DESPERTAR CON PELÍCULAS - "Código Fuente"
David Hoffmeister

 

Libera Tu Ser - Artículos Un Curso de Milagros - Despertar con Películas: "CÓDIGO FUENTE


Del Libro de David Hoffmeister "El perdón cuántico: Física, te presento a Jesús".

 

Temas clave

●  Amor cuántico
●  Aceptar un propósito verdadero

Sinopsis de la película

El capitán Colter Stevens, piloto de helicópteros del ejército norteamericano, se despierta a las 7:40 de la mañana en un tren de cercanías que va hacia Chicago. Está sentado frente a una mujer llamada Christina Warren que lo conoce como Sean Fentress. Parece que él no la conoce ni tiene clara su propia identidad. Su último recuerdo es de haber volado a Afganistán para una misión. Mientras lucha a brazo partido con este descubrimiento, el tren explota y todo el mundo muere.

Despierta atado dentro de una cápsula de metal. Desde una pantalla de ordenador, la capitán de aviación Colleen Goodwin le dice que realmente es Colter; y que, ahora, desde dentro de esa cápsula, tiene la misión de localizar al fabricante de una bomba que destruyó un tren que se dirigía a Chicago. Lo han enchufado a Código fuente, un programa de bucle temporal que le permite tomar el cuerpo de alguien para volver a representar los últimos ocho minutos de su vida.

Colter es enviado a Código fuente repetidamente como Sean Fentress en los últimos minutos antes de que explote el tren. Está a punto de embarcarse en el viaje de su vida. Va a llegar a ver que nada es lo que parece. Todo lo que cree saber del tiempo y del espacio va a empezar a desmantelarse de manera rápida. No es quien cree ser, y parece que no tiene control consciente de nada. Llegará a ver que todo va a ir bien, que puede descansar y confiar en un propósito superior para su vida.

Introducción

Esta película es un tren expreso a lo Abstracto. Estamos entrando de verdad en la consciencia. La consciencia es nuestro laboratorio, nuestra aula. El mundo no es nuestra aula, lo es la consciencia. Esto lo vamos a experimentar por medio de Código fuente, una película cuántica asombrosa que nos ofrece el Espíritu Santo.

Código fuente es una historia de amor cuántico. Colter y Christina van a tener una serie de breves encuentros santos en los que está claro que a Christina le gusta mucho Colter, aunque le sorprende que la persona a quien conoce como Sean sea tan diferente de como era. Hay algo nuevo y espontáneo en él. Colter va a tener una serie de experiencias sobrecogedoras conforme empiece a ver que no es la persona que cree ser. Va a empezar a darse cuenta de que no tiene ni idea de lo que está pasando, de que ha estado equivocado en todo. Colter y Christina juntos simbolizan el viaje en el que se es llevado a una experiencia de amor cuántico.

Esta película es una oportunidad de ver que no tenemos ni idea de qué es lo que va a hacernos felices. Y tiene un destino encantador. Cuando el Espíritu toma la guía no sabemos lo que está pasando, pero siempre es lo que más nos conviene.

Comentarios de la película por David

Escena: Un hombre duerme en un tren. Se oyen débilmente sonidos de helicóptero y órdenes militares. El hombre se despierta sobresaltado. La mujer sentada frente a él le llama Sean y le habla con familiaridad. Él está completamente desorientado. Le dice a la mujer que no sabe quién es ella y que él es el capitán Colter Stevens, piloto de helicópteros.

En esta escena Colter no sabe qué está pasando. Se mira en el espejo del aseo del tren y ve una cara que no reconoce. Mira en su cartera y le sorprende encontrar pruebas de otra identidad. Se encuentra con una mujer a la que no conoce y está completamente perplejo. Está frustrado porque la situación no cumple sus expectativas de ser el capitán Colter Stevens. Mira alrededor como pensando: esto no es en absoluto mi decorado de capitán Colter.

En cierto sentido así es como va el viaje. Esta película es como un viaje de LSD ̶ sin droga ̶ para aflojar la mente. Si en nuestra percepción cotidiana de nosotros mismos creemos que ya sabemos quiénes somos, el Espíritu Santo tiene mucho trabajo pendiente de hacer para liberar a nuestra mente de esa idea. Podríamos tener algunas experiencias místicas que nos mostrasen que no somos lo que creemos ser. Pero en cuanto volvemos de esas experiencias expansivas, el ego intenta descartarlas diciendo: no es posible que tú seas eso. Si parecemos incapaces de volver a ese estado expansivo, existe la tentación de pensar; vale, voy a resignarme a ser el ser humano que creo ser.

