Nuestra verdadera realidad reside en el COMPARTIR, y ese compartir, regala tanto al que da, como al que recibe...

Cuando nos sentimos plenos; cuando tenemos la certeza de nuestra abundancia ilimitada; cuando sabemos que nada puede faltarnos jamás, un deseo natural surge en nuestro interior, y no es otro que el de compartir, el de extender esa plenitud hacia cuanto nos rodea. Es entonces cuando somos Co-Creadores con Dios.

Para las leyes del ego, dar equivale a perder, aunque ciertamente nada real puede ser perdido. Puedes perder tu dinero, pero tú no eres tu dinero; puedes perder tu empleo, o tu casa, o cualquiera de las cosas que percibes en el mundo de la forma, pero ninguna de ellas eres tú.

En el mundo del Espíritu, la única manera de conservar lo que valoras, es compartiéndolo. Cuando compartes tus pensamientos, los que piensas con Dios (recuerda que es lo único real, puesto que todas las formas que observas con tus ojos, son simplemente el símbolo de una ilusión), ellos no menguan, ni desaparecen, sino que por el contrario, se fortalecen y se hacen más reales, tanto para quien los da, como para quien los recibe... de ahí la belleza de COMPARTIR.

Cuando deseas el bien para alguien, es para ti mismo también que lo estás deseando; cuando bendices a alguien, es a ti mismo también a quien bendices; cuando perdonas, es a ti mismo también a quien estás perdonando...

El Espíritu se vale de lo que ha fabricado el ego para enseñarnos el camino de vuelta a Casa.

Por ello, no pienses que me contradigo cuando por una parte te digo que no hay nadie ahí fuera, y por otra afirmo que todos somos parte de todo... 

Lo más hermoso del proceso del "Curso de Milagros", es que gradualmente te va despertando a tu verdadera identidad, entonces comprendes que sólo eres AMOR, que eres el Hijo de Dios, y que TODOS tus hermanos son también Sus Hijos, incluso aquéllos que percibes como diferentes a ti, pues esa percepción errada, no es más que la estrategia del ego para convencerte de la veracidad de la separación y hacerte participe de ella... es su supervivencia lo que está en juego.

TODOS SOMOS UNO, no hay nadie distinto, no hay nadie especial, no hay nadie que merezca más o menos que tú, y tal como percibas a cualquiera de tus hermanos, te estarás percibiendo a ti mismo, pues no hay diferencia entre adentro y afuera.

No juzgues ni condenes, pues te lo estarás haciendo a ti mismo; no establezcas distinciones, pues estarás haciendo real para ti la separación; no veas el error (en cualquiera de sus miles de formas) en tu hermano, pues no podrás dejar de verlo en ti, y sentirte culpable y temeroso por ello.

Siéntete feliz, y siéntete orgulloso de SER QUIEN ERES; ten la certeza de que SÓLO ESO ERES, independientemente de lo que "parezca" suceder ahí fuera; transmite esa dicha y esa confianza a cuantos te rodean, para así ayudarles a DESPERTAR.