EL USO DEL LENGUAJE ESPECÍFICO DE GÉNERO
Publicado por la Foundation For a Course in Miracles, escrito por Kenneth Wapnick y traducido al castellano por Juan Illan Gómez.
Pregunta: ¿Qué pasa con todo este lenguaje específico de género masculino en el Curso? Hasta ahora no me he encontrado con una sola referencia al 50% de la población de mundo. ¿O son las hembras nada más que otra ilusión? Todavía amo el Curso, pero esto del lenguaje de género es un incordio.
Respuesta:
Esta pregunta es muy similar a la #10 de la publicación de la Fundación, "The Most Commonly Asked Questions About A Course in Miracles," (Las preguntas más frecuentes sobre Un Curso de Milagros) de Gloria y Kenneth Wapnick. Una ligera modificación de la respuesta que se da en este libro sería decir que Jesús no practica el arte de lo “políticamente correcto". Por el contrario, el contexto lingüístico de su Curso se inscribe dentro de la tradición judeo-cristiana, dominada por lo masculino y utiliza el lenguaje bíblico patriarcal en que se basa esa tradición. En consecuencia, el Curso se ajusta a esta cultura religiosa mediante el uso de términos que son exclusivamente masculinos. Jesús habla de su uso de un lenguaje orientado al ego:
“Este curso opera dentro del marco de referencia del ego, pues ahí es donde se necesita... Por lo tanto, se vale de palabras, las cuales son simbólicas y no pueden expresar lo que se encuentra más allá de todo símbolo” (C.in.3:1,3).
Y así está claro que el sentido en el Curso de este uso del lenguaje masculino reside en otra parte. Mientras que la forma de las palabras del Curso es la misma de los dos mil quinientos años de tradición occidental, su contenido es justamente el contrario. Esto nos proporciona un buen ejemplo de un principio que se enuncia dos veces en el texto: el Espíritu Santo no destruye ni nos priva de nuestras relaciones especiales (la forma), sino que las transforma (cambiando su propósito — el contenido) (T.17.IV.2:3,4,5,6; T.18.II.6). Por lo tanto, se le da al lector una maravillosa oportunidad de practicar el perdón trayendo a la consciencia, por medio de lenguaje "sexista" del Curso, cualquier pensamiento crítico enterrado en el inconsciente que puede ahora ser mirado de manera diferente con la ayuda del Espíritu Santo. De esta manera, una relación de odio (o de amor) especial con las autoridades patriarcales — religiosas o seculares — puede transformarse en una relación santa, teniendo el perdón y la paz como propósito, en lugar del juicio y el ataque.
De igual manera podemos entender el uso que hace el Curso del término Hijo de Dios. Durante dos mil años, se ha utilizado en teología cristiana exclusivamente para denotar sólo a Jesús, hijo unigénito del Dios bíblico y Segunda Persona de la Trinidad. Por otra parte, este status especial de Jesús fue acentuado por San Pablo, relegando al resto de la humanidad a la condición de "hijos adoptivos" de Dios (Gálatas 4:4). En Un Curso de Milagros, Jesús utiliza el mismo término que hasta ahora había excluido a todo el mundo excepto a él mismo, para subrayar su argumento de que él es nuestro igual. Ahora denota a todo el mundo: los Hijos de Dios que todavía creen que son cuerpos y están separados de su Origen y por lo tanto son diferentes de Él. Y aún más específicamente, el término Hijo de Dios denota a los estudiantes que están leyendo y estudiando Un Curso de Milagros, un uso que claramente no depende del género.
Este término se utiliza así deliberadamente para ayudar a corregir dos mil años de lo que Un Curso de Milagros ve como la distorsión que el cristianismo ha hecho del mensaje fundamental de Jesús, en este caso la perfecta igualdad y unidad de la Filiación de Dios. Y así, en el Curso, Jesús se presenta a sí mismo como no diferente de cualquier otra persona en realidad (aunque sin duda es diferente de nosotros en el tiempo). Por lo tanto, para decirlo una vez más, se utiliza el mismo término — Hijo de Dios — que fue utilizado solamente para referirse a Jesús, para referirse ahora a todos nosotros. Por otra parte, el término también se utiliza para denotar a Cristo, la creación de Dios previa a la separación, su Único Hijo. Una vez más, vemos el uso de la misma forma del cristianismo tradicional, con un contenido totalmente diferente. La frase Hijo de Dios también se puede entender fácilmente como sinónimo de niño, un término que se utiliza a menudo en el Curso.
La reinterpretación del término Hijo de Dios desde lo exclusivo a lo totalmente inclusivo, es crucial en el sistema de pensamiento del Curso. Y dados los motivos de Jesús para el uso de este término, los estudiantes — hombres y mujeres por igual — deben estar vigilantes contra la tentación de cambiar el lenguaje "ofensivo" del Curso. Aunque tal práctica sería comprensible, serviría sólo para socavar uno de los propósitos pedagógicos de Jesús. Estaría mucho más en consonancia con las enseñanzas de Un Curso de Milagros dejar la forma como está y en lugar de eso cambiar las ideas de uno. En estas circunstancias, uno haría bien en parafrasear la famosa frase del texto: No trates, por lo tanto, de cambiar el Curso, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él (T.21.in.1:7). Así pues, dado que la forma del Curso no va a cambiar, sería prudente por parte de los alumnos utilizar sus reacciones como un aula en la que pueden aprender a perdonar, no sólo a Jesús, a Helen o al propio Un Curso de Milagros, sino también a quienes en el pasado (o en el presente) has sido percibidos tratándolos injustamente a ellos o a los demás.
Una nota final sobre el tema del lenguaje masculino del Curso: durante mucho tiempo ha sido una convención gramatical utilizar los pronombres masculinos para referirse a ambos géneros cuando se hace de manera no específica. Claramente, y puesto que una enseñanza central en Un Curso de Milagros es que no somos cuerpos, la cuestión, una vez más, es sólo de forma o estilo.