EL USO DEL CUERPO
Del Libro de David Hoffmeister "Sosiega la Mente - De Regreso a Dios" (Unwind Your Mind - Back to God) - LIBRO II - Capítulo II
Traducido al castellano por Juan Illan Gómez.
David: A pesar del hecho de que el cuerpo se estropeará y degenerará y nunca será inmortal -a pesar del hecho de que es muy temporal, como todo el resto del cosmos proyectado-, la mente tiene gran interés en intentar hacer de él una buen sitio donde vivir. Por lo tanto, si uno piensa que puede hacer que el cuerpo viva más y de una manera más cómoda haciendo ejercicio y comiendo las cosas “correctas”, eso es lo que hará. Pero la otra cara de esa moneda es que hay una fuerte identificación y creencia en el cuerpo. Desde esta perspectiva, no se ve al cuerpo como algo que no es nada. Se le ve como algo, y es por eso que la gran búsqueda de la salud se está llevando a cabo en el sitio equivocado. Se puede describir con precisión la salud como la paz interior, como una mente que ha soltado el hacer juicios y el ordenar los pensamientos. Una mente que alcanza la verdadera percepción, una percepción más estabilizada, es una mente en paz. Esa mente está sanada y goza de verdadera salud.
Participante: Entonces ¿incluso para considerar al cuerpo como una herramienta del Espíritu, tengo que verlo como nada? Creo que hay una trampa en pensar que porque va a ser utilizado por el Espíritu Santo, es algo en algún sentido, y por lo tanto, tengo que cuidar de él de cierta forma. Soy responsable del tipo de comida que le doy, del ejercicio que le proporciono, etc. Es como si estuviera pensando: Éste es un templo del Espíritu Santo, así que tengo que mirarlo con respeto, lo cual significa esto, lo otro y lo de más allá. Pero esto, lo otro y lo de más allá, son sólo maneras de que la mente dé por válida la creencia de que el cuerpo es algo, cuando en realidad no es nada. ¿Es sólo cuando se le sabe ver como nada cuando realmente se le puede entregar al Espíritu Santo para que lo utilice?
David: Sí. También está la trampa sutil de negar el cuerpo. Cuando hablamos de que el cuerpo no es nada, lo hacemos en el sentido definitivo y muy profundo de lo que verdaderamente es. No se nos pide que neguemos la percepción del cuerpo. La forma más útil de entrar en esto es por medio del propósito, o con la pregunta: ¿Para qué es? Esto lo trae de vuelta al nivel mental. Aquí lo útil es mirar el propósito del ego para el cuerpo y el propósito del Espíritu Santo para el cuerpo. Conforme la mente soluciona eso, uno es capaz de empezar a discernir entre el propósito del ego y el propósito del Espíritu Santo. Conforme la mente empieza a abandonar voluntariamente los propósitos del ego, el cuerpo se vuelve cada vez más periférico para la conciencia. Se aproxima a no ser "nada".
Participante: De manera que nunca hay necesidad de centrarse en el cuerpo, ¿es centrarse en el propósito lo que hay que hacer, y el resto encajará en su sitio? ¿Es el centrarse en el propósito el camino para llegar a considerar que el cuerpo no es nada?
David: Sí. La idea del cuerpo como templo es una cosa importante. En la Biblia se le considera el templo del Espíritu Santo. Esto es un punto de partida, un trampolín. Se aleja un paso de hacer malo al cuerpo. Una cosa es decir que el cuerpo es irreal o que no es nada, y otra muy distinta es el paso que da el ego a decir que es malo. Decir que es un templo del Espíritu Santo, es decir que se puede utilizar para el propósito del Espíritu Santo. En ese sentido y sólo en ese sentido el cuerpo es un templo. No tiene nada que ver con el cuerpo en y por sí mismo. Tiene que ver con la intención, el propósito de la mente. Podríamos decir que el cuerpo que se utiliza exclusivamente para la comunicación, es un cuerpo que está siendo utilizado por el Espíritu Santo.
Participante: ¿Y qué es exactamente la comunicación? No es necesariamente lo que me han enseñado a creer que es. No tiene necesariamente que implicar a dos cuerpos. ¿Ocurre al nivel mental y es ese el único sitio donde ocurre, en el nivel mental? ¿Entonces por qué necesito un cuerpo para comunicar, si sólo sucede a nivel mental?
