ABRIRSE A LA PERSPECTIVA DEL SOÑADOR DEL SUEÑO
Del Libro de David Hoffmeister "Sosiega la Mente - De Regreso a Dios" (Unwind Your Mind - Back to God) - LIBRO III - Capítulo II
Traducido al castellano por Juan Illan Gómez.
Participante: ¿Qué uso tiene el pasado para el Espíritu Santo?
David: Es simbólico. La palabras son el pasado. Estas sesiones de enseñanza son un uso del pasado por el Espíritu Santo. Por ejemplo, cuando saco a relucir los acontecimientos de su etapa universitaria que nuestro amigo nos describió para señalar algo que está más allá de ellos, eso es un uso del pasado por el Espíritu Santo.
Participante: Ya veo. Ahora mismo estamos hablando del pasado y creemos que es el presente. Eso no lo entiendo, pero ¿es porque estoy engañado?
David: Es el punto de referencia. Imagínalo como un símbolo. Aquí está el cosmos, el cosmos espacio-temporal. Te percibes a ti mismo dentro del cosmos espacio-temporal, digamos en un planeta de un sistema solar de cierta galaxia, que llamamos la Tierra, en un continente que llamamos Norteamérica, en un estado, dentro de los límites de la ciudad, en la planta de arriba de una casa, en un dormitorio, sentado en un sofá, dentro de un cuerpo que mide 1,83. Estás observando el cosmos espacio-temporal desde un punto de referencia que parece estar detrás de dos ojos y entre dos orejas. Puede parecer que la sensación de ser se percibe dentro de la cabeza. Percibes el cosmos desde ese punto de referencia concreto que está dentro del cosmos.
Pero parece que es posible percibir el cosmos desde un punto que no está dentro del cosmos. Podría decirse que el soñador del sueño es la mente que observa todas las imágenes del cosmos, incluidas todas las imágenes que parecieron tener lugar en la historia: Abraham Lincoln, Gandhi, Julio Cesar, Jesús Cristo y Confucio, y todas las imágenes que parece que vendrán en el futuro.
Participante: El soñador observa todo eso de manera simultánea.
David: No importa qué parte concreta del cosmos se está viendo, hay consciencia de que todas son lo mismo. Si tienes una estructura gigantesca con muchas facetas diferentes, no importa qué faceta en particular tengas enfrente en un momento dado mientras giras en torno a ella. Todas se ven como lo mismo.
Participante: ¿Cómo se llega a esa consciencia cuando uno se siente dentro del cosmos? ¿Cómo se sale de él?
David: Ante todo tienes que darte cuenta de que el hacer juicios y el ordenar los pensamientos son cosas sin valor alguno para ti. Todo lo que hacemos aquí trata de empezar a ver que los juicios, las preferencias y la ordenación de los pensamientos no tienen ningún valor. Hacer juicios es un dispositivo para mantener funcionando la experiencia de estar dentro del cosmos. El abandono de los juicios es llegar al punto donde se ve que no sólo no tengo que dejarlos, sino que nunca tuve ninguna capacidad de hacer juicios. Sólo tengo que darme cuenta de que no sé hacer juicios, de que soy incapaz de hacerlos. ¿No es una maravilla? Ese es el punto de la liberación. No es que te estés dejando algo real. No estás abandonando algo que tenías y ahora estás perdiendo. ¡Nunca lo tuviste! Eres incapaz de hacer juicios. Ese es el punto donde no se percibe desde dentro del cosmos, sino desde la perspectiva del soñador del sueño.
Participante: ¿Y hay una manera de ver eso? Parece que disfruto del helado de chocolate con caramelo caliente encima. ¿Es eso un juicio? ¿Cómo contemplo eso? Lo estoy pasando mal porque no quiero que sea sólo una idea. No quiero jugar a juegos mentales. Quiero saber cómo se logra eso, si se puede lograr. ¿Cómo ajusta uno su manera de pensar?
David: Se cuestiona la percepción. El "yo" que percibe que disfruta del helado con caramelo es un montaje.
Participante: De manera que sólo con empezar a ser más consciente de todos los juicios que hago, ¿se va a deshacer a sí mismo?
