DESCANSA EN MÍ - UN MENSAJE DE CRISTO

Del Libro de David Hoffmeister "Sosiega la Mente - De Regreso a Dios" (Unwind Your Mind - Back to God) - LIBRO III - Capítulo III
Traducido al castellano por Juan Illan Gómez.

 

Consuélate, Amado. No se te pide que hagas nada. Llega un momento en el que todo lo que se te pide es que des un paso atrás. Es hora de descansar, no de esforzarse; es la hora de la paz, no de los conflictos. Esa hora casi ha llegado. Te parece temible porque no tienes control sobre ello, pero piensa con sinceridad en lo que has conseguido teniendo el control. ¿Qué te ha traído tener el control?

Has estado atrapado en una trampa de la que nunca podrías escapar. El conflicto, la culpabilidad y el miedo han venido contigo y nunca se han ido de tu lado. Cada cual ha hecho esto de una manera distinta, pero todos han llegado al mismo sitio, al mismo callejón sin salida. Y ahora a todos les parece que no hay escapatoria, pues es verdad que uno solo no puede escapar. Parece que se trata de historias diferentes porque toman diferentes formas. Pero su contenido único hace que todos sean tus hermanos. No insistas en las diferencias o estarás perdido. ¡Estarás salvado cuando reconozcas el contenido común, la necesidad común!

El desbarajuste de tu vida es una ilusión. ¿Qué se puede solucionar por medio de las formas de un sueño? Una pregunta que aún no se ha planteado no tiene respuesta, pues no se la reconocería. Pregúntate sólo esto: "¿Es mi voluntad cumplir con la función que se me ha dado?" ¿Qué otra preguntar hay que hacer? ¿Por qué tengo que saber qué forma va a tomar la respuesta? Dios responde: "Sí", y ya está hecho. Sólo esto tiene significado para ti.

Quien quiere ocultarte el futuro para así tenerte atemorizado no es Él. No podrías aceptar su "sí" en una forma que no comprendieses. Lo que todavía está en el tiempo se despliega tal como le está señalado y aún queda mucho por hacerse. No se te pueden mostrar completamente los planes que se basan en intangibles. Y lo que aún no ha ocurrido tiene que ser intangible. Esta etapa de tu aprendizaje tiene una única lección para todas las formas que parecen tomar tus problemas.

Toda las cosas son posibles para Dios, pero tienes que pedirle Su respuesta sólo a Él. Tal vez creas que lo haces, pero ten la seguridad de que si lo hubieras hecho ahora estarías tranquilo y nada en absoluto podría inmutarte. No intentes adivinar cuál es Su Voluntad para ti. No supongas que tienes razón cuando una respuesta parezca venir de Él. Asegúrate de preguntar y luego cállate y deja que Él hable. No hay ningún problema que Él no pueda resolver, pues no es Él Quien mantiene aparte ciertas cuestiones para que las resuelva otro. No puedes compartir el mundo con Él mientras hagas Suya una mitad y dejes la otra para ti. La verdad no negocia. Mantener separado un poquito es mantenerlo todo separado. O tu vida pertenece total y completamente a Dios, o nada de lo que hay en ella es Suyo. No hay una sola idea en este mundo que parezca más terrible.

Pero sólo hay esperanza de paz y seguridad para la mente que durante tanto tiempo se mantuvo retorcida y a oscuras para evitar la luz cuando esta idea aparece con claridad perfecta. Ésto es la luz. Da un paso atrás y no insistas en las formas que parecen mantenerte limitado. Vas a cumplir tu función y vas a tener cualquier cosa que vayas a necesitar. Dios no falla. Pero no pongas límites a lo que quieres entregarle para que se resuelva, porque Él no puede ofrecer mil respuestas cuando una nada más es todo lo que hay. Acéptala de Él, y no quedará una sola pregunta que plantear.

No se te olvide que si intentas resolver un problema, es porque lo has juzgado por tu cuenta y de esta manera has traicionado a tu verdadero papel. La grandeza, que procede de Dios, establece que el hacer juicios es imposible para ti, pero la grandiosidad insiste en que hagas juicios sobre todos los problemas que tienes. ¿Con qué resultado? Contempla tu vida cuidadosamente y déjala que te hable.

¿Es este débil aliento y esta profunda incertidumbre lo que quieres elegir? ¿O quieres descansar en la seguridad, con la certeza de que la respuesta a tu petición de que todos tus problemas se resuelvan felizmente no puede fallar? Que no te confundan los sutiles disfraces que sabes utilizar para encubrir tu hacer juicios. Se presenta como caridad, como misericordia y como amor, como compasión, como comprensión y como tomarte interés. Pero sabes que no es lo que parece porque tu problema sigue sin resolverse y viene a acosar a tu mente en forma de sueños malignos. ¿Qué has ocultado de Dios y quieres esconder detrás de los juicios que haces? ¿Qué has escondido debajo de ese manto de amabilidad y preocupación? No utilices a nadie para satisfacer tus necesidades, porque eso es "pecado" y pagarás las consecuencias con culpabilidad.

Recuerda que no necesitas nada sino que tienes una reserva inagotable de regalos amorosos que dar. Pero enséñate esta lección sólo a ti mismo. Tu hermano no va a aprenderla de tus palabras ni de los juicios que pongas sobre él. Ni siquiera necesitas decirle una palabra. No puedes preguntar: "¿Qué voy a decirle?" y oír la respuesta de Dios. En lugar de eso, pide: "Ayúdame a ver a este hermano a través de los ojos de la verdad y no con los de hacer juicios", y la ayuda de Dios y de todos sus ángeles te traerá la respuesta.

Pues es sólo aquí donde descansamos. Desechamos nuestros pequeños juicios y nuestras palabras triviales, nuestros problemas insignificantes y nuestras falsas preocupaciones. Hemos intentado ser los dueños de nuestros destinos y hemos creído que la paz iba a estar en ello. Es imposible tener paz mientras se hagan juicios. Pero tienes a tu lado a Quien conoce el camino. Da un paso atrás a favor de Él y deja que sea Él Quien te guíe al descanso y al silencio de la Palabra de Dios.

No tienes que hacer nada ahora. De nada sirve intentar que funcionen tus planes concretos, por importantes que te parezcan. Todo va a encajar en su sitio.