David: Toda mente que parece creer en el mundo, cree en la separación y en el cuerpo. Cree que se ha limitado la comunicación, de manera que la comunión está interrumpida. Se puede llamar a la comunión comunicación mental o incluso telepatía. Se le dan muchos nombres diferentes. La mente que cree en la separación, ha empujado la experiencia de la comunión fuera de la conciencia. De manera literal se ha impuesto el cuerpo como un límite a la comunicación. En este mundo parece que la comunicación está limitada a que dos cuerpos estén juntos. Si no lo están, no pueden hablarse el uno al otro salvo que usen un teléfono, un walkie-talkie, o alguna clase de ayuda. Se necesitan ayudas materiales para facilitar la comunicación. Pero en el sentido definitivo, estamos de nuevo de vuelta a las creencias,cuando se cree en el cuerpo y se cree en el mundo, se establece un límite a la comunicación. El mundo se hizo para la defensa contra la comunicación. El Espíritu Santo es nuestro enlace de comunicación con el Padre. ¡El mundo se hizo para ocultar esto! El Espíritu Santo tiene que trabajar con estas creencias. Conforme la mente suelta su creencia en el mundo, parece que poco a poco se le devuelven sus poderes, la telepatía, la clarividencia y la intuición parecen volverse más prevalentes. De hecho, la mente sólo está regresando a su estado natural. Esos no son poderes sobrenaturales que sólo pueden desarrollar unos pocos individuos. Son modos de comunicación muy naturales.
Participante: Entonces, la comunicación siempre está ahí. Siempre ha estado ahí sin que nos diésemos cuenta, ¿está pues siendo ocultada?
David: Sí, y es el gran interés en el cuerpo lo que hace esto. El cuerpo es el hogar elegido por la mente engañada. De nuevo volvemos al propósito. La comunicación es la única función o propósito que el Espíritu Santo le da al cuerpo, mientras que el ego lo utiliza para atacar, para obtener placer y para vanagloriarse. El propósito de la vanagloria, el placer y el ataque, limita de hecho la comunicación.
Participante: Si la comunicación se produce exclusivamente en el nivel mental, ¿para qué queremos utilizar el cuerpo para la comunicación? Creo que te estoy oyendo decir que mientras la mente crea en el cuerpo, el Espíritu Santo utilizará el cuerpo para la comunicación. ¿Es sólo la creencia en el cuerpo lo que le hace entrar en la comunicación?
David: Sí. En el instante santo no hay ningún cuerpo. La revelación está más allá de los cuerpos, la revelación es la comunicación directa de Dios con la creación de Dios. Conforme la mente abandona sus ideas, creencias y juicios falsos, se ve atraída al instante santo. En el instante santo la comunicación se restablece por completo.
Los cuerpos son como símbolos. El Espíritu Santo llega a la mente de cualquier manera en que pueda hacerlo. Puede ser por medio de la voz de una persona amiga, una canción, un cartel, la letra de una grabación, etc. Hay muchas formas y maneras. Pero en este sentido el cuerpo es un símbolo. El Espíritu Santo utiliza los símbolos para llegar a la mente errada porque la mente errada cree en los símbolos. De manera metafórica, cuando avanzamos y nos aclaramos -cuando nos hacemos más capaces de alinearnos con el propósito del Espíritu Santo–, se nos pide llegar a nuestros hermanos que creen en el mundo del tiempo y la separación. Se nos pide llegar a ellos utilizando los símbolos que comprenden. Repito otra vez que Jesús fue un gran ejemplo de esto. Hablaba en parábolas cuando hablaba para las masas, y hablaba de ideales y conceptos superiores con los apóstoles y discípulos que tenían oídos para oír. En ambos casos era el Espíritu Santo quien hablaba a través de él, utilizando cualquier símbolo que la mente pudiese captar. También hay ejemplos de cómo Jesús se entregaba a una comunión silenciosa con el Padre en la que no pronunciaba una sola palabra. Aquí tenemos un rango de comunicación con palabras todavía muy rudimentario, pero cuando la mente suelta sus creencias, regresamos a la Comunión, que está totalmente exenta de palabras.