David: Eso es un símbolo de desenredarse, de alcanzar claridad o discernimiento entre lo que es real y lo irreal. Eso salió aquí hace poco, nuestro amigo decía: "Pero a mí me gusta la naturaleza", igual que tu hablas del helado con caramelo. "¡Me gusta la naturaleza! ¡Y me siento equivocado porque me gusta la naturaleza!" Sigue hacia dentro la metafísica de esto y cuestiona el "yo" al que parece que le gusta la naturaleza, sencillamente cuestiona a ese "yo" al que parece que le gusta el helado. Síguelo hacia adentro.
Yo empecé por cuestionar mis papeles, lo que hacía y por qué lo hacía. Pensé: Vale, hago esto porque es mi trabajo. Bien, ¿por qué tengo este trabajo? Lo tomé porque necesito dinero. ¿Por qué necesito dinero? Necesito dinero para poder tener estas cosas. ¿Por qué necesito estas cosas? Bien, si le sigues el rastro hacia dentro, si te mantienes en seguirle el rastro, llegas a la creencia en la identidad corporal.
Participante: Correcto. Yo me siento como si hubiese hecho todo eso con el trabajo, los papeles y las relaciones con los otros cuerpos. Empecé a cuestionar todo eso porque si no tiene propósito alguno yo no quiero tener nada que ver con ello. Pero si no tengo la experiencia de no ser un cuerpo, no veo cómo voy a ir más allá de eso, salvo que la experiencia venga por medio de cuestionar. Supongo que esa es mi pregunta: ¿Es el cuestionar lo que trae la experiencia?
David: Las preguntas aún proceden del ego, pero cuestionar tus creencias y tu manera de pensar tiene significado en el aparente proceso de despertar. Deseas una experiencia que tome el lugar de ti mismo como cuerpo, y esa experiencia te vendrá por medio de tu deseo. Al principio parecerá venir a través de milagros. El instante santo es la experiencia de ser el Santo Hijo de Dios, y no este cuerpo, de ninguna manera alguna confinado a este mundo.
Parecerá que los milagros preceden a esa experiencia. Tú, por así decirlo, tuviste uno el otro día cuando viniste y dijiste: "Estaba descansando y por un instante tuve esta hermosa sensación de desapego, de liberación total, sin interés ni preocupación por nada. ¡Un milagro! ¡Eso es un milagro! ¡Fue estupendo!" Vino a ti por medio de tu deseo de él. No es que tengas que ir por ahí recolectando milagros, tu deseo te los trae. Tu deseo del instante santo te lo traerá más cerca de la consciencia.
Por eso decimos que no hay nada que se pueda hacer. Desplazar los ojos sobre las lineas de un libro no te va a traer el instante santo. El deseo y la intención de abrir la mente para ir más allá de las palabras hasta el significado de las ideas te traerá la experiencia. El reflejo de una persona leyendo un libro ahí fuera en la pantalla es sólo un símbolo, pero el deseo está en el núcleo de tu ser.
Participante: ¿Y las preguntas son también eso? ¿Son un símbolo de ese deseo hasta que yo vaya más allá de todo lo demás? Supongo que plantear una pregunta no es causativo. ¿Es el deseo de cuestionar lo que es causativo?
David: Miremos un momento el tiempo. Si crees, con el ego, que el pasado ocurrió entonces crees que en ese pasado eres culpable. Y el presente parece realmente minúsculo, parece ocultarse muy fácilmente. En ese panorama crees que en el presente no hay ningún poder, ninguna oportunidad real de cambio. El pasado es como granito macizo, el presente es como una chispa diminuta y muy fácil de ocultar, y el futuro no es más que una repetición del pasado. Culpabilidad pasada, culpabilidad futura. Miedo pasado, miedo futuro. Si de verdad crees eso, ¿para qué ibas a cuestionar nada? La creencia en el tiempo lineal inhibe el cuestionar. Si no crees que haya esperanza de salir alguna vez de ese patrón, te sientes encerrado. Parece que todo está determinado y establecido, estás condenado a una vida llena de pecado, culpabilidad, sufrimiento y disgustos. Si crees eso, ¿para qué ibas a siquiera plantear una pregunta? La mente está cerrada y ha llegado a la conclusión de que la vida es un infierno.
Participante: Y no hay ninguna salida.