Escena: El tren explota. Hay un destello de luz y Sean se encuentra en una cápsula oscura. Una voz de mujer se dirige a él como capitán Colter Stevens. Está muy confundido. La mujer le pide que la informe de lo ocurrido. Se la ve en una pantalla de vídeo con uniforme militar. Le pide hacer ejercicios para refrescar la memoria, después de los cuales recuerda que ella se llama Goodwin. Colter pide hablar con su padre. Ella responde preguntándole: “¿quién puso la bomba en el tren, capitán?”. Él no lo sabe. Ella le dice: “vuelva a intentarlo otra vez. Tiene ochos minutos, igual que la última vez. Empiece por la bomba. ¿Dónde está? ¿Qué aspecto tiene? Encuentre la bomba y encontrará a quien la puso”. Con un estallido de luz, Colter vuelve al mismo asiento del tren.

La primera vez que apareció en el tren, Colter estaba muy desorientado. Ahora Goodwin le ha ofrecido un propósito, y ser guiado por ella le proporciona un enfoque más claro. La situación empieza a ser un reflejo de su mente: Colter encuentra la bomba oculta en el techo del aseo del tren.

Podemos creer que sabemos quiénes somos, dónde vivimos y cuál es nuestra historia. Pero no lo sabemos. Estamos dormidos y soñando. Creemos ser uno de los personajes del sueño, hemos olvidado la divinidad de lo que somos. Algunos personajes y situaciones aparecen en nuestras vidas de manera repetida, de manera similar a las situaciones del tren en esta película. Para Colter se trata de ocho minutos en un viaje a Chicago en el que el tren estalla.

Este es un mundo de sueños en el que somos un personaje ficticio que Dios no creó y del que Él no sabe nada. Estamos perdidos, errantes por el tiempo y el espacio, intentando que nos vaya lo mejor posible. No sabemos qué significa la vida, porque si lo supiéramos este mundo desaparecería, estaríamos de vuelta a casa en el Cielo. Puesto que no sabemos lo que significa la vida, estamos confusos. Intentamos mantener la cabeza por encima del agua, intentamos llegar al final del día, pero en realidad no sabemos lo que está pasando.

Colter pasa por experiencias que van a desalojar de su mente todo lo que cree saber. Así es como funciona el viaje espiritual. Conforme profundizamos, todo lo que creíamos saber desaparece. Cuantas más visiones y experiencias místicas tenemos, más sigue cambiando todo. Todo sigue desmoronándose porque la lección, el propósito que subyace a todo este sueño, es el perdón. Tenemos que vaciar nuestra mente de todo lo que creemos pensar y creemos saber sobre nuestra identidad para que el Espíritu pueda revelarnos nuestra Identidad real.

Escena: Colter vuelve por segunda vez a la cápsula. Está estresado y enfadado y exige ser informado de lo que está pasando. Goodwin le dice que ya lleva dos meses con ellos, que no se trata de una simulación, y que hay vidas que dependen de él, porque es inminente un segundo ataque con bombas. Colter le dice dónde encontró la bomba y que el detonador era un teléfono. Goodwin le da instrucciones de concentrarse en los pasajeros de su vagón, llegar a conocerlos, estrechar el círculo de los sospechosos y buscar a los que parecen callados, retraídos o nerviosos. “Como siempre, va a disponer de ocho minutos”, dice Goodwin. “¿Y luego otra vez la explosión?”, pregunta Colter. “Sí”, dice Goodwin. Otra vez empieza a preguntar por su padre mientras lo mandan de nuevo al tren.

Colter aún no entiende el significado más profundo de sus experiencias pero, con el propósito de descubrir quién pone la bomba, empieza a tener una relación amistosa con la joven, Christina, que está sentada frente a él. Ella empieza a hablar de trasladarse a la India y buscar un gurú. Parece como si ella estuviese buscando el sentido de la vida, pero ella es solo un reflejo de la mente de Colter. Es Colter quien busca el sentido de la vida, y encontrarse con una mujer que habla de encontrarse a sí misma es un símbolo de esta búsqueda.

