EL PENSAMIENTO Y SU SOMBRA
Publicado por la Foundation For a Course in Miracles, escrito por Kenneth Wapnick y traducido al castellano por Juan Illan Gómez.
Pregunta 123
Agradecería mucho que comentases P.2.VI.5:1-3. Mi pregunta concreta es: la parte del cuerpo sobre la que estoy proyectando mi falta de perdón en este momento, ¿me va a dar pistas sobre el asunto que tengo que deshacer en este momento? ¿De qué manera el análisis de la forma que toma mi enfermedad me va a capacitar para comprender mejor lo que hay en la “punta del iceberg”?
RESPUESTA: Para empezar, demos un vistazo al pasaje completo a cuyas tres primeras frases te refieres:
“La enfermedad toma muchas formas, y lo mismo hace la falta de perdón. Las formas de una sólo reproducen las formas de la otra, pues son la misma ilusión. Tan fielmente se traduce la una a la otra que un estudio cuidadoso de la forma de la enfermedad revelaría con bastante claridad la forma de falta de perdón que representa. Sin embargo, ver esto no va a tener como efecto la curación. Eso se logra mediante un solo reconocimiento: que sólo el perdón cura la falta de perdón, y sólo la falta de perdón puede ser el origen de cualquier clase de enfermedad” (P.2.VI.5:1-5).
Como se afirma aquí, tiene que haber una correspondencia clara entre el pensamiento de culpabilidad concreto de la mente y su sombra ̶ el síntoma ̶ en el mundo. En sus análisis de los síntomas de la histeria, Freud dijo algo parecido. Sin embargo, la conclusión a la que llegues no va a ser mejor que la sinceridad con que afrontes la introspección, ni más exacta que tu disposición a destapar la cólera, el miedo y los juicios que hayas enterrado en tu inconsciente. Y no hay reglas fijas que conduzcan, sin fallos, desde el pensamiento concreto hasta el síntoma concreto.
Por ejemplo, un esguince de tobillo podría reflejar, para cierta persona, ambivalencia ante dar un paso que teme dar en un asunto profesional o de relaciones. Pero para otra persona, o para esa misma persona en otro momento, el esguince puede demostrar la culpabilidad por el deseo de darle una patada a otro cuando está en el suelo. Y para otra persona el temor a ir hacia delante se puede manifestar como laringitis ̶ perder la voz ̶ en lugar de un esguince de tobillo. Incluso puede haber asociaciones de un síntoma actual con supuestas vidas anteriores, lo que lo haría aún más difícil de descubrir. Con todo, habrá veces en las que la correspondencia sea muy visible.
Cuando se empieza a trabajar con Un curso de milagros, ver ese enlace entre los pensamientos que no perdonan y los síntomas concretos puede ser muy útil, porque refuerza el reconocimiento de la verdadera relación causa-efecto entre mente y cuerpo que el Curso intenta desarrollar en nuestra consciencia. De manera incorrecta vemos una relación falsa entre agentes o acontecimientos externos como causas y cambios del cuerpo como efectos (ej.: un virus y los síntomas de la gripe) en vez de ver la verdadera relación entre los pensamientos de la mente como causa y los cambios del cuerpo como efectos (ej. la culpabilidad y los síntomas de la gripe).
Pero, tal como señala el anterior pasaje del panfleto sobre Psicoterapia, ver tales conexiones no basta por sí mismo para traer la verdadera curación. Eso sólo puede hacerlo el perdón. Y mientras continúas con tu estudio del Curso, la buena noticia es que no necesitas descubrir la conexión entre una forma concreta de la culpabilidad y un síntoma específico. Cualquier síntoma de enfermedad o malestar del cuerpo es una proyección de la culpabilidad de la mente que es el odio a uno mismo con el que cargamos por nuestra creencia en que atacamos y destruimos el amor cuando elegimos la idea de la separación. Y todo síntoma, independientemente de su forma, no representa nada más que un intento del ego de persuadirte de que tus problemas están en el mundo y en tu cuerpo, y no en la mente. De manera que una vez reconocidas la estafa del ego y la asociación entre la culpabilidad en la mente y sus efectos sobre el cuerpo, ya se ha completado la mayor parte de tu trabajo. En este punto los síntomas externos pueden cambiar o no, pero ya no te preocuparán al haber identificado el verdadero origen de tu desconsuelo y tu dolor. Como apunta Jesús en la sección sobre curación del manual: “¿Qué significado tienen ahora la culpabilidad, la enfermedad, el dolor, los desastres y todos los sufrimientos? Al no tener ningún propósito, no pueden sino desaparecer. Y con ellos desaparecen también todos los efectos que parecían tener. Causa y efecto no son sino una réplica de la creación. Vistos en su verdadera perspectiva, sin distorsiones y sin miedo, re-establecen el Cielo.” (M.5.II.4:7-11).