David: Como el adhesivo de parachoques: "La vida es una putada y luego te mueres". Si has llegado a esa conclusión, entonces ¿para qué cuestionar nada? Cuestionar viene cuando hay una sensación de que hay algo más de lo que se ve a simple vista. Hay algo más aparte de todo esto. Cuestionar viene cuando la mente no está completamente convencida de que ya sabe todo lo que hay que saber. Luego viene el cuestionar hacia adentro, uno empieza a cuestionar cada vez más y más. Uno cuestiona la mente, las creencias y los pensamientos, lo cuestiona todo. Uno tiene que llegar al punto en que llega al borde y salta el abismo hacia la certeza. En la certeza no hay nada que cuestionar. Cristo no cuestiona. Las preguntas no tienen valor inherente. Cristo no hace ninguna pregunta.
Participante: Supongo que sabré cuando estoy ante ese abismo, porque no me parece que yo esté ahí ahora mismo. No siento que desde este punto en el que estoy podría saltar sin más.
David: No lo sientes y no lo crees. Volvemos a la Expiación, o a lo que parece no ser la Expiación.
Participante: Porque no veo cómo. Me siento como si necesitase saber cómo hacerlo. No veo un portal, no veo el abismo.
David: Permanece atento. Lo tienes justo delante de la nariz. En, por así decirlo, la parábola de David, recuerdo metafóricamente estar muy atraído por estas ideas. Aún tenía mis dudas pero sentía que ahí había algo. Uno siente que hay algo, que hay esperanza de emancipación, de felicidad, paz y libertad. Pero uno no está realmente anclado a ello, es más una esperanza que una certeza.
Participante: Puedo decir que sé que está ahí por mis experiencias con hongos alucinógenos. Aunque en el tiempo lineal parezca haber sido hace años, la intensidad con que lo experimenté me permite saber que es real. Y las pequeñas experiencias como la que tuve el otro día me permiten saber que es real. Pero me siento como si estuviese en un laberinto. Necesito ser guiado para saber como llegar al abismo, o como librarme del miedo para poder saltar. Quiero no tener miedo. Siempre tuve la idea de que Dios es amable y sabe que tengo miedo. Siempre imaginé un proceso en el que el miedo se minimiza lentamente hasta el punto en que saltar es natural.
David: Esa metáfora ha sido útil, pero ahora los velos que la cubren también están empezando a caer.
Participante: Todavía tenía la sensación, incluso entonces, de tener elección. Y ahora no es diferente en absoluto. Tengo que tomar una decisión sobre si quiero ir a por ello. En aquella época no me sentía bastante fuerte para dejarlo ser mi realidad.
David: Crees que las elecciones y las decisiones están en el tiempo lineal. Lo describes como si entonces hubieses tenido la posibilidad de elegir. ¿Quién era el "yo" que tenía elección? ¡El cuerpo! ¡El cuerpo! Parece que el cuerpo tiene elección. O, más allá de eso, tú qué eres, ¿una persona? Así, tienes que creer que las personas tienen decisiones que tomar. No sólo tiene elección el cuerpo, sino que parece que los demás cuerpos también pueden tomar decisiones. ¿Crees que esos otros cuerpos tuvieron decisiones que tomar en el pasado, como el cuerpo del que hablas? ¡También te crees eso! [risa] Ahí vamos. Ya estamos llegando a algunos componentes fundamentales de lo que crees. Crees que las personas toman decisiones. Crees que en el pasado hubo elecciones reales. ¿Crees que el futuro traerá algunas decisiones reales que tomar? [gestos de afirmación del grupo] ¡Ahí vamos! Entonces, es obvio que crees que las decisiones están dentro del ámbito del tiempo lineal, y que las personas son los instrumentos o los agentes de las decisiones, las entidades que tienen elección. Tenemos que seguir eso hacia adentro para ver si hay una elección o una decisión que acabe con todas las decisiones. ¿Donde tendría que ser eso?
Participante: Ahora. Porque ahora es el único tiempo que existe. Pero todavía pienso en ahora como un ahora en movimiento.
David: Ah, un ahora en movimiento. Entonces, ¿hay un ahora pasado y un ahora futuro?
Participante: El pasado siempre sigue al ahora y el nuevo ahora siempre empuja al futuro. Así es como yo pienso en él, como un ahora en marcha.