En este mundo nos gusta seguir el argumento, creer que sabemos lo que está pasando y lo que viene después. Pero estas grandes películas cuánticas son como las experiencias espirituales. Empiezan a desmantelar el mundo tal como lo conocemos, y nos encontramos con que cada vez sabemos menos lo que está pasando. No tenemos que saber, detrás de todo esto hay una Presencia que sabe lo que está haciendo. En lugar de ponernos nerviosos cuando las cosas empiezan a desmantelarse y desmoronarse podemos aceptar que personalmente no sabemos, y ver esto como algo bueno.

Escena: Colter le pide a Christina, la mujer que tiene enfrente, que juegue con él a un “juego” de descubrir pasajeros sospechosos en el tren. Cuando Colter ve a un hombre que cree que podría ser el que pone la bomba, besa impulsivamente a Christina y le dice que tiene una sensación mala sobre el tren y que ella debería salir del tren con él, lo que ella hace. Colter sigue al hombre, lo ataca y termina cayendo sobre los carriles.

Así funciona la percepción: el mundo y los personajes que percibimos son el resultado de lo que está pasando en nuestra consciencia. Cuando tenemos un propósito en mente, al enfocarnos en algo, lo atraemos. Vemos el mundo a través de la lente de ese propósito. En esta escena, Colter ve salir del aseo a un hombre que suda y parece enfermo. Cree que él es el que ha puesto la bomba.

En nuestras propias vidas podemos darnos cuenta de que, busquemos lo que busquemos y cualesquiera que sean nuestras metas, el propósito determina lo que percibimos. Mientras haya propósitos del ego, o del concepto del yo, habrá resultados variables. A algunos se les juzgará como buenos y a otros como malos, pero ninguno de ellos es el perdón. La situación global tiene un propósito superior, que es perdonar y encontrar el amor. Ese propósito siempre está presente pero, al no haberlo puesto por delante, aún no está en la consciencia.

Colter está llegando al propósito en sus segmentos de ocho minutos. Imagina lo que pasaría si cada día nos despertásemos con el propósito del perdón: hoy es un nuevo día y lo voy a utilizar para perdonar. Voy a mantener como prioridad el propósito del perdón, y voy a percibir a todos y a todo lo que venga a mí como una ayuda para lograr mi meta de perdonar, porque para mí es así de importante.

De eso trata el entrenamiento mental de Un curso de milagros: de mantener por delante un propósito amoroso, pacífico y gozoso. Y luego el día nos devolverá el reflejo de ese propósito. La sección “Reglas para tomar decisiones” del Curso dice: “si no tomo ninguna decisión por mi cuenta, ésa es la clase de día que se me concederá” (T-30.I.4:2). Mientras fluyamos con la armonía del universo —con la paz, el amor y la alegría— percibiremos un mundo pacífico. Hasta que eso ocurra va a haber situaciones y acontecimientos que no parecen tener mucho sentido, pero eso es solo porque la mente aún no comprende cuál es su propósito real. Esto es lo que pasa con Colter. Hace todo lo que puede, pero no ve la curación ni el gran propósito.

Está claro que Christina está empezando a gustarle a Colter. Le dice que es amable, decente y real. Aunque aún cree que él es Sean Fentress, Christina está empezando a ver en él algo diferente, que le gusta de verdad. Claramente hay un chispazo entre ellos.

Escena: Un tren atropella a Colter mientras está tendido en los raíles y se vuelve a encontrar en la cápsula que se está volviendo fría y llena de escarcha. También ha perdido la comunicación con Goodwin y cunde el pánico. Cuando se restablece la comunicación conoce a Rutledge, el inventor de Código fuente, y por primera vez le dicen que él está dentro de Código fuente. Él pregunta qué pasa después de los ocho minutos en el tren. Rutledge dice: “Nada. Usted deja de existir dentro del tren. No puede existir dentro de Código fuente más allá de los últimos ocho minutos de Sean Fentress”.

Estas escenas nos van a mostrar cada vez con mayor claridad que percibimos lo que creemos. Colter se percibe a sí mismo dentro de una cápsula en la que hay un fallo eléctrico, está oscuro y hace frío: se siente solo y teme por su vida. Pero no es la cápsula ni las condiciones lo que le hace sentirse así. Creemos que ocurren cosas en el mundo —que hay condiciones y situaciones que nos hacen sentir solos, atrapados, con miedo, o desesperados— pero el mundo no nos hace sentir nada. Lo que sentimos en nuestra mente y en nuestra consciencia, lo proyectamos luego sobre el mundo. De manera que el entorno que percibimos es una proyección de pensamientos, creencias y sentimientos de la mente. Percibimos lo que creemos.