Participante: Volvamos a los usos que el ego hace del cuerpo, ¿puedes abordar eso?
David: Podemos tomarlos de uno en uno. El orgullo viene de la división sujeto/objeto, o la creencia en la personalidad. Realmente el orgullo se reduce a un intento desesperado por mantener la creencia en la personalidad, en ser una persona individual y, de hecho, percibir a otras personas individuales. Mantiene en la mente esa división entre yo y el otro. La refuerza atrayendo la atención hacia uno mismo, por medio del orgullo por los logros, lo físico, el país, el equipo deportivo, la familia, etc., cosas del mundo que se consideran muy buenas.
Participante: ¿Puedes hablar del orgullo espiritual?
David: El orgullo espiritual es vanagloriarse de lo que uno sabe, convirtiendo el viaje espiritual en una hazaña de lectura de libros o una exhibición de destrezas. Por debajo de eso sobrevive todavía la motivación de atraer atención al pequeño yo, a la personalidad. Es una trampa muy sutil. Por ejemplo, al soltar la creencia de la mente en la separación, puede surgir lo que parecen “poderes”, como dotes psíquicas, telepatía, levitación o psico-kinesis. La mente puede aferrarse a eso y decir: ¡Fíjate en mí! ¡Mira lo que yo soy capaz de hacer! Pero ese "yo" es aún el pequeño "yo", el "yo" personal. Alguien podría convertirse en un conferenciante, uno que dirige talleres o un sanador, pero si eso se personifica, si la mente se identifica con la persona como punto central, está todavía intentando atraer la atención a sí misma. Jesús siempre señalaba al Cielo, y siempre decía que es el Padre el que habla, que la Fuente de toda curación es el Padre. Él siempre se ponía en segundo lugar, señalando siempre al Padre que está en los Cielos. Esto es verdadera humildad, ésta es una mente que sabe Lo que Es. Sabe Lo que Es su Fuente, y no se siente atraída por el papel de ser el centro del universo, en el sentido de poner en el centro el pensamiento-forma del yo personal. Siempre señala al Padre. El orgullo espiritual puede adoptar muchas formas. Puede mostrarse en un grupo, por ejemplo, en el que hay un sentimiento de haber encontrado el camino. Esto es otra trampa espiritual más, identificarse con el pequeño "yo", con el yo personal.
El placer también forma parte del mundo de la dualidad. Placer y dolor son irreales por igual, ambos son defensas contra la verdad, pues ambos son técnicas del ego para convencer a la mente de que conserve la identificación con el cuerpo, para sostener la creencia en que el cuerpo es real. La mente o bien ve la carne o bien reconoce el Espíritu: es lo uno o lo otro. En la conciencia son mutuamente exclusivos. Si uno está consciente del cuerpo y del mundo, el reconocimiento del Espíritu se mantiene fuera de la conciencia. La búsqueda del placer es un mecanismo de distracción, un truco que ancla a la mente en la creencia de que el cuerpo es real. Parece ser muy atractivo. A esto se refiere el Curso como la "atracción por la culpabilidad". La mente dormida no iguala culpabilidad y placer. El placer se ve como deseable, como algo que hay que buscar y disfrutar. Se escuchan muchas frases como: Dios quiere que disfrutes. Disfruta de los muchos placeres del mundo. Pero desde la perspectiva metafísica, para empezar, Dios es Espíritu. Dios no sabe nada del mundo físico proyectado. Dios sólo conoce a sus Creaciones o su Creación, que es el Hijo, y lo conoce como perfecto. Ésta es una relación pura, abstracta e infinita que no tiene de ninguna manera nada que ver con la forma. La mente no se da cuenta de que la búsqueda del placer y la evitación del dolor son lo mismo, al buscar el placer, uno también está buscando el dolor. El placer es un disfraz.
Participante: Y ambos funcionan como sustitutos de Dios.