David: ¡Sí! ¡Esta es buena! Ya estamos entrando en tus creencias sobre el tiempo: tenemos ahora pasado y ahora futuro. [risa]
Participante: Una vez leí que un maestro decía que si tienes una cita a mediodía del jueves de la semana que viene, escribes eso y cuando se vuelva ahora, vas a la cita. Ciertamente parece que hay semanas venideras y que tengo compromisos, como estar en el trabajo hoy a las tres y cuarto. Aunque comprendo que el reloj sólo hace dar vueltas sin que nada cambie en realidad, cuando vea las tres en el reloj haré todo lo posible por levantarme e ir, hasta que vea otra cosa que me permita decir: No, ya no voy a hacer eso.
David: Lo crees, y por tanto tienes experiencias que dan testimonio de ello, incluido leer lo que dijo ese maestro. La mente consigue exactamente lo que quiere, la mente ve aquello en lo que cree. Si la mente cree en el tiempo lineal, ve un mundo en el que el tiempo parece ser lineal. También ve otras figuras en el sueño que también parecen dar vueltas alrededor del reloj. De manera que nosotros cuestionamos, cuestionamos, cuestionamos, cuestionamos y cuestionamos. Si hay una decisión que va a poner fin a todas estas aparentes decisiones, tiene que ser ahora,y tiene que ser una decisión muy diferente de las decisiones del mundo, diferente de elegir comprar un automóvil, trabajar en algún sitio, casarse con alguien o marcharse hoy de la casa.
La elección de la que hablamos es de contenido y no de forma. Uno tiene que cuestionar todas las elecciones personales del mundo, tener hijos o no tenerlos, ir o no ir al trabajo; todas las decisiones que uno cree que fueron reales en el pasado y todas las que uno cree que serán reales en el futuro. Uno tiene que cuestionarlas y preguntarse si realmente hay elección. ¿Estás abierto a una decisión de propósito, a una elección de contenido que sólo puede hacerse ahora mismo?
Participante: Pero ¿no es siempre ahora mismo? ¿Podría yo haber tomado esa decisión ayer?
David: ¿Quién? ¿Quién es ese? Todavía crees que hay un "yo".
Participante: Vale, déjame sacarlo de ahí. Cuando empiece a darme cuenta de que no soy un cuerpo, ¿me daré cuenta de que siempre he estado en la eternidad, y eso será ahora mismo porque en la eternidad siempre es ahora?
David: Es importante no quedarse demasiado colgado de ello, pero creo que es estupendo que veas que todo se reduce al tiempo. Lo ves, sencillamente por estar sentado aquí y hablar de ello. Dices que sí, que crees en las decisiones pasadas y en las decisiones futuras, y que crees en esa persona que tuvo elección en el pasado y tendrá elección en el futuro. Todo eso es la mente errada. Conforme sigues estando dispuesto a mirar todo ello más de cerca y a estar abierto a la idea de que tal vez has estado equivocado en todo, te estás abriendo a una experiencia diferente de lo que ha parecido ser. Llegará. Ha llegado. La aceptarás. Te darás cuenta de ello.
Participante: Todavía tengo la sensación de que hubo un tiempo en que no la aceptaba. Tengo la sensación de que de lo que parece tratarse esta vida es de esa aceptación.
David: "La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo". T-2.V.5 ¡La única responsabilidad! No se trata de tu responsabilidad en el trabajo, ni como padre ni como marido. No se trata de tu responsabilidad como ciudadano respetuoso de las leyes. Es tan sencillo como esto: tu única responsabilidad es aceptar la Expiación.
Participante: Supongo que necesitamos hablar más de lo que eso implica, porque yo no lo sé. Ahora mismo para mí todo esto no son más que palabras.
David: ¿Es que hemos hablado de otra cosa en estas sesiones? Una sesión de enseñanza es eso: contemplamos los que ahora mismo se está interponiendo en el camino de la aceptación. ¡Qué alegría empezar a ver algunas de las suposiciones en las que uno cree, aunque parezca incómodo! Creer en ilusiones pero sin tener ni idea de que uno cree en ilusiones, ¿es eso lo que quieres? Crees que vives en el mundo real y ni siquiera tienes idea de que hay algo más allá de esto: ¿Mente? ¿Qué es la mente? No la veo. No la puedo saborear. No la puedo tocar. Ni siquiera sé si existe tal cosa. Cuando crees en la realidad de lo que te muestran los sentidos sin darte cuenta de que hay algo más allá estás doblemente apartado de la realidad.