En la lección 189 de Un curso de milagros, Jesús dice: “contemplarás aquello que sientas en tu interior”. Colter se siente atrapado, indefenso e impotente, y se percibe a sí mismo en un mundo en el que ha fallado la electricidad. No le encuentra contexto a nada y tiene miedo.

En el viaje espiritual, podemos sentir la tentación de aterrorizarnos cuando no tenemos un contexto más grande. Parece ocurrir lo indeseable, pero solo es un reflejo de lo que está pasando en la mente. Percibimos lo que creemos, y eso es lo que hace que el mundo a veces parezca aterrador. El sistema de creencias inconsciente es completamente oscuro, y va a parecer que se manifiestan sueños y símbolos que lo representan.

Se puede pensar en estos segmentos de ocho minutos como pequeñas encarnaciones. Algunos dicen que el karma está detrás de las reencarnaciones. Pero, ¿quién creó el karma? El ego no puede crear, no se le ha dado la capacidad de crear. Solo Dios y las creaciones de Dios tienen la capacidad de crear. De manera que la reencarnación no tiene causa. Pero si existe una creencia en el karma, en el inconsciente o en la culpabilidad, entonces parece que se representan esos escenarios. No sabemos cómo empezaron ni cómo han llegado a estar donde están.

Vemos que Colter tiene una serie de experiencias perceptuales. Eso es exactamente lo que pasa en nuestras propias vidas: hasta la habitación en la que parecemos estar sentados es una experiencia perceptual que procede de un conjunto de creencias. Si creemos que la espiritualidad es importante, puede parecernos que estamos en una habitación leyendo un libro sobre películas extrañas y preguntándonos si esto nos va a llevar a alguna parte. Pero la situación global es solo un reflejo de un sistema de creencias. La podemos imaginar como una película: eso es lo que es.

Escena: De vuelta en el tren, Colter quiere enterarse de lo que está pasando. Le pide a Christina que use la Internet con su teléfono para buscar a un “amigo” que está en el ejército, el capitán Colter Stevens. Un poco después ella le dice que el capitán Colter Stevens murió en acto de servicio hace dos meses.

Christina le dice que el capitán Stevens ha muerto hace dos meses. Mientras ella habla, la cara de Colter es una imagen de la incredulidad. Entonces se da cuenta de que la cara de Christina tiene un aspecto onírico. Esto es una pista de que la situación no es real, de que es inventada, solo una escena de una película. Aunque parece que hay gente real en un mundo real, Colter está empezando a tener la sensación de que todo está siendo generado por su mente, por su consciencia.

Escena: Dentro de la cápsula, la primera pregunta de Colter es: “¿estoy muerto?”. Al final Goodwin le revela que hay un trozo de su cerebro que aún sigue activo. Él dice: “¿qué pasa con el resto de mí? Veo mis manos y mis pies, aún se mueven”. Goodwin le explica: “Son manifestaciones, son solo su manera de darle sentido a todo esto”. Colter pregunta: “¿está diciéndome que solo me estoy imaginando que aún estoy vivo, que estoy dentro de esta cápsula?”. En este momento toda la cápsula empieza a expandirse.

Acaban de decirle a Colter que se está imaginando las condiciones de la cápsula. Con solo la sugerencia de que lo que parece experimentar no es real, de repente la cápsula pequeña y apretada se expande. Ese es el poder de la mente: todo el entorno, las relaciones y el mundo en el que creemos estar, empiezan a transformarse. Eso es lo que le pasa a nuestra percepción cuando empezamos a soltar las creencias restrictivas sobre lo que somos, cuando empezamos a cuestionar el que estemos limitados a ser una persona que ocupa una diminuta coordenada espacio-temporal dentro de un cosmos que parece estar fuera de nosotros.

Las experiencias místicas revelan que todo lo que percibimos es exactamente como creemos que es. El mundo entero es subjetivo. No existe ningún mundo objetivo fuera de la consciencia: no hay nada observado que esté separado del observador. Colter acaba de tener su primer momento místico.

Escena: Tras la expansión de la cápsula, Goodwin le pregunta qué ha pasado. “Le hice una pregunta”, dice Colter: “¿dónde estoy?”. Cuando Goodwin dice “eso es confidencial”, él le grita. El comandante Rutledge se une entonces a Goodwin y comienza a hablar con Colter directamente.