David: Sí. La búsqueda de la riqueza y la creencia en la pobreza, son otra versión de la misma división o disfraz. Si alguien es pobre, parece vivir en un mundo de escasez. Anhela tiempos mejores, más propiedades y una vida más fácil. Por otra parte, los que de hecho acumulan riqueza y propiedades, todavía sienten dolor, angustia y depresión. Nos encontramos ante lo mismo: la mente está todavía buscando la felicidad, la paz y la satisfacción en el mundo. Eso no es más que buscar en el sitio equivocado. La paz, la satisfacción y la felicidad se encuentran en la mente y en soltar las falsas creencias. Así que ahí tenemos una mirada rápida al placer.
El ataque también es muy importante como defensa contra la verdad. Es una prueba de que la separación ha ocurrido. Ver que la separación es en verdad imposible, parece oponerse a lo que muestran los ojos del cuerpo, porque si uno mira a su alrededor por medio de los ojos del cuerpo y de la percepción distorsionada, se ve ataque de muchas formas distintas. Parece que en todas partes hay disputas, sean ataques verbales o ataques físicos con los puños, con navajas, con armas de fuego, con tanques o con bombas. Parece haber un mundo en el que el ataque es una experiencia corriente. Pero la mente no puede atacar. La mente es abstracta: es Una. Lo único que puede hacer es inventarse fantasías corporales en las que el ataque parece ser real. El uso del cuerpo por el ego para sus fantasías de ataque, hace que la culpabilidad parezca indudablemente real. Y si el ataque se percibe como real, la culpabilidad está justificada. Y si la culpabilidad está justificada, ¿cómo puede uno ser totalmente inocente? ¿Cómo va uno a ser el hijo inocente de Dios?
Participante: ¿Lo llamas fantasía porque todo es fingido e inventado?
David: Sí, es inventado. Sólo existe en la pantalla. La mente enferma quiere ver el conflicto en el mundo y no en la mente. Siguiendo los consejos del ego lo busca en el mundo. Ahora bien, esto no es decir que las guerras, el deporte o los insultos sean malos ni buenos en sí mismos. A lo que hay que mirar es a la interpretación. La mente sanada puede mirar tranquilamente cualquier cosa de las que se ven en el mundo. Los ojos del cuerpo todavía informarán a la mente de cambios en las circunstancias, cambios en el aspecto de las cosas, como síntomas, etc., pero la mente sanada los pone a todos ellos en una sola categoría: son todos irreales. Uno debe tener una idea metafísica clara de porqué esto es así, de porqué la enfermedad tiene que ser imposible, de por qué no puede existir la competición, de porqué en el mundo no puede haber ni víctimas ni verdugos. Uno tiene que ver con claridad que todo está en la mente, que todo se reduce a la división sujeto/objeto. El orgullo, el placer y el ataque son lo mismo. El orgullo y el placer son formas aparentes de ataque.
La mente que se ha identificado con el ego, es un ataque contra el Cristo dentro de esa mente. Es un pensamiento de ataque. Aunque no tiene base alguna en la realidad, la aceptación de la mente le otorga realidad. A la mente le parece real. El uso del cuerpo por el ego –para el orgullo o reconocimiento del yo personal, o para el placer y así sucesivamente–, es sólo la atracción por la culpabilidad, una manera de esconder la creencia en la separación y mantener distraída a la mente con las cosas de la pantalla. Todos esos son pensamientos de ataque. Ahora bien, volviendo a la percepción de la mente recta, la mente no puede atacar. Esos pensamientos son pensamientos irreales, incluso los pensamientos que el Libro de Ejercicios denomina "pensamientos de ataque", son pensamientos irreales. Son pensamientos que no proceden de la mente de Dios. No existen. Sólo tienen existencia los pensamientos que proceden de Dios.
Participante: Hablar de pensamientos de ataque, ¿es sólo una forma de hablar?
David: Sí. Son irreales. La mente que tiene interés en ellos está engañada y experimentará la alucinación del dolor, el disgusto, la desesperación, la pena y la depresión. Esto es porque se ha interesado por pensamientos y un sistema de pensamientos cuyo origen no es de Dios. La mente recta ve que el ataque es literalmente imposible. Ve lo falso como falso. No está interesada en esos pensamientos, los ve como falsos y los reconoce como falsos. Esto no es diferente de decir que el Espíritu Santo ve las ideas y las creencias falsas, pero mira a la Expiación, al altar incorrupto, y está seguro del Cristo.