos un estado, con una emoción, ya sea de deseo, de necesidad por la sensación de carencia o de control por la falsa sensación de poder que proporciona.

Esa búsqueda ilusoria y romántica que se traduce en la búsqueda del amor perfecto, de la media naranja, no es más que una cortina de humo fabricada por el ego, ocultando un deseo inconsciente de retorno a la unidad, a la totalidad. Pero como es propio y típico de todo lo que procede del mundo del ego, buscamos para asegurar que nuestra búsqueda será infructuosa, ya que fuera de nosotros no hay nada, no hay nadie.

Tú eres tu universo y solamente tú le das forma; yo soy mi universo, el que yo misma fabriqué, y mientras no hagamos de todos estos millones de universos fragmentados un solo universo, la experiencia del amor permanecerá ajena a nuestra conciencia, y nosotros, ajenos a nuestra verdadera identidad.

El amor es confianza, es honestidad, es tolerancia, mansedumbre, júbilo, indefensión, generosidad, es paciencia y fe. El amor no separa ni hace distinciones, porque no cree en relaciones especiales, para el amor todo es lo mismo, porque sabe que todo es digno de él.

Creo que en algún momento de nuestra vida, todos hemos vivido experiencias cercanas al amor; no hemos sabido mantener ese estado como una constante en nuestro corazón, pero ese debería ser el punto de referencia, y, desde luego, el punto de partida de cualquier relación.