Rutledge le dice a Colter: “Puede que sea difícil para usted oír esto, pero usted es una manecilla de un reloj. Lo ponemos en hora y usted avanza, lo volvemos a poner y usted avanza otra vez. Eso representa toda su función aquí”. Rutledge le dice que muchos militares verían la situación de Colter —la oportunidad de seguir sirviendo a su país— como algo preferible a la muerte. Colter replica que cualquier militar con el que él ha servido diría que una muerte es suficiente servicio. Rutledge dice: “perfecto, le daré eso a cambio de completar esta misión. Le voy a dar lo que quiere, termine su servicio y le dejo morir”.

Hay mucha arrogancia en lo que Rutledge le dice a Colter. Vemos la reacción de Goodwin en la cara que pone mientras escucha esta muestra de “inteligencia militar”. Parece como si una parte de ella estuviese molesta con su trabajo, con su jefe, con ese sistema de pensamiento. Está empezando a cuestionar que su papel sea limitarse a seguir órdenes.

Rutledge no muestra valoración ni respeto por el derecho a elegir de Colter, ni por su vida. Puede que entienda un poco el Código fuente, pero no entiende en absoluto a la Fuente. No refleja la claridad y el Amor de nuestra Fuente Divina, que nos creó en el Espíritu.

Escena: Envían a Colter una y otra vez, sin descanso, a Código fuente. Rutledge le dice: “tenemos que seguir haciendo esto hasta que encuentre al que pone la bomba. Sé que está agotado, pero no podemos fallar. Puede hacerlo. Usted nació para ser un héroe, hijo, hasta su padre lo cree así. Salvar a la gente es lo que hace mejor”.

Rutledge pone una grabación del padre de Colter hablando de él después de su muerte. El padre dice: “Era la tercera vez que iba a la guerra. Yo no quería que volviese allí. Empecé a sentir que ya no quería volver a casa. De alguna manera no podía venir a casa. No quería hablar conmigo, no quería escucharme. Al final dijo que no podía abandonar allí, sin él, a su unidad. Y ya está. Esos hombres eran su familia. Yo dije algunas cosas que no debería haber dicho. No sé. Nunca lo entendí del todo y no me puedo creer que se haya ido”.

Colter ha estado diciendo “tengo que hablar con mi padre” a lo largo de toda la película. Aquí hay un conflicto en la relación padre-hijo sin resolver, un resentimiento por debajo de la superficie. Se intercambiaron palabras agrias y se ha cortado la comunicación. A Colter le duele la ausencia de comunicación con su padre, el no haber podido decirle adiós. Después de todas las cosas por las que ha pasado, Colter está llegando por fin al dolor y a las heridas que todos tenemos enterrados y necesitamos soltar. Colter tiene remordimientos relacionados con su padre, lo cual es interesante porque todos tenemos remordimientos relacionados con nuestro Padre. Tendido en la cápsula escuchando la voz de su padre, Colter se da cuenta de que puede intentar sanar la relación llamando a su padre desde el tren. Le dice a Rutledge: “Envíeme de vuelta”.

Escena: De vuelta en el tren, Colter cree haber desarmado la bomba y persigue fuera del tren al indivíduo que la puso. Este le dispara y luego a Christina, que ha salido del tren detrás de Colter. El terrorista se va en un coche y los deja muriéndose tendidos en el aparcamiento. Ellos dos hacen contacto visual y Colter dice: “Christina, quédate conmigo. Todo va a ir bien, esto no es el fin”. A lo lejos se ve explotar el tren.

Vemos dos cuerpos que aparentemente están muriendo, pero están haciendo contacto visual. Es un indicio de la relación santa. Hay amor en sus miradas. Hay una sensación de que aquello no es el final, de que todo va a salir bien. Se puede sentir la chispa del amor entre ellos. Se siente su corazón aunque no sepa si es el capitán Colter o Sean Fentress, ni si está muerto o vivo. Hay un aflojar y una chispa que empieza a venir.
Colter ha descifrado por fin quién es el terrorista, pero se pregunta qué sentido tiene todo el asunto. En una escena anterior, Rutledge le había dicho que era para impedir la explosión de una bomba sucia radiactiva en Chicago, y que sería un héroe por permitir que se utilizase su consciencia para salvar vidas. Pero el Verdadero Propósito de la experiencia de Colter es mucho más profundo que eso. Todo lo que parece ocurrir es para que él pueda llegar a una experiencia de Perdón completo. De eso es de lo que tratan todas nuestras vidas: de aprender que hay un propósito muy superior a nuestras pequeñas misiones. Esta es una misión importante para Colter, y Christina forma parte de su sueño de despertar.