Estás apartado de la realidad sólo una vez cuando empiezas a ver que este mundo es de tu propia fabricación. Lees en el Curso que te has inventado este mundo y que procede de tus creencias. Bueno, eso todavía es incómodo, ¿Qué descanso hay en creer que has aceptado creencias falsas? ¡Pero ya sólo estás a un paso de la realidad! Estás regresando a la mente y viendo que tú no eres esto. El ego es historia.
Antes de poder llegar a aceptar la Expiación uno tiene que sacar el ego a la consciencia y verlo como lo que es. No te dejes engañar por todas sus formas cambiantes, hay que subir a la consciencia la manera de pensar del ego. Esto tiene que venir. Se tiene que percibir el darse cuenta de que el ego es historia. El ego es falso. El ego es el pasado. El ego no es nada. Uno tiene que cuestionar el tiempo. Uno tiene que cuestionar el tiempo lineal, tiene que cuestionar la relación causa-efecto. Antes de poder decir que el ego no es nada de una manera significativa y experimentada hay que mirar dentro de todo esto. Lo contrario sería una negación: Ah estupendo, no ha pasado nada. Pero ¿cómo me siento? Ciertamente parece que ocurrió algo. Ahí es donde entra el cuestionar.
Ninguna cantidad de palabras conseguirá nunca negar al ego. Sólo existe la experiencia. El milagro es la negación del ego, pero el milagro no es sencillamente un montón de palabras. No es que uno pueda memorizar el libro hasta llegar al punto de decir: ¡Ya lo tengo! ¡Ya he generado bastantes palabras para poder deshacer el ego! Eso no funciona.
Por eso no estudiamos el ego por el gusto de hacerlo. El propósito es llegar a ser conscientes del milagro. El milagro deshace el ego. La psicoterapia tradicional es un símbolo del estudio del ego. ¿Dónde te lleva el estudio de los mecanismos de defensa del ego si no trae paz, alegría y felicidad? ¿De qué sirve saber de mecanismos de defensa? ¿De qué sirve escrutar el ego o incluso estudiar el Curso si no eres feliz? ¿Para qué leer las palabras si no se aplican, si uno no va dentro de la mente a encontrar una sensación interior clara de discernimiento? No es más que otra maniobra del ego. El ego va a usar el Curso para protegerse a sí mismo escondiéndose detrás de palabras que suenan bien.
En la sección titulada "El ego – El milagro" de la Clarificación de términos, Jesús nos dice que en realidad no se puede definir el ego, pero que el milagro es su contrario, el milagro nos muestra lo que era el ego. Esa es la clave. Uno tiene que ver que el ego es el pasado, y no el presente. El ego no existe ahora. ¿Puedes captar la claridad de eso? Ahora no hay ningún David, ahora no hay ningún amigo. ¡Ahora no hay pasado, ni presente ni futuro! ¡Ahora no hay mentes privadas! ¡Ahora hay una mente única! ¡La condición de persona y todas las cosas de las que hablamos fueron! La unicidad de la Mente Es! Esa es la diferencia clave.
Utilicemos la metáfora del cosmos. Cuando uno ve el cosmos desde una perspectiva que parece estar dentro del cosmos, es una distorsión de la mentalidad errada. El milagro es ver el cosmos tal como es, desde una perspectiva que no está dentro del cosmos: ver lo falso como falso, ver que el pasado ya pasó.
Al principio es útil cuestionar porque uno se abre a recibir otra respuesta, uno se abre a recibir al Espíritu Santo. Pero vendrá la experiencia que ponga fin a todas las preguntas. Las preguntas parecerán dejar de tener sentido. Ahora tienes un vislumbre de eso. Muchas de las preguntas que parecían plantearse antes ya no parecen tan significativas como lo parecieron, no parecen tan serias.
La mente engañada se inventa preguntas para acallar la Voz de Dios. Plantea lo que yo llamo "preguntas me gustaría saber", preguntas aparentes que en realidad son afirmaciones. Cada vez que oigas pensamientos como: Me gustaría saber porqué fulano le hizo tal cosa a mengano, imagínate detrás de ti un cartel que dice: ¡Soy un ego! Me gustaría saber. Soy un ego. Y ¿cómo sería una pregunta con significado? ¿Estoy dispuesto a ayudar al Espíritu Santo a salvar el mundo? Hmmm, esa pregunta es diferente de: ¿Pido un burrito o un taco con pollo?