Escena: De nuevo en la cápsula, Colter da todos los detalles del vehículo donde el terrorista lleva la bomba radiactiva. Se despliega un equipo que captura al terrorista antes de que explote la segunda bomba. Colter dice: “sobre el trato que hicimos…”. Rutledge responde: “esperaba que quisiera volver a considerarlo en beneficio del programa”. Colter responde: “lo he hecho. Ahora quiero otra cosa. Aún quiero morir. Pero primero quiero volver y salvar a toda esa gente del tren”. Rutledge dice: “las cosas no funcionan así. No se puede”. Colter dice: “lo sé. En realidad no le estoy pidiendo que me crea, le estoy pidiendo que tenga la decencia de dejarme intentarlo”.

Los militares han conseguido lo que querían y han comprobado que su programa funciona. Pero durante las transiciones dentro y fuera del tren hemos notado que Colter veía imágenes, o recuerdos, un centellear. Eran símbolos de la fe en su mente, símbolos de la paz, el amor y la alegría. Él ve más allá de lo que ve Rutledge. Ve símbolos de que el alma, el Espíritu, es transcendente en él. Todos esos recuerdos son un indicio de que hay un propósito superior de luz y de curación. Es lo que Un curso de milagros llama el sueño feliz, la percepción verdadera o el mundo real.

Escena: Mientras Rutledge y sus colegas celebran haber capturado al terrorista, Goodwin está silenciosa, sentada en su computadora con Colter. Él dice: “no va a volver a mandarme al tren, ¿verdad?”. Ella le dice que aún está esperando una respuesta. Colter dice: “he fallado en algo, capitán. Ese tren no debería haber explotado. Tiene que haber un segundo detonador”. Ella le responde: “es un programa de computadora, capitán. Hemos perdido a todos los que iban en el tren”. Él dice: “lo sé, lo entiendo; pero, sencillamente, usted está equivocada”. Goodwin responde: “capitán, Christina está muerta”. Colter dice: “no tiene que estarlo. Solo le pido que me vuelva a enviar al tren, y luego me desconecte”.

Goodwin está de acuerdo en volver a enviarlo al tren y dice: “al final de este Código fuente pondré fin a su soporte vital. No habrá regreso”. Él responde: “Voy a salvarla, Goodwin”. Ella dice: “ha sido un honor, capitán, y le agradezco sus servicios”. Lo envía por última vez de vuelta al tren.

Colter le pide a Goodwin una última oportunidad de volver al tren, otros ocho minutos para salvar a Christina. Él cree que el cerebro contiene la consciencia. Pero no es así. El cerebro solo forma parte de la proyección, y no contiene a la consciencia. Uno se da cuenta de eso cuando el propósito es el perdón y el amor.

Hay un darse cuenta de que nunca hubo vida en los personajes, ni en el cerebro. Todo estaba en nuestra mente. Cuando perdonamos, vemos que todos los recuerdos se reconfiguran, que estamos en todos los recuerdos. De manera más precisa: todos los recuerdos están en nosotros. Todo ocurre en la mente, y no en el cerebro. Los investigadores del cerebro intentan mostrar que el cerebro piensa. Pero el cerebro no piensa. Los impulsos eléctricos y los neurotransmisores solo forman parte de la proyección. Todo está en la mente, donde el Espíritu Santo sabe cómo reconfigurarlo.

Escena: Con el deseo de sanar su relación con su padre, Colter lo llama desde el tren, diciendo que es Sean Fentress, un amigo que sirvió en la guerra con su hijo. Le dice a su padre que estaba con Colter cuando murió y que Colter le dijo que, la última vez que padre e hijo hablaron, las cosas se pusieron feas y quería decir que lo sentía. El padre de Colter le dice: “lo quería mucho. Ojalá hubiera podido decírselo”. Colter dice: “él lo sabe. Cuídese, señor Stevens”.

Luego Colter apuesta con un pasajero, que es un cómico profesional, a que no es capaz de hacer reír a todo el mundo en el tren. Christina le dice a Colter: “¿qué te pasa hoy? Pareces una persona distinta”. “Es mi nuevo yo”, dice Colter, “mira todo esto”. “¿Qué?”, pregunta ella. “Toda esta vida. ¿Qué harías si supieras que te queda menos de un minuto de vida?”, dice Colter. “Hacer que esos segundos cuenten”, responde ella. “Yo te besaría otra vez”, dice Colter. “¿Otra vez?”, consigue decir ella antes de que él la bese justo cuando se agotan los ocho minutos. La escena se congela con todos los que van en el tren riendo.

Colter ha perdonado a su padre. La clave de la felicidad está en darse cuenta de que nadie está haciendo nada malo nunca: solo están reflejando nuestras creencias. Si vemos algo que no nos gusta, podemos soltarlo y recordar nuestro compromiso con la felicidad, el amor y la alegría. No tenemos que aferrarnos a ello, no tenemos que acogerlo.

En esta escena vemos las risas, la felicidad en las caras de todos. El tiempo no es lo que creemos. Esta película pregunta: “¿dónde está mi corazón?”. Si nuestro corazón desea de verdad el amor y el perdón, el mundo entero se reconfigura para adaptarse al brillo y al amor de nuestra mente. Cuando permitimos que el amor sea lo más importante en nuestras vidas, todo lo que hay en el tiempo se reconfigura. Jesús nos dice que si estamos dispuestos a obrar milagros, él hará los arreglos necesarios para que el tiempo y el espacio se ajusten a ellos.

Escena: De regreso a la instalación militar, Goodwin desenchufa a Colter de Código fuente y termina la imagen congelada. Los ocho minutos han terminado, y Colter y Christina se han trasladado a un tiempo más allá del bucle de ocho minutos. Colter mira su reloj y dice: “¡todo va a salir bien!”. Están paseando por la ciudad de Chicago y Christina dice: “ven aquí, quiero enseñarte una cosa”. Colter se para a ver la escultura que tantas veces ha visto en sus transiciones del tren a la cápsula. “¿Crees en el destino?”, le pregunta a Christina. “No en realidad. Más bien tengo la suerte de los tontos”, responde ella, “¿qué quieres hacer hoy?”. “Creo que deberíamos quedarnos un rato aquí; eso parece justo lo que hay que hacer, ¿verdad?”, responde Colter.

Esta es una película cuántica estupenda que muestra que las formas no son la causa de nada. Todo se reconfigura, incluso los recuerdos. Durante las transiciones, Colter ve a menudo a Christina en una luz brillante. La razón de preguntarle si creía en el destino era que él tenía que estar dispuesto a ir sin reservas a por la luz.

Cuando hablamos del viaje espiritual y las relaciones, la palabra “compromiso” viene a la mente. Es una palabra curiosa. Ha habido gente en mi vida que ha dicho: “esa palabra que empieza por ce no quiero ni pronunciarla”. La palabra que empieza por ce no es cáncer: ¡es compromiso! A muchos les da miedo la palabra compromiso. ¿Miedo a qué? Miedo al amor, miedo a estar atrapado, miedo a estar pillado en una trampa. Jesús dice en Un curso de milagros que el ego no sabe lo que es comprometerse. El ego es impulsivo, no se conoce a sí mismo, no sabe lo que significa nada. Es una voluta de humo hecha de nada. ¿Qué puede esperarse de él? Él cree que sabe mucho, pero tiene miedo del amor y no sabe lo que es comprometerse.

Jesús describe la Expiación ̶ que es la manera de despertarse de este mundo, de este sueño de separación ̶ como un compromiso total. Si el ego no sabe lo que es comprometerse y la Expiación es un compromiso total, la dirección se vuelve obvia. El Espíritu Santo tiene que introducir la idea de que todos los compromisos en el tiempo y el espacio se utilizan como compromisos temporales. Por eso tenemos relaciones, relaciones de pareja y matrimonios. El Espíritu Santo tiene que introducir los compromisos para empezar a entrenar nuestra mente, darle disciplina y purificarla. Al final, esto nos lleva a comprometernos con el perdón, que es comprometernos a conocer a Dios.

En términos de Propósito, cualquier relación es un compromiso total. El ego no cree en esto y pregunta: “¿qué significa eso? ¿Cómo es posible que cualquier relación sea un compromiso total?”. El Propósito nos señala el camino de vuelta a la mente. Por debajo de todos los recuerdos y de todas las imágenes hay un Propósito que los unifica para llevarnos de vuelta a Dios. Al principio, Colter estaba comprometido con la misión de descubrir al terrorista pero, cuando empezó a enamorarse, se comprometió con un propósito más profundo. Hacia el final de la película Christina dice: “pareces una persona distinta”, porque puede sentir que Colter está comprometido de verdad con algo que está más allá de él mismo. A través de él empiezan a venir rasgos bellos y amorosos. Quiere salvarla y, al final, salvar al mundo.

Podemos utilizar los compromisos temporales como puntos de apoyo para llegar a un pleno compromiso con la Tranquilidad de Espíritu. En una relación de pareja, por ejemplo, nos podemos comprometer con un Propósito Superior: el de hacer que la prioridad más alta sea la curación. El uso correcto de las relaciones es aprender a dejar de tener expectativas, dejar de intentar conseguir algo de nuestros compañeros, dejar de intentar que cambien. Conforme soltamos todas esas proyecciones del ego, podemos llegar a transferir esto a todos aquellos con quienes nos encontramos.

Así es como se llega al amor ágape, el amor incondicional. Tenemos el mismo compromiso con todos. No hay ninguna jerarquía que nos haga decir: vale, aquí están los importantes en mi vida y ahí está el resto de los siete mil millones, que no me importan. Si los veo venir pasaré de largo, ¿o tengo que sonreírles? Jesús dice que sí, que todos ellos son nosotros y todos ellos son importantes. Tenemos que aprender a extender el amor a todos ellos. Tenemos que enviar esa misma bendición amorosa, porque la necesitamos. La manera de descubrir que nosotros somos amados es comprometerse con esa extensión del amor.

Lo que percibimos en otra persona, lo que encontramos absolutamente inaceptable, es algo que creemos que está en nuestra mente. Esa persona sencillamente lo está representando para que lo veamos. Si, por ejemplo, percibimos a alguien como perezoso, descuidado o sin inteligencia, esa persona está reflejando nuestra propia creencia en que semejante cosa es posible. Antes de poder percibirlo tenemos que creerlo, así es como funciona la proyección. Intentamos no verlo como algo propio y pensamos: yo no soy así en absoluto. Pero cuando dejamos a una pareja y tomamos otra, las mismas cosas que nos molestaban en una vienen de nuevo con la otra. Pueden tomar la forma de rechazo, abandono o cualquier otro patrón permanente de nuestras vidas.

Cuando nos hacemos conscientes de nuestros patrones de pensamiento podemos empezar a sentir gratitud hacia nuestra pareja. Podemos agradecerle que nos muestre lo que hay que sanar. Cuando empezamos a darnos cuenta de que nadie nos está haciendo nada, nos volvemos más conscientes, nuestra consciencia empieza a expandirse. Cuando nos damos cuenta de que todo nos lo estamos haciendo a nosotros mismos, somos capaces de dejar de hacerlo. Ya no tenemos que aferrarnos a los antiguos patrones de pensamiento.

Nuestro Propósito es darnos cuenta. Puede que, como el capitán Colter, no sepamos exactamente lo que somos, puede que nos encontremos en ambientes distintos, pero elegimos prestar atención. El mayor regalo que recibimos de todo esto es la sensación de estar agradecidos. Eso es lo que hace el perdón.

Escena: Colter le manda un correo electrónico a Goodwin diciéndole que el terrorista ha sido capturado, y que si ella está leyendo ese correo, es que Código fuente funciona mucho mejor de lo que ella y Rutledge son capaces de imaginar. Escribe: “ustedes creían que estaban creando ocho minutos de un acontecimiento del pasado, pero no es así. ¡Crearon un mundo completamente nuevo! Si no me equivoco, en algún sitio de la instalación de Código fuente tienen a un capitán Colter Stevens esperando a ser enviado a una misión. Prométame que le va a ayudar y, cuando lo haga, hágame el favor de decirle que…, todo va a salir bien”.

Si creyésemos de verdad en el mensaje de Código fuente, si supiéramos que no podemos cambiar nada, podríamos descansar. Ahora mismo tenemos el poder de descansar profundamente, de soltar todas las búsquedas y todos los intentos de auto-mejora. Todo va a salir bien porque todo está bien. Colter quería salvar a Christina y, al final, salvar el mundo: y lo hizo. Pero no lo hizo cambiando nada en la forma, lo hizo aceptando en su mente el Perdón completo. ¡Nuestra mente es así de poderosa! ¡Qué película tan espectacular!